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En un ataque de celos, Patricia ordenó el asesinato de Arlet Samantha

“Nos veía ‘ñeros’ y ‘nacos’ […] quien nos ofenda debe desaparecer”, mientras Juan Carlos relataba el crimen contra la joven de 22 años, Patricia sonreía

Escrito en METRÓPOLI el

La sentencia de 40 años de prisión que Juan Carlos y Patricia, apodados como los “Monstruos de Ecatepec” fue resultado de la atroz confesión del feminicidio de Arlet Samantha Olguín Hernández.  

De acuerdo con Juan Carlos, fue orden de Patricia el asesinato de la joven de 22 años, según información de Milenio.

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El feminicida relató que conocieron a Arlet Samantha cuando se mudaron al número 530 de Playa Tijuana, en la colonia Jardines de Morelos, en Ecatepec, Estado de México.

Para Juan Carlos, desde que cruzó miradas con Olguín Hernández, él sabía que sería su víctima.

“Ella iba bajando las escaleras y nos miramos a los ojos, tuvimos química, como si ella supiera que yo le iba a quitar la vida. Sabía que era el próximo bisne”

Entonces, le ordenó a Patricia que se ganara la confianza de Arlet Samantha. Según el propio Juan Carlos, su esposa le dio permiso para “estar” la joven de 22 años.

El feminicida calificó a Patricia como “la mera jefa de las operaciones”, mientras que a Arlet Samantha la describió como una persona “hermosa, inteligente y perspicaz”.

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Luego, Juan Carlos se enteró a través de una vecina que la joven los veía como “ñeros” y “nacos”.

“Me enteré por otra vecina que ella nos veía como ñeros y nacos. Esa era una ofensa para mi mujer y quien la ofenda debe desaparecer”

Sin embargo, la orden del asesinato, según el propio Juan Carlos, vino de Patricia, a quien le dio un ataque de celos por como su esposo veía a Arlet Samantha.

Patricia llevó a Aret Samantha a su casa, donde Juan Carlos le pidió que “cooperara”. Ante la amenaza, la joven intentó gritar, pero Patricia la silenció con clavándole un cuchillo en el tórax, luego él terminó el crímen cortándole el cuello.  

Posteriormente, Juan Carlos la descuartizó en el baño. Parte de sus restos fueron cocinados por los "Monstruos de Ecatepec", mismos que ellos comieron, también alimentaron con esa carne a sus perros.

Los huesos, por otra parte, fueron vendidos a un santero, a quien le hacía la entrega en una estación del Mexibús. E incluso vendieron su celular.

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Mientras Juan Carlos detallaba el atroz crimen en contra de Arlet Samantha Olguín Hernández, Patricia, presente y en silencio, no dejaba de sonreír.

Con información de Milenio

rgg