La demócrata Kamala Harris ha roto tres techos de cristal. Se convirtió en la primera mujer electa para ser vicepresidenta de Estados Unidos, pero también en la primera persona afrodescendiente y la primera de origen sudasiático en llegar a la segunda posición más poderosa del país. Además, es la primera hija de inmigrantes en lograr esta hazaña.

Pero Kamala Harris está acostumbrada a romper moldes y estereotipos. En 2010 se convirtió en la primera mujer de color en ser fiscal general de California. En 2016, se convirtió en la segunda mujer afroamericana y la primera de origen sudasiático en ser parte del Senado.

Harris llegó a la vicepresidencia tras ser seleccionada por Joe Biden como su compañera de campaña en agosto de este año. A finales de 2019, la exfiscal y exsenadora anunció su candidatura a la presidencia, en la cual compitió contra otros demócratas como Bernie Sanders, Elizabeth Warren, e incluso el mismo Joe Biden.

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Las políticas “duro contra el crimen”

La demócrata abandonó la competencia a principios de este año por falta de apoyo. Varias fuentes explican que esto se debe a controversias en la carrera de Harris. Como fiscal, tuvo mano muy dura en asuntos que afectaron a las comunidades más empobrecidas, como pasar una ley que criminalizaba a padres cuyos hijos faltaran a más de 10% de sus clases. Estas políticas de “duro contra el crimen”, adoptadas por los demócratas en los 90s, causaron incrementos en la población carcelaria.

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La importancia de Harris en el triunfo de Biden

Sin embargo, Harris ha cambiado varias de sus posturas. Se cree que ella es una de las razones por las cuales Joe Biden ganó las elecciones, ya que demuestra un entusiasmo que no siempre se nota en el presidente electo.

Además, se prevé que tras esta victoria, Harris podría convertirse a la contendiente demócrata por la presidencia en 2024. Esto se debe, en parte, a que Biden cumplirá 78 años este mes y no se espera que contienda por un segundo término.

Es innegable que la elección de Kamala Harris como vicepresidenta es una victoria para la igualdad de género en el país, sin importar la opinión que se tenga sobre su pasado político. “Las mujeres líderes negras son tan importantes para esta democracia precisamente porque se atreven a seguir soñando, incluso después de la inmediatez de una pesadilla perpetua como la de Donald Trump,” escribió la revista Time. “La representación no lo es todo. Pero es absolutamente algo”.

También existe el argumento de que la elección de una mujer y de una persona de color no es suficiente para sanar a Estados Unidos de su historia de sexismo y racismo.