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Para un adiós al tabaco

Clínica de ayuda para dejar de fumar. INER. | María Teresa Priego

Por
Escrito en OPINIÓN el

Conocemos ya desde hace muchos años los daños irreversibles que provoca el consumo de tabaco. En México y en la mayor parte de los países del mundo occidental fumar en los espacios cerrados y en casi cualquier espacio bajo techo está prohibido. Los cigarros son cada vez más costosos, las campañas anti-tabaco abundan y, sin embargo: fumamos. En las banquetas, en los parques, en los balcones, en los jardines, en las azoteas, en la casa. Los fumadores se congregan cada vez más con esa extraña sensación de pertenecer a una secta.

Alguna vez y por demasiados años fumar era más que socialmente aceptable, es más, se consideraba chic, desinhibido, sensual. Un acto de “libertad”. ¿Cómo olvidar esas escenas maravillosas de María Félix, Lauren Bacall, Mae West, Jean-Paul Belmondo, Alain Delon, con su “delicioso” cigarro en la boca? Se fumaba sin el menor recato en pantalla grande. Cantidad de imaginarios positivos se inscribieron en aquel –entonces considerado inofensivo– acto de fumar.

La adicción al cigarro está hecha de nicotina y de gestos, hábitos y poderosas razones psicológicas que no podemos ignorar. Los fumadores dicen que el cigarro ofrece paz, seguridad, ayuda a concentrarse, a pasar el tiempo, a calmar la ansiedad, a sentirse menos solos. ¿Qué hacer sin un cigarro en las noches de insomnio? Cada quien tiene sus razones y por supuesto, sus conscientes e inconscientes sinrazones. Lo cierto, es que para las personas que han fumado durante muchos años es muy difícil imaginarse una vida sin la cajetilla a la mano. ¿Qué hace una al despertar? Fuma. ¿Qué hace una antes de irse a dormir? Fuma. El “ritual” que saluda al día y el que nos despide del día. La adicción.

Intentar dejar de fumar y no lograrlo

Una vez o diez. Existen personas que un día pronuncian la frase: es mi último cigarro. Los disfrutan, se despiden Y nunca más. Otras necesitan un apoyo exterior: parches y chicles con nicotina, fármacos, cigarros eléctricos. Morder regaliz, chupar paletas. La combinación de varias posibilidades. El síntoma de abstinencia de la nicotina y el síndrome de abstinencia de lo que el cigarro representa: una prótesis, una muleta. Algo para sostenerse en la vida cotidiana. El cigarro es mortífero, pero siempre podemos negarlo. Abandonarlo puede traer consigo una crisis de desamparo, un deslizamiento del síntoma de un lugar al otro. “Ya no fumo, ahora como en exceso”. Una depresión súbita. Estados de ansiedad aguda.

La clínica de ayuda para dejar de fumar en el Instituto de Enfermedades Respiratorias (desde 1982) ofrece un proceso de sostén y acompañamiento para quienes desean y/o necesitan dejar el cigarro y no pueden lograrlo solos. Un tratamiento integral que incluye diez sesiones de terapia de grupo (cognitivo conductual y el apoyo de fármacos en el caso de ser necesario). El equipo de psicología realiza una entrevista a partir de la cual se sugiere al paciente cuáles son las recomendaciones particulares a seguir en su caso. Los costos del tratamiento se determinan tras un estudio socio económico realizado por una trabajadora social. El costo incluye estudios de laboratorio y exámenes para determinar el grado de afectación producido por el tabaco.

La atención es inteligente, profesional, solidaria y empática. Sin presiones y sin juicios. La terapia dura una hora y media dos veces por semana en días y horarios para elegir. A partir de la sesión en la que se proponen los fármacos más adecuados a cada persona (que una acepta o no, está, por supuesto, en libertad de escoger), los participantes se preparan para asumir su elección de abstinencia. Miedo, nerviosismo temor de no lograrlo. Algunas personas ya lo intentaron y lo lograron por un tiempo (a solas), pero recayeron. El grupo se “acuerpa” en un deseo de darse ánimos y fuerza. Toda una aventura.

La propuesta incluye que los días anteriores al comienzo de la abstinencia se realice una “ceremonia de despedida”. Cada quien elige la suya. Y que se escriba una carta. Dejar una adicción puede ser un proceso doloroso, implica una renuncia, una pérdida, un duelo. Como tal se nombra en las sesiones del grupo. ¿Cuándo y por qué comenzaste a fumar? ¿qué te significaba entonces? ¿qué te significa ahora? Escuchar y reconocer los graves daños que los componentes de un cigarro provocan en la salud. Renunciar a la dependencia en aras de la promesa no solo de una vida más sana físicamente, sino más libre psicológicamente. Las puertas de la clínica de investigación contra el tabaquismo están abiertas para toda persona que deseé inscribirse en el tratamiento integral, sin necesidad de contar con una credencial del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias.

Las próximas sesiones terapéuticas comienzan en el mes de enero. ¿Por qué no darse una oportunidad? ¿por qué no intentarlo? Allí donde sentimos que no podemos solos, es bueno pedir y aceptar ayuda. ¡Buena suerte!

http://www.iner.salud.gob.mx/interna/tabaquismo-EPOC.html

Farewell Don Fernando del Paso

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