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¿Sismos con epicentro en CDMX arriesgan a la población?

El geólogo Sergio Almazán explicó a La Silla Rota que estos temblores, aunque no son frecuentes, podrían rebasar los 4 grados y se van a seguir registrando

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Escrito en METRÓPOLI el

Esta semana volvió a temblar con epicentro en la delegación Venustiano Carranza y aunque fue de magnitud de 2.5 grados Richter, hubo quienes sintieron como si hubiera sido una explosión o un pequeño jaloneo. 

El geólogo Sergio Almazán, Premio Nacional 2003 y autor del libro “Planeta Tierra, riesgos geológicos y desastres naturales”, explicó a La Silla Rota que estos temblores, aunque no son frecuentes, podrían rebasar los 4 grados y se van a seguir registrando a lo largo de los años en la Ciudad de México. 

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El fundador del proyecto Chematierra explicó que los temblores con epicentro en la Ciudad de México siempre han existido. Recordó que México está situado en una zona altamente sísmica: en el Cinturón de Fuego del Pacífico, por lo que está afectado por cinco placas tectónicas: Pacífico, Rivera, Cocos, Caribeña y Norteamericana. 

Los sismos se pueden dividir en dos tipos: los interplaca, que son los más frecuentes, tienen mayor magnitud y ocurren entre los límites de las placas tectónicas cuyos epicentros son en las costas de Jalisco, Colima, Michoacán, Guerrero, Oaxaca y Chiapas. Pueden generar tsunamis, ya que se generan en el fondo de mar. 

 Los temblores intraplaca son menos frecuentes y tienen una magnitud menor. Se caracterizan por tener poca profundidad y los epicentros se dan cerca de la supercificie, esto provoca que se perciban de manera local. 

“Los sismos intraplaca son los que hemos sentido en la Ciudad de México. Hay que recordar que esta cuenca se encuentra en el sector central del eje neovolcánico y es un rasgo topológico muy importante. En las partes altas de la ciudad se compone de rocas duras y volcánicas. Mientras que las partes bajas hay rocas blandas, que son sedimentos lacustres”.

Añadió que los sismos intraplaca, como los que ocurrieron en Tlalpan y Venustiano Carranza,  suceden al interior de la placa Norteamericana y obedecen a diversos factores. 

Entre ellos,  la reactivación de fallas antiguas o por la tensión regional en el Valle de México, es decir, al chocar las placas en el fondo del océano desencadenan tensión al interior. 

“Puede ser que estos sismos que hemos tenido, de alguna manera desequilibraron la tensión que existe en la Cuenca de México y a veces esa tensión es liberada y se da este tipo de movimientos, que son menos frecuentes y de menor magnitud”. 

Explicó que en la Cuenca tenemos rocas duras y volcánicas, y por el otro lado están las blandas. Al estarse moviendo continuamente las placas tectónicas a una gran escala, también se forma tensión y ocasionalmente esa tensión se libera y puede formar pequeñas rupturas en estas fallas normales, que provocan este tipo de sismos leves. 

Otro factor puede ser el fenómeno de subsidencia que tiene la Ciudad de México por la extracción de agua, la cual genera oquedades y ocasionalmente, también colapsos. 

“Toda esta situación genera este tipo de sismos, que no son exclusivos de la ciudad. También se dan a lo largo de la placa Norteamericana. Por ejemplo este jueves hubo un sismo de 2.5 en Boston, Estados Unidos. También se dio este tipo de liberación de una misma placa”.

El especialista descartó que este tipo de sismos, los intraplaca, representen un riesgo para la población, así como para los edificios de la ciudad o incluso para los inmuebles que quedaron dañados, luego del temblor del 19 de septiembre. 

“Es importante que la gente conozca el espacio físico que nos rodea, en ocasiones lo olvidamos. Saber que siempre se está moviendo, pues estamos en un planeta dinámico, eso nos debe de dar la oportunidad de conocer a qué tipo de riesgos geológicos podemos estar sujetos, dependiendo del lugar donde nos encontremos y estar preparados como enfrentar un evento de estas características”. 

Comentó que los sismos con epicentro en la Ciudad de México no son excepcionales pero tampoco son frecuentes ni se producen de manera intensa; reconoció que sí podrían ser de magnitud un poco mayor a cuatro grados. “Sin embargo, no tenemos por qué alarmarnos”. 

No obstante, dijo que la ciudadanía tiene que estar siempre preparada para prevenir y enfrentar, en su caso, un sismo de mayor magnitud como los que ocurren en la costa. 

fmma