Main logo

AMLO: Amor con amor se paga

Una decisión tomada con base en una serie de buscas que incluyen la fallida consulta ciudadana, la que no podría ser muestra de ejercicio democrático. | Joel Hernández Santiago

Por
Escrito en OPINIÓN el

Al futuro presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, le gusta causar polémica, romper el silencio, obligar a que cada ranchero entone su melodía y entonces él contesta, como en las coplas famosas aquellas entre Pedro Infante y Jorge Negrete: Jorge ‘el bueno’ y Pedro ‘el malo’.

AMLO duro muchos años en campaña. Y a lo largo de los años los hombres del poder y del dinero le hicieron la vida de cuadritos y trastadas para evitar su llegada al gobierno de México.

Y uno supone que aprendió la lección porque sabe moverse en las aguas turbulentas de la política mexicana; ha sobrevivido a ella y en ella. Y gracias a su persistencia y, sobre todo, a los errores graves de gobierno del todavía presidente Constitucional, Enrique Peña Nieto, está a punto de ser el Ejecutivo del país. Cosa de un mes.

Pero aún no es presidente Constitucional y, por lo mismo, lo que diga o haga será de puño y letra, pero a tono aun personal aunque cuente con un certificado que lo avale como Presidente Electo.

Esta vez el campanazo mediático se dio en base a la famosa consulta que AMLO llevó a cabo en cuatro días y en la que participaron 1,069,870 personas consultadas, de las que, según las cifras que otorgan los mismos organizadores de Morena, 748,335 (69.9%) dijeron que quieren el Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México en Santa Lucía; 311,132 (29%) en Texcoco y hubo 10,403 votos nulos (1%)…

A lo largo de la consulta se detectaron deficiencias de organización, de control y transparencia, los que fueron expuestos, como el que ubicaron mesas de votación en zonas Morenistas y evitaron la consulta en zonas de alto consumo aéreo; hubo repetición de votos y falta de controles y confidencialidad de datos. A todo esto se le calificó como de “casos marginales”. Y que la consulta –dijo AMLO- es motivo de alegría. Que los ciudadanos decidieron y que su gobierno ‘va a mandar obedeciendo’.

En conferencia de prensa el 29 de octubre, AMLO dijo que “ya, ya se acabó que el gobierno estuviera secuestrado por los mismos que siempre son beneficiados” que “ya llegó la hora del cambio”; “que ya estamos en otro momento y que les guste o no les guste las cosas son distintas ya…”. En el fondo reiteró lo que ya venía diciendo meses atrás: será en Santa Lucía.

Javier Jiménez Espriú dijo que la consulta formal comenzó el 2 de julio, hablando con especialistas, interesados, estudiosos, comunidades, que se conoció del desarrollo económico, impacto social y ecológico y que la consulta ciudadana fue el cierre de ese largo proceso.

La fallida consulta ciudadana

Decidido. Se creará un Sistema Aeroportuario para la Ciudad de México que incluye al actual Aeropuerto Benito Juárez, el aeropuerto de Toluca y el nuevo que se construirá en Santa Lucía. Que a los empresarios que invirtieron en Texcoco no tienen ningún problema legal porque se hará frente a los compromisos…

Esto es: Una decisión tomada con base en una serie de buscas que incluyen la fallida consulta ciudadana, la que no podría ser muestra de ejercicio democrático, porque no lo fue; porque no fue incluyente; porque se codificó; porque se gestionó en base a conseguir una respuesta sabida y porque no está en ley, pero sí la hacen vinculante en la toma de decisión.

López Obrador -decíamos- aun no es presidente. Ya toma decisiones ejecutivas que pondrá en práctica a partir del 1 de diciembre, en tanto que el presidente Constitucional, Peña Nieto, guarda silencio. Ha dejado ya sus responsabilidades. Sabe que los ataques de AMLO a la Reforma Energética son ataques a su gobierno y que son el resultado de una soterrada confrontación entre ambos que entienden las soluciones de forma distinta.

“El pueblo es sabio” ha dicho AMLO y millones de mexicanos ven con preocupación la toma de decisiones de esta envergadura en esta forma y en este tono que no aportan nada a la democracia mexicana y que sí desgastan políticamente a un futuro gobierno aun sin serlo y que se auto justifica en todas sus propuestas, aun fallidas; y un futuro gobierno que confronta más que une…

Durante su discurso triunfal del 1 de julio, López Obrador invocó a la ‘unidad nacional’, a la ‘vuelta de hoja’ y a ‘trabajar unidos’. Invocó a la democracia como un hecho consumado y como forma de gobierno y dijo que era tiempo de comenzar la reconstrucción del país. Eso dijo.

Y cierto. Los mexicanos han de vivir en paz. Urge que ya haya cambios ciertos en los desequilibrios sociales, que se acabe la pobreza de millones, que haya trabajo, casa, comida, sustento, solaz, libertad, seguridad, con todo cumplido para todos como es la educación de calidad, la salud de calidad –también- y no onerosa; que los muchachos tengan forma de estudiar y triunfar en la vida como lo quisimos cada uno de nosotros; que mujeres sean factor de igualdad y equilibrio…

… Que las instituciones funcionen de forma eficiente y humana; que se acabe la prepotencia y la corrupción endémica; que los corruptos vayan a la cárcel y que México sea ejemplo de desarrollo igualitario y de justicia en todos sentidos: si, eso se quiere aquí; o por lo menos eso ha soñado la izquierda mexicana hace muchos años.

Pero no será en base a caprichos, a enojos, a venganzas y, sobre todo, a confrontaciones como se habrá de conseguir. No en base a descalificaciones a la libre expresión de las ideas, aun críticas; como se engrandece a esa libertad, base de todas las libertades, o con el envío de las huestes para hacer bullying a quien no piensa como se debe pensar, según esto.

Bien por los cambios que sean sanos para el país. Mal por los caprichos-rencores-venganzas-animadversiones y confrontaciones nacionales. Nadie las quiere y a nadie convienen. Y sí, como AMLO dijo aquel primero de julio: “amor, con amor se paga”.

Defensa y Marina: ¡Presentes!

@joelhsantiago  | @OpinionLSR | @lasillarota