En los últimos 110 días una frase se ha repetido constantemente “quédate en casa” dando por hecho, que todos tenemos casa, comida, sustento, agua y que no se tiene necesidad de salir, porque en casa, hay una alguien, normalmente representado por una mujer, que cuida de los hijos, padres, personas con discapacidad o enfermos.

Sin embargo, el “quédate en casa” no es neutral, en realidad representa una carga de trabajo adicional para las mujeres y una fuente de tensión. Socialmente la mujer es la responsable del trabajo doméstico, de los trabajos de cuidado en niños y personas de la tercera edad, cuidado de la salud o con discapacidad, tareas que son reforzadas desde diferentes figuras de poder, que refrendan roles estereotipados, al señalar que son las madres o las abuelas las encargadas de las tareas de cuidado.

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Mujeres realizan 76.7%  de las labores de cuidado

En México, la mujer realiza el 76.7% del trabajo no remunerado del cuidado y los hombres solamente el 23.3%, es decir 3.29 veces más (INEGI, 2019) Estas cifras desproporcionadas, se agravan durante la pandemia, con los niños y jóvenes en casa, a la mujer se le ha incrementado notablemente el trabajo, debido a que no solamente tiene que ingeniárselas para que sus hijos continuen su educación, trabajar desde casa, realizar el trabajo doméstico y además, cuidar que no hagan ruido o no molesten al papá.

Cuando el hombre hace home office o está en casa, se busca que no sea “molestado”, además del reducido tamaño de las viviendas en México (entre 28 y 42 metros en promedio la vivienda de interés social) y las condiciones de hacinamiento, que de acuerdo al CONEVAL (2010), el 11.8% tienen carencias por hacinamiento (más de 2.5 personas por cuarto) y el 17% tienen carencias en calidad y espacios de la vivienda, en las cuales es imposible el aislamiento en casos de contagios por COVID-19.

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Desigualdad de las mujeres en pandemia

Hay una realidad que ha sido ignorada por el “quédate en casa”, operado ausente de desigualdades sociales y de las diferentes mujeres que conviven en un país con 125 millones de habitantes, donde el 51.5% son mujeres, las cuales viven y padecen el confinamiento desde sus diferentes circunstancias. Aún con los sesgos que implica se abordaran algunas de las formas en que las mujeres en México viven el confinamiento.

1. Brecha laboral

La población económicamente activa de mujeres es del 44.1% (Inegi, 2019), las cuáles se ubican en el sector servicios 53.2% servicios y el comercio 25.8%, que son precisamente los más afectados en esta contingencia por el cierre o despidos. El 77% de las mujeres que laboran en el mercado laboral no tienen acceso a guarderias.

El 59.1% percibe hasta dos salarios mínimos y el 6.7% no recibe ingresos y un 55.1% de las mujeres mayores a 15 años tienen pocas expectativas de insertarse en el mercado laboral formal. En el confinamiento, en el mejor de los casos, tienen que hacer malabares para combinar todos los roles y cumplir con el trabajo en el peor se encuentran desempleadas y las personas bajo su cuidado desprotegidas y vulnerables.

2. Trabajo informal

Las mujeres tienen una representación desproporcionada en el trabajo informal, que tiene como características: menores ingresos, sin prestaciones sociales, sin servicios médicos, con ingresos irregulares. Del total de mujeres mayor de 15 años que trabajan, el 57.6% lo hacen en este sector, proporción que se incrementa hasta el 82% en las jóvenes y cuando se vive en el ámbiente rural el 70% (INEGI, 2020) 

3. Trabajadoras del hogar

De acuerdo con la ENADIS 2017, 4.8 millones de mujeres de 18 an~os y ma´s realizaban o habi´an realizado trabajo del hogar remunerado en una vivienda particular, sin embargo durante la pandemia, un número aún no revelado, se encuentra desempleada y sin ningún tipo de prestaciones o servicio social.

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4. Jefas de familia

Del total de hogares en el país, el 42 % de los nucleares, 32.4 de los ampliados y el 19% unipersonales, son encabezados por mujeres.

5. Cuidado de la salud no remunerado

Las mujeres aportan el 70.3% del valor económico equivalente del trabajo no remunerado que equivale a 230.9 millones de pesos (precios 2017) y son las principales encargadas de la atención de los integrantes del propio hogar (51.4%) así como para el apoyo en los cuidados de salud de integrantes de otros hogares (18.95) (INEGI, 2019) 

Las mujeres en México, confinadas en hogares violentos y con su agresor, durante el período de marzo a junio se han cometido 309 feminicidios y se han recibido llamadas al 911 denunciando 1 246 delitos de violación, 90 314 llamadas de violencia en contra de la mujer, 1 742 abuso sexual, 2 801 casos de acoso u hostigamiento sexual, 82 774 violencia de pareja, 247 170 de violencia familiar. El marcado incremento de un mes a otro en el número de llamadas y pedidos de auxilio de las mujeres, debería ser una llamada de alarma a los gobiernos, con el fin de implementar protocolos y acciones especiales para atender la emergencia de la violencia en contra de la mujer durante el confinamiento.

Sin instituciones de apoyo, sin recursos, confinadas ¿cómo le hacen las mujeres, para salir adelante? Y cómo jefa de familia ¿Quién cuida a sus dependientes? Cómo empresaria ¿Cómo salir adelante en esta crisis? ¿Cómo mujeres violentadas, cómo hacer frente a esta situación ante un estado que no reconoce esta violencia?

6. Un pendiente del Estado: políticas públicas en tareas del cuidado

El Estado mexicano ha sido omiso ante la necesidad de establecer políticas públicas de cuidado, hasta el día de hoy, una gran parte éstos se proporcionan a través de las actividades no remuneradas que realizan las mujeres y en el momento actual, ante la pandemia, no se han establecido medidas, que apoyen a las mujeres para enfrentar la crisis y no se han considerado las enormes desigualades sociales.

El trabajo de cuidado, representan el 23.5% del PIB (INEGI, 2019) y la mayoría de éste lo realizan mujeres, lo que representa 5.5 billones de pesos, sin embargo, las mujeres han sido olvidadas en las políticas públicas. El cuidado de la salud constituye una de las actividades con mayor relevancia en el hogar y con mayor precio en el mercado. En la actual pandemia, no han recibido ningún tipo de apoyo, para ellas y sus dependientes, lo que las coloca en una situación de vulnerabilidad y de desigualdad.  

El “quédate en casa” como se ha operado en México, es miope de la realidad del trabajo de cuidado, ciego ante las enormes desigualdades de vivienda, de trabajo, laboral y de salud, ausente de políticas públicas que apoyen a la población más desprotegida y sobre todo que compense de manera mínima, a las mujeres que realizan los trabajos de cuidado y protección que corresponden al Estado. El “quédate en casa” descansa en el trabajo no remunerado de las mujeres.

Dr. Edgar Iván Zazueta Luzanilla

Twitter: @Edgarivanzaz

Doctor en Ciencias, con especialidad en Desarrollo Regional por el Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo, A. C., pertenece al Sistema Nacional de Investigadores y a la Red Conacyt “Género, Sociedad y Medio Ambiente (GESMA). 

María del Rosario Fátima Robles Robles

Profesora Investigadora de la Universidad Estatal de Sonora

Doctorado en Ciencias Sociales por El Colegio de Sonora 

rosrobles@yahoo.com.mx