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Trump al banquillo de los testigos

Trump tiene elementos a los cuales recurrir ante las afirmaciones de Stevens, pero no para evadir un posible interrogatorio de Mueller | #ReporteTrump

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Escrito en OPINIÓN el

El hecho de que The New York Times revelara las preguntas que el fiscal especial Robert Mueller podría hacerle a Donald Trump respecto a la interferencia rusa en las elecciones presidenciales de 2016, planeta más preguntas que respuestas.

Aparentemente, Mueller piensa que su investigación será más exhaustiva si habla directamente con el presidente. De ahí que Mueller y su equipo plantearan una serie de posibles preguntas para Trump, que van desde lo que él sabía sobre la relación entre los miembros de su campaña y funcionarios rusos, hasta lo que pensaba cuando despidió a James Comey como director del FBI.

La pregunta central en este momento gira en torno a si Robert Mueller puede citar al presidente Donald Trump para que comparezca personalmente y presente su testimonio sobre la interferencia rusa en las elecciones presidenciales de 2016.

Trump no es el primero


El hecho de llamar a testificar a los presidentes de Estados Unidos o bien requerirles la presentación de pruebas no es una novedad. En ese sentido, como escribió el que fuera juez asociado de la Corte Suprema estadounidense, John Paul Stevens, “el presidente Monroe respondió a los interrogatorios escritos. El presidente Nixon produjo cintas en respuesta a un requerimiento… El presidente Ford cumplió con la orden de presentar una declaración en un juicio penal, y el propio presidente Clinton [él] ha dado dos veces testimonio en video en un proceso penal… Además, los presidentes sentados también han cumplido voluntariamente las solicitudes judiciales de testimonio. El presidente Grant dio una declaración larga en un caso criminal… y el presidente Carter igualmente dio testimonio grabado en video para su uso en un juicio penal”. En todos los casos, los presidentes estadounidenses optaron por cooperar voluntariamente cuando se les pidió testificar, antes que poner a prueba los límites del poder judicial sobre un presidente en funciones.

La Quinta Enmienda


Trump tiene elementos a los cuales recurrir ante las afirmaciones de Stevens, pero no para evadir un posible interrogatorio de Mueller. En el primer caso se encuentra el llamado “privilegio ejecutivo” que puede ser invocado por el presidente de Estados Unidos para evitar la divulgación de información (secretos de Estado) que pueda poner en peligro el funcionamiento de la rama ejecutiva del gobierno. A diferencia de Nixon, por ejemplo, a Donald Trump no se le requerirá la presentación de documentos generados durante su mandato, en cuyo caso podría pedir el privilegio ejecutivo.

A Trump se le solicitará presentar en persona su testimonio sobre un caso anterior a su cargo como presidente. En estas circunstancias, como cualquier otro testigo, Trump puede invocar el privilegio de la Quinta Enmienda que le otorga el derecho a negarse a responder preguntas que pudiesen auto-inculparlo.

En suma, ni el privilegio ejecutivo ni la Quinta Enmienda constituyen un fundamento legal para que Trump se niegue a presentar su testimonio, aunque sí proporcionan una base para negarse a responder preguntas específicas.

Otro argumento que los abogados de Trump podrían utilizar para eximirlo de presentar su testimonio, es justificar que el hecho de atender el requerimiento de Mueller lo distraería de sus funciones presidenciales. Sin embargo, cuando Clinton trató de utilizar ese argumento en su favor, el tribunal lo desestimó y concluyó que un presidente en funciones no era inmune a un litigio civil por su conducta antes de convertirse en presidente.

Dos escenarios para Trump


Si Mueller decide llamar a Trump al banquillo de los testigos, se vislumbran dos escenarios. El primero parte del supuesto de que Trump no acepte presentar su testimonio de manera voluntaria, en tal caso, se podría entablar una batalla previa en los tribunales para “obligarlo” a hacerlo, lo que pondría a prueba los alcances del poder judicial estadounidense. El segundo escenario, que sin duda sería una sorpresa para todos, consiste en que Trump acepte cooperar con Mueller, en cuyo caso habría que observar bajo qué condiciones presentaría su testimonio. En ambas circunstancias habrá que estar pendientes, porque los escenarios conllevan sus propios riesgos toda vez que Trump puede ser muy peligroso para sí mismo, ya que se caracteriza por ser voluntarioso y aferrado a su visión de las cosas.

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