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Miguel: grafitero en Veracruz que embellece bardas abandonadas

Miguel Ángel hizo unos 60 grafitis y murales en bardas abandonadas de distintas colonias del puerto de Veracruz con la finalidad de mostrar su talento y embellecer algunos espacios que están descuidados

Escrito en VERACRUZ el

VERACRUZ, VER. - Una barda que por años lleva abandonada y en deterioro en la ciudad de Veracruz, significa para Miguel Ángel Rodríguez Marín un nuevo lienzo donde puede plasmar un grafiti del personaje de Vito Corleone de la película “El Padrino”, de un niño con sus burbujas o hasta del regreso de Quetzalcóatl. 

El artista veracruzano, de 33 años de edad, ve en estos lugares una nueva oportunidad para mostrar su talento en el grafiti y al mismo tiempo dar una nueva vista a las bardas y edificios abandonados que abundan en las colonias del puerto de Veracruz.

“A veces hay bardas deterioradas que tienen mucho tiempo que nadie les da mantenimiento, que nadie las pela, entonces esas son las primeras que nos encargamos de decorar. Lo que yo trato de hacer es algo que ayude a mejorar el espacio, la vista, el colorido de las paredes, esa es una de las formas que ocupo: encontrar un espacio abandonado o un lugar donde nos den permiso para pintar”, dice Miguel Ángel.

Las colonias como Pocitos y Rivera, Colonia Centro, zona norte, avenidas principales como Cuauhtémoc, J.B. Lobos y una larga lista han sido los puntos donde plasma sus murales con diferentes temáticas, en las que pueden resaltar un perro que muerde un hueso, a los personajes de la película “Vatos Locos” y hasta GokÚ que toma una cerveza frente a la playa de Villa del Mar. 

En tres años pintó aproximadamente 60 murales y grafitis en diversas bardas de la ciudad, bajo la firma de “El Poderozo”. También hace colaboraciones para negocios y locales que requieran de sus servicios, ahí los dueños interesados proponen el estilo y dónde se realizará el mural, así como el material y una gratificación para él, que consiste en la comida del día o lo que se requiera para terminar la obra.

Pero la mayoría de sus trabajos los hace con sus propios recursos y materiales, pues asegura que es lo que más le gusta hacer, por lo que hay veces que se toma de dos a tres días de su tiempo para terminarlos (dependiendo cuanto tarde en acabar). 

“Yo no pongo un costo como tal, si alguien quiere darme una gratificación, pues se acepta para comprar más aerosoles y pinturas. Igual en las escuelas, en algún tipo de evento especial que sea cultural, se trata de llegar a un acuerdo, sobre todo para que nos apoyen con la pintura y un par de gastos e insumos”, agrega.

Miguel cuenta con un negocio de publicidad, donde realiza rotulación de taxis, serigrafía e impresión de volantes, llamado Atenea Print Publicidad, pero cuando le nace realizar un mural, tiene que ausentarse por tres días con tal de verlo terminado.

En un mural o grafiti de dos metros de largo por dos de ancho puede gastarse hasta mil 500 pesos, depende si va salo a realizarlo y los días en los que se tarde.

Grafiti: un arte que merece ser valorado

El Poderozo afirma que, pese a que los artistas que se dedican a hacer grafitis cada día ganan terreno, todavía existen algunas personas que ven este arte como vandalismo, por lo que su meta es hacer que las generaciones nuevas se interesen de forma seria en este trabajo y que puedan sobrevivir de esto, además de que tengan los espacios para expresarse por medio de la pintura, algo que su generación no tuvo.

“Deberíamos estar abiertos para que las generaciones nuevas también tengan sus espacios y no batallen tanto como nosotros, porque a nosotros nos ha tocado batallar con el apoyo del gobierno e instituciones. Apenas estamos en un proceso de transición, donde ya se empieza a ver en los antros, bares, empresas, incluso iglesias que ya han contratado grafiteros para que les hagan sus decoraciones”.

Una de las gratificaciones que tiene al terminar un proyecto, es ver como las personas se detienen a observar su obra, se toman fotos e, incluso, cuando los niños se inspiran y ven en su trabajo una posibilidad para experimentar y poner en práctica su talento.

“Cuando nosotros nos tocó iniciar creo que no había grafiteros como en este momento, en cantidad y calidad, como para que nosotros nos diéramos una idea de que esto nos podría dar de comer, que algún día podría ser una profesión o que podríamos visitar otros países gracias a estas técnicas”. 

Miguel Ángel comenzó a interesarse en los grafitis en su adolescencia, recuerda que fue en la secundaria que tuvo su primer acercamiento con la pintura en una exposición de grafitis. De ahí inició con sus amigos a pintar paredes en la “clandestinidad”, como él lo llama, pues no tenía permiso para realizar los trabajos.

Al entrar a la preparatoria conoció a más amigos que ya se dedicaban de una manera más profesional y comenzó a practicar y crear su estilo, todo de manera empírica con prueba y error. 

“Todo fue empírico, viendo, analizando, siendo muy observador con otros muralistas otros grafiteros que también trabajaban de lo que yo quería aprender. Los veía en revistas, algún vídeo de YouTube donde pudiera observar su trabajo”, agrega.

Después de esa etapa dejó el grafiti para dedicarse a su trabajo actual, así estuvo aproximadamente 10 años, hasta que hace 3 volvió a retomarlo de manera más formal, con más material y experiencia.

Su técnica

Miguel ve en el grafiti una manera de poder expresar y desahogarse, ya sea al plasmar un campo lleno de girasoles o cualquier otro boceto que le nazca de su imaginación. Al pintar una barda o edificio abandonado; lo que hace primero es investigar si hay algún dueño y pedirle permiso para plasmar el mural, si no tiene respuesta decide hacerlo, pues asegura que son sitios que están abandonados.

Recientemente elaboró para un negocio de tatuajes un mural especial. El encargado del estudio le pidió que plasmara la imagen de la influencer Karely Ruiz, en ese trabajo tardó dos días en terminarlo, desde pintar el fondo, integrar los colores de la piel, hacer los detalles con aerosol y los últimos acabados.

Miguel Ángel planea realizar más murales y grafitis. Después de varios años su meta cambió, antes era tener el reconocimiento de las personas y que vieran su trabajo, ahora es brindar espacios que sean más atractivos para los ciudadanos y que vean en este arte una nueva forma de embellecer la ciudad.

Las personas interesadas en contactar a Miguel Ángel, su teléfono es: 229 143 4173

mb