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Trunca sueños de jóvenes rechazo para ingresar a universidades públicas

Por falta de recursos, no poder obtener un espacio en la educación superior retrasa, o acaba, con sus aspiraciones profesionales

Escrito en METRÓPOLI el

“Tenía algo planeado para mi futuro que quedó en el aire”, así define su situación Daniela Martínez Ruiz, estudiante que luego de salir de la preparatoria hizo el examen de admisión para hacer sus estudios en Biología, la carrera con la que sueña convertirse en profesionista, pero que aún no inicia, pues ha sido por dos años rechazada. 

No obtuvo lugar en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), ni en la Autónoma Metropolitana (UAM) y tampoco en el Instituto Politécnico Nacional (IPN).

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Un caso similar es el de Laura Fuentes, quien quiere estudiar derecho, una de las carreras con mayor demanda, y fue rechazada de la UNAM.

El número de jóvenes rechazados en la UNAM ha aumentado, en parte a que la demanda es mayor, mientras que los aceptados son prácticamente los mismos, así lo muestran datos de la propia universidad. De acuerdo con datos publicados de la Dirección General de Administración Escolar (DGAE), para el ciclo escolar 2012-2013, 201 mil 359 estudiantes presentaron su examen de admisión y la población atendida fue de 22 mil 906 jóvenes.

En tanto este año para ingresar a estudios de nivel superior hubo una demanda de 250 mil 692 jóvenes, y sólo fueron atendidos 23 mil 324. El comparativo arroja que mientras en 2012 hubo 178 mil 453 alumnos que no pudieron ser atendidos, este año la cifra es de 227 mil 468.

Una situación similar ocurre en el Politécnico, ya que de acuerdo a Donovan Garrido, uno de los líderes de la Asamblea General Politécnica, hace dos años 107 mil estudiantes presentaron su examen de admisión para ingresar al Politécnico, y solo ingresaron 26 mil. Este año 127 mil estudiantes presentaron su examen, y prácticamente otra vez 26 mil fueron los únicos que lo lograron. 

SIN OPCIONES

Daniela y Laura fueron dos de las cientos de estudiantes que acudieron la mañana de este 8 de agosto a la casa de transición del presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, para pedir que haya lugar para los alrededor de 250 mil jóvenes que cada año buscan ingresar a escuelas de estudios superiores. Agrupados en el Movimiento de Aspirantes Excluidos de la Educación (MAES), partieron de ahí para dirigirse a la Secretaría de Educación Pública (SEP) e instalar una mesa para exigir además al próximo gobierno a que se comprometa a que las opciones educativas no se limiten a carreras tecnológicas.

Daniela Martínez Ruiz, de 19 años, dice que su sueño es ingresar a cualquiera de las tres principales escuelas públicas de estudios superiores: la UNAM, la UAM y el Instituto Politécnico Nacional. Pero ha sido rechazada dos años consecutivos para la carrera de biología, la cual es muy demandada y con escasos lugares, ya que solo un 9 por ciento de los que la solicitan la obtienen. 

La joven recuerda que luego de no obtener lugar, tampoco le dieron opción para alguna escuela o carrera, sino que solo le dieron la carta de no asignación. Añade que aunque el gobierno de la ciudad tiene el programa de Un lugar para ti, cuya meta es que los jóvenes rechazados puedan continuar con sus estudios, tiene el inconveniente de que lo hace a través de becas en escuelas privadas, que además no tienen carreras o planes de estudios que los estudiantes desean, como en su caso.

Sobre cómo ha asumido la situación, reconoce que no ha sido fácil.

“Al principio sí creí que era por mi culpa, que no estudié tanto, que debí matarme estudiando. Ahora estudio por mi cuenta para los exámenes, que no califican lo que eres tú. Cambió mucho mi manera de ver el mundo, tanto este movimiento como el quedarme sin escuela porque creía “salgo de la prepa, de ahí a la universidad y salgo y me voy a trabajar”. Tenía algo planeado para mi futuro que quedó al aire. Mis planes se han modificado mucho, a lo mejor sí voy a entrar a la universidad si la mesa de diálogo nos da el pase pero los planes que tenía se fueron, por no tener esos estudios que quiero, porque no me voy a conformar con cualquier carrera, voy para biología y no quiero otra”.

Agrega que no está cerrada y que le gustaría tomar otras opciones como carreras relacionadas con agronomía, pero para su pesar no están en la Ciudad de México y no se le facilita moverse. “Siento que sí estudio o trabajo en lo que no me gusta no voy a poderle dar mucho a este país”.

Recuerda que se sumó al movimiento porque su papá le comentó. Expresa que además de buscar un lugar también quiere luchar para que haya un acuerdo permanente para acabar con la problemática con un examen que evalúe a cada uno adecuadamente y haya educación gratuita.

Otro caso es el de la joven Diana González, también de 19 años. En su caso es la primera vez que hizo el examen y se quedó sin lugar.

“Por el pase directo no me dieron la carrera que quería”. 

Egresada de Prepa 1, aún lamenta no hallar lugar en la carrera de Traducción. Se trata de una licenciatura recientemente creada, con escasos lugares. Las clases se imparten en el centro de lenguas, entonces hay pocos lugares porque además se imparten cursos de idiomas para otras carreras, explica, a unos pasos de la casa de transición de AMLO.

Cuestionada sobre si vio alguna otra escuela como alternativa, responde que no, ya que es en la UNAM donde solo se imparte a nivel nacional y analizó otras carreras y se lo comentó a sus padres, quienes le mostraron su apoyo. 

“Pero por qué me voy a conformar con pagar una escuela si la educación es un derecho y no un servicio”, además de que sintió que ninguna cumple con sus expectativas.

En su caso entró al Movimiento por el consejo de la Facultad de Estudios Superiores Zaragoza, donde imparten cursos de ingreso y decidió unirse.

Respecto a si pensó integrarse al programa Un lugar para ti de la Secretaría de Educación capitalina, dice que no porque consideró que no cumplen con una buena educación, gratuita y pública. Las becas que hay son en su mayoría para escuelas tecnológicas. 

Comenta que buscó prepararse el año que quedó fuera y tomó cursos de idiomas. Se unió al movimiento para tratar de cambiar y visibilizar que no son pocas las personas sin lugar.

Laura Fuentes es otra de las manifestantes que acudieron a la marcha convocada del MAES. Ella recuerda que quiso ingresar a la UAM y a la UNAM, a la carrera de derecho, que sabe que es una de las más demandadas. Luego de no obtener un lugar, tampoco le dieron una alternativa. Ha pensado en inscribirse en una escuela privada pero la economía del país esta complicada para la mayoría de ciudadanos del país.

Pensó en irse a la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM), creada por Andrés Manuel López Obrador cuando gobernó la capital, y en donde no hacen examen sino que el ingreso se decide por un sorteo. Pero la descartó. “Porque somos demasiados estudiantes no cubre la demanda educativa y solo unos cuantos se quedan en esas universidades”.

Afirma que no estudiar ha detenido sus metas y la ha retrasado en lo que tiene planeado a futuro.

Sobre si confía en un cambio de política educativa, dice que no sabe si de verdad el nuevo gobierno será de izquierda, pero le pide al presidente electo que les dé una solución para mejorar el sistema educativo y que no haya tantos aspirantes excluidos.

DESCONFIANZA ANTE OFERTAS

Luis Mario López forma parte del consejo del MAES y en su discurso del inicio de la marcha realizada por los rechazados y micrófono en mano, informó que decidieron partir de la casa de transición de López Obrador para expresar que no tienen confianza en el nuevo gobierno y que temen que con la llegada del nuevo secretario de Educación, Esteban Moctezuma, haya continuidad en las políticas educativas, de privatizarla y de priorizar opciones tecnológicas.

“Esteban Moctezuma fue operador de la reforma al artículo tercero de la Constitución que dio inicio a la privatización de la educación”, aseguró al mediodía, rodeado de jóvenes con mantas que pedían más lugares para ellos.

Reconoció, encomiable, que se haya ofrecido eliminar el examen de admisión, pero la política sigue siendo de exclusión, porque dos días después de la elección del 1 de julio se fue a parar con los empresarios para hablar de una transferencia de 110 millones de pesos, a empresas privadas para llevar a jóvenes a empresas y construir universidades de alternativas educativas en el centro y sur del país. 

López Obrador aseguró que cada año sólo en la Ciudad de México hay 250 mil rechazados. Reconoció que desde los años 90 a la actualidad se han sumado 250 universidades tecnológicas nuevas, pero que no ofrecen lugares suficientes y a los jóvenes no les gusta ese tipo de educación. Pese a ello, afirmó que el discurso del próximo gobierno es que seguirá bajo esa misma línea.

EL PLAN DE AMLO

De acuerdo con el documento proyecto18, que contiene propuestas de líneas de acción del próximo gobierno, se establece que para asegurar el derecho a la educación para todos no se puede esperar a la reorganización del sistema educativo. 

Se propone incorporar a escuelas universitarias públicas y privadas a todos los estudiantes que aspiran a estudiar y cuentan con certificado de estudios de educación superior.

También considera indispensable erradicar el sistema de evaluación educativa con “fines punitivos y laborales” y sustituirlo por formas correctas de evaluación de procesos educativos y pedagógicos, así como de las necesidades y demandas de estudiantes, familiares y docentes para superar las dificultades que encuentren “en su legítima aspiración a la educación”.

ams