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Semana de pesadilla para el gobierno de AMLO

El lunes Alfonso Durazo presentó “avances” en seguridad, media hora después y los días siguientes la violencia azotó a varias zonas del país

Escrito en NACIÓN el

Sonriente, enfático, con un porte ilustre y desde muy temprano, Alfonso Durazo informaba sobre los “avances” en materia de seguridad en la conferencia mañanera protagonizada por el presidente Andrés Manuel López Obrador.

Eran las 7:00 horas del lunes 14 de octubre, el secretario de Seguridad y Protección Ciudadana aseguraba que no había “nada que presumir”, sin embargo, refirió que el país se encontraba en un “punto de inflexión” con una tendencia delictiva a la baja, la pacificación daba frutos.

El ambiente positivo de la “mañanera” y los pronósticos amables en materia de seguridad  se esfumó apenas media hora después de iniciada la conferencia y de ahí no pararían en el transcurso de la semana.

A las 7:30 horas, mientras aún hablaba Durazo en Palacio Nacional, un convoy de la Policía Estatal de Michoacán era emboscado por hombres fuertemente armados, en la refriega 13 uniformados murieron, sus superiores no los auxiliaron, algunos de ellos no tenían armas, los sobrevivientes lo fueron porque se escondieron.

Detrás de la masacre estaban presuntos miembros del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) –organización que ha protagonizado en las últimas semanas diversos hechos violentos particularmente en Michoacán– quienes no satisfechos con la masacre quemaron las patrullas y algunos de los cuerpos.

Al día siguiente, Durazo salió a criticar al ayuntamiento de Aguililla por no firmar el acuerdo de colaboración con el gobierno del estado. El presidente, por su parte, sólo lamentó los hechos.

Diez horas después de las palabras de Durazo, a las 17:30, en Iguala, Guerrero, elementos del Ejército fueron agredidos por un convoy de hombres armados que se habían topado de frente. Un solo soldado con metralladora disparó contra los civiles, matando a 14 de ellos y muriendo en la “hazaña”. Las víctimas eran presuntos miembros de Guerreros Unidos.

La escena de los hechos arrojó varias irregularidades, como la diferencia de bajas entra ambos bandos, las escasas armas de los presuntos criminales, las nulas huellas del enfrentamiento en vehículos militares y casas aledañas. Todo esto derivó en una investigación iniciada por la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH).

Dos horas más tarde, en Acámbaro, Guanajuato, hombres armados atacaron un hotel donde se hospedaban elementos de la Policía Federal, lanzando incluso una granada en contra de los uniformados. En respuesta los oficiales iniciaron una persecución que dejó cuatro presuntos criminales muertos.  

En la conferencia mañanera del miércoles, Andrés Manuel sólo abordó lo sucedido en Guerrero, de nuevo lamentó los hechos, sostuvo que no habría más masacres en su administración y que se estaba haciendo un “buen trabajo”.

La cereza del pastel en la semana de violencia ocurrió el jueves en Culiacán, Sinaloa, donde en redes sociales, desde las 15:30 horas, se reportaban la presencia de diversos hombres armados paseándose por las calles sinaloenses, protagonizando bloqueos, incendios y enfrentamientos con las fuerzas federales.

Las autoridades estatales se limitaron a decir que la información estaba a cargo del gobierno federal y llamó a los ciudadanos a no salir de sus casas, mientras trascendía que la violencia ere respuesta del cártel de Sinaloa por la detención de uno de los hijos de Joaquín Guzmán Loera, “El Chapo”.  

López Obrador, por su parte, refirió que la información será dada por el gabinete de seguridad, sin dar más detalles.

No fue hasta pasadas las 20:00 horas que Durazo, a través de un video, refirió que 30 elementos del Ejército y de la Guardia Nacional fueron atacados por unos hombres armados desde el interior de un inmueble en Culiacán, estos respondieron el ataque y aseguraron el lugar. Reiteró que en ningún momento se trató de un operativo.   

Alfonso aseguró que uno de los atacantes era Ovidio Guzmán López, hijo de “El Chapo”, que fue identificado, lo que generó que sicarios rodearan con una fuerza mayor a los uniformados, por lo que se decidió “suspender dichas acciones”, con el propósito de salvaguardar a la ciudadanía y a los oficiales.

El mensaje de Durazo fue ambiguo, sugería que Ovidio fue liberado, pero no lo decía explícitamente. Sin embargo, a las pocas horas se confirmó que en efecto, el heredero de Guzmán Loera había sido liberado.

En la conferencia mañanera de este viernes, el presidente confirmó la versión de la liberación de Guzmán López, respaldó la decisión y dijo estar de acuerdo, pues se hizo con el fin de evitar una masacre.

También refirió que la captura se dio en un operativo con motivo de una orden de aprehensión en contra de Ovidio con fines de extradición. Andrés Manuel contradecía la versión de Durazo.

Al terminar la mañanera, el gabinete de seguridad dio una conferencia donde Durazo aceptó la existencia de un operativo contra el hijo de Guzmán Loera; Luis Crescencio Sandoval, titular de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) relató la versión “real”.

Elementos de la Policía Ministerial Militar y de la Guardia Nacional fueron los primeros que dieron con el hijo de "El Chapo", quienes actuaron de manera precipitada, con deficiente planeación, omitiendo además el conceso de sus mandos superiores.

Los uniformados identificaron el lugar donde se encontraba Ovidio, pero carecían la orden de cateo para ingresar al inmueble, por lo que esperaron la misma rodeando el inmueble. Fue entonces cuando los ministeriales fueron atacados por miembros del cártel de Sinaloa. En consecuencia, se ordenó que el personal dejara el inmueble para evitar una masacre.

Como saldo de los hechos violentos, hubo 19 bloqueos de diferentes vialidades, 14 agresiones con arma de fuego contra militares y elementos de la Guardia Nacional, además, 49 reos fueron liberados del penal de Aguaruto.

Debido a las agresiones hubo siete elementos del Ejército y Fuerza Aérea heridos por arma de fuego, un oficial y ocho elementos de tropa retenidos que luego fueron liberados y 68 vehículos militares con impactos de arma de fuego, así como ocho muertos, un civil, un agente de la Guardia Nacional, un interno y cinco agresores.

En la semana negra que desnudó la fallida estrategia de seguridad, en cuatro eventos violentos murieron 40 personas.

Este viernes, Quintana Roo se suma a la ola de ataques contra autoridades de seguridad y de las Fuerzas Armadas de esta semana. El lunes fue Michoacán, martes Guerrero y Guanajuato y jueves Sinaloa. Ahora se reporta un ataque contra efectivos de la 34 a Zona Militar en la zona sur Quintana Roo.