Jane Barton tiene 69 años, está jubilada y sólo esperaba vivir los últimos años de su vida en su casa de Reino Unido. Sin embargo, la tranquilidad que ella esperaba está en peligro debido a las acusaciones que hay en su contra.
Apodada como la “Doctora Opio”, Barton es acusada de causarle la muerte a al menos 456 pacientes cuando trabajaba en el Hospital Gosport, en el condado de Hampshire, durante los años que van de 1988 al 2000.
Durante esos años, la “Doctora Opio” habría administrado de forma excesiva opioides a sus pacientes.
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Las primeras sospechas surgieron en 2009, cuando se investigó la muerte de 21 pacientes que estaban a su cargo, pues Barton habría cometido “serías faltas profesionales” que causaron el fallecimiento a dichas personas.
Sin embargo, “Doctora Opio” únicamente se vio obligada a jubilarse del hospital.
Pasaron los años y de nuevo, tras una investigación de cuatro años, Jane Barton vuelve a ser señalada por la muerte de 459 personas, principalmente mayores de edad, a quienes se les recetó de forma excesiva se les suministró analgésicos.
La cifra podría ser mayor, pues durante sus años como doctora en el Hospital Gosport firmó 833 certificados de defunción.
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Medios británicos como The Sun y The Telegraph, han seguido el caso y revelado detalles sobre la presunta responsabilidad de Barton en las centenares de muertes.
La investigación contra la “Doctora Opio” ha revelado que la mujer mostraba un “desprecio por la vida humana”, así como una “cultura de acortar la vida”.
La médico instruía a sus enfermeros a distribuir fuertes dosis de opioides a sus pacientes, hechos que los suministradores alertaban. Sin embargo, la inacción de los reguladores, así como las represalias hacia los denunciantes, provocó un ambiente de impunidad.
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Las muertes en el Hospital Gosport eran tales que al pabellón de la cínica lo llamaban como “el final del camino”.
Familiares de las víctimas relatan como la “Doctora Opio” provocó la muerte de pacientes de avanzada edad pero que no estaban necesariamente en peligro de muerte.
Por ejemplo, Elsie Debvine, de 88 años, tenía una infección en el riñón de la cual se estaba recuperando, sin embargo, le administraron una dosis de diamorfina para noquear a un hombre violento de 1.80 metros de altura. Murió poco después.
Leonard Graham, de 74 años, se estaba recuperando de neumonía y pronto sería dada de alta, pero murió luego de que le fueran recetados analgésicos aunque no sentía ningún dolor.
Robert Wilson, también de 74 años, tenía un problema en el hombro. Tras rehabilitarse en el hospital, se quejó con su hijo de la gran cantidad de medicamentos que le estaban suministrando. Falleció 24 horas después.
Pese a las investigaciones, todo parece indicar que no habrá un juicio penal contra la “Doctora Opio”, en el mejor de los casos será el Servicio Nacional de Salud del Reino Unido el que sea sancionado por no hacer nada al respecto.
RGG