Desde las 5 a.m. la señora Yolanda Espinoza, de 74 años de edad, se levanta a limpiar la casa, preparar el desayuno y hacer la comida. Ella se encarga de cuidar a su nieto Max, de cuatro años de edad porque su hija está haciendo home office y no le queda tiempo libre para jugar con su hijo.

“Ya ves que con eso del home office, no la dejan de llamar ni un segundo”, comentó la señora Yolanda.

La señora Espinoza ayuda a cuidar a su nieto ya que “el novio se espantó cuando su hija se embarazó”. “Nos quedamos solas. Yo sólo me encargo del desayuno y la comida. Hoy en la mañana preparé un chorizo que tenía. Pique un jitomate, cebollita con su ajito -dice simulando como lo hizo- y le puse cilantro”, agregó.

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 En un banco que ella misma lleva al parque Pombo, en la colonia San Pedro de los Pinos, se sienta a cuidar a su nieto quien corre a espantar a las palomas.

 “Me lo saqué un rato porque se cansa de estar en la casa todo el día”, dijo Yolanda. “Bueno, yo también me aburro de estar encerrada. Me traigo mi banquito porque luego vengo y todo está ocupado”.

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 “No nos da miedo salir, usamos todas las medidas de prevención. ‘¿Verdad Max que no nos da miedo, verdad que sabes qué es eso del coronavirus”, le dice a su nieto.

“Prefiero tomarme mis análisis en la farmacia”

La señora Espinosa prefiere ir cada semana a la farmacia San Pablo a hacerse sus exámenes semanales. 

“Ahí me toman la presión y el azúcar. En el seguro no, sólo voy por mi medicinas, porque si les pido que me hagan mis exámenes se tardan un mes. Ahora con el amontonado de gente se tardan más”.

Mientras respondía a las preguntas, saludaba a los vecinos de la colonia, ya que como todas las tardes, la señora Yolanda sale a tomar aire fresco junto con Max, mientras su hija se queda trabajando.