La lista de crímenes por lo que se le acusa a Joaquín Guzmán Loera, “El Chapo”, cada vez es más larga.
Extraditado en Estados Unidos y con el juicio a la vuelta de la esquina, el líder del Cártel de Sinaloa ha sido acusado por más asesinatos, entre ellos el del agente de la DEA, Enrique Camarena.
Las acusaciones provienen de un policía mexicano infiltrado dentro del extinto Cártel de Guadalajara y de un ex agente de la DEA a la cadena de televisión estadunidense WFAA, afiliada a ABC.
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Héctor Berrellez, ex agente de la DEA y líder de la "Operación Leyenda", encargada de investigar el asesinato de Camarena Salazar, sostiene que Guzmán Loera estuvo involucrado en la tortura de "Kiki".
“Él torturó a ambos”, señala Berrellez sobre “El Chapo” en referencia a “Kiki” Camarena y a su piloto Alfredo Zavala Avelar.
Por su parte, Jorge Godoy López, ex policía Judicial de Jalisco, relató que Joaquín Guzmán fue uno de los encargados de secuestrar a Zavala Avelar.
En ese momento, el rango de Guzmán Loera era inferior dentro del mundo del narcotráfico.
Jorge Godoy López (Foto Especial)
Godoy López relató más casos de asesinatos en donde “El Chapo” estuvo implicado mientras formaba parte del Cártel de Guadalajara.
Primero fueron cuatro estadunidenses, quienes se encontraban en Jalisco como misioneros. El cuarteto cometió el "error” de tocar la puerta donde vivía un capo de la droga.
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De acuerdo con Godoy, la molestia le costó la vida a Benjamín, de 29 años; Pat, de 27; Dennis, de 32; y Rose, de 36. “El Chapo” habría sido quien les disparó, de acuerdo con el testimonio del ex policía infiltrado.
Los cuerpos de los cuatro norteamericanos nunca fueron encontrados.
Godoy añade el caso de dos estadunidenses más: John Walker y Albert Padelat, quienes fueron asesinados luego de ser confundidos con agentes de la DEA.
El ex policía judicial relata que se encontraba vigilando la puerta de un restaurante llamado La Langosta, en Jalisco, el cual estaba repleta de miembros del cártel, cuando los dos sujetos llegaron, preguntaron si podían pasar, a lo que el uniformado les dijo que no, que se fueran porque estaba cerrado.
Ya cuando abandonaban el lugar, Rafael Caro Quintero, uno de los líderes del Cártel de Guadalajara, ordenó que los dejara pasar, para luego asesinarlos. Esto sin detallar la participación de Guzmán Loera en el crimen.
Enrique Camarena era un agente de la DEA que se infiltró dentro del Cártel de Guadalajara.
Su trabajo como doble agente dentro del narcotráfico dejó varios frutos, como la destrucción de toda una plantación de mariguana de mil hectáreas conocida como "Rancho Búfalo", propiedad de Caro Quintero.
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A este hecho se le conoció como la segunda operación antidrogas más grande hecha por la DEA junto con autoridades mexicanas.
Dicha producción se valoró en más de 8 millones de dólares, donde más de 3 mil personas trabajaban en cultivos de mariguana.
Al enterarse de la infiltración de “Kiki” Camarena, los líderes del Cártel de Guadalajara ordenaron su secuestro: Miguel Ángel Félix Gallardo, “El Jefe de Jefes”; Rafael Caro Quintero, “El Príncipe”; y Ernesto Fonseca “Don Neto”.
Miguel Ángel Félix Gallardo, “El Jefe de Jefes”; Rafael Caro Quintero, “El Príncipe”; y Ernesto Fonseca “Don Neto”. (Foto Especial)
Camarena fue levantado a plena luz del día por agentes de la policía corruptos pagados por el mismo cártel.
"Kiki" fue torturado y apaleado hasta la muerte. Su cuerpo fue localizado el 5 de marzo de 1985 en una zona rural de La Angostura, un pueblo de Michoacán, México.
Versiones ofrecidas por la misma “Operación Leyenda” sostienen que Camarena en realidad fue asesinado por su conocimiento del vínculo entre la CIA y el Cártel de Guadalajara, para que el primero dejara pasar su droga a Estados Unidos a cambio de que el segundo financiara y entrenara a la contra nicaragüense, esto como parte de su lucha contra el comunismo en América Latina.
Bajo una enorme presión de los Estados Unidos sobre el gobierno mexicano, los tres capos fueron detenidos.
Sin embargo, Caro Quintero fue liberado en 2013 por violaciones al debido proceso, pues no debió ser juzgado por tribunales federales sino por uno estatal, pues la víctima no era un funcionario diplomático ni oficialmente formaba parte del cuerpo consular estadounidense.
Desde su liberación, autoridades estadunidenses buscan su reaprehensión para saldar cuentas con la justicia norteamericana, por ello lo colocaron como el narco más buscado por la DEA y el FBI.
Y, aunque en varias entrevistas ha sostenido que ya no está dentro del mundo del narcotráfico, autoridades estadunidenses lo colocan como uno de los líderes del Cártel de Sinaloa, junto con Ismael “El Mayo” Zambada.
Por su parte, “El Chapo” se encuentra en el Centro de Detención Metropolitano de Brooklyn, Nueva York a espera de su juicio.
RGG