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2 de octubre nunca más

Seguimos sin conocer lo que realmente pasó, cuantos fueron los muertos, los heridos, los desaparecidos y sobre todo quiénes son los responsables. | Agustín Cast

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Escrito en OPINIÓN el

A 50 años de la matanza de estudiantes en la Plaza de las Tres Culturas, es necesario tener muy presente lo que ocurrió ese 2 de octubre de 1968 pues sin duda su significado es muy relevante en la historia nacional. Para muchos, el 68 representa el inicio del despertar ciudadano y de la transición democrática de nuestro país. Cada año se recuerda ese trágico día con marchas acompañadas por la consigna “2 de octubre no se olvida”, la publicación de crónicas y testimonios de lo que sucedió, la exhibición de películas como “Rojo Amanecer” -que estuvo enlatada varios años por órdenes del gobierno- y, más recientemente, el izamiento de la bandera a media asta, así como la inscripción del movimiento estudiantil en el muro de honor del salón de sesiones de la Cámara de Diputados.

Sin embargo, seguimos sin conocer lo que realmente pasó, cuantos fueron los muertos, los heridos, los desaparecidos y sobre todo quiénes son los responsables. Durante décadas el gobierno ha insistido en mantener la versión oficial de que el ejército sólo iba a detener a las cabezas del movimiento subversivo que pretendía desestabilizar al país, y fue recibido a balazos por francotiradores apostados en los edificios del conjunto habitacional que eran estudiantes armados o, en el mejor de los casos, optó por guardar un ominoso silencio.

No obstante, con la llegada del primer gobierno de alternancia encabezado por Vicente Fox, se hicieron algunos esfuerzos por conocer la verdad y juzgar a los responsables a partir de la creación de una fiscalía especial (FEMOSPP), pero que lamentablemente tuvo resultados muy limitados ante las fuertes resistencias que enfrentó, y finalmente desapareció en la siguiente administración. Quizá uno de los pocos logros significativos de la extinta fiscalía, consistió en la detención y enjuiciamiento por genocidio del ex presidente Luis Echeverría Álvarez quien, por su edad y estado de salud, permaneció en arresto domiciliario cerca de tres años hasta que fue exonerado por un tribunal federal.

Tampoco es cosa menor el hecho de que la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas, en contraposición a lo que han sostenido las autoridades en todo este tiempo, haya determinado que se trató de un crimen de Estado que continúo más allá del 2 de octubre mediante detenciones arbitrarias y tortura, por lo que procede la reparación colectiva. La CEAV ha señalado que las violaciones a derechos humanos son inobjetables, y que existen evidencias suficientes que demuestran que instituciones el Estado intervinieron en la masacre estudiantil. Desde luego esto representa un paso muy importante, pero a cinco décadas aún no existe verdad ni justicia.

Todavía hay mucho que desentrañar de lo que sucedió en los días previos y posteriores a aquel fatídico dos de octubre, seguramente han muerto la mayoría de quienes formaron parte de ese gobierno autoritario y que tuvieron alguna responsabilidad en la persecución de disidentes, la represión de los inconformes y el asesinato de los jóvenes que clamaban por libertad, democracia y justicia.

Hoy sigue vigente la tradicional consigna, no debemos olvidar el dos de octubre, no podemos permitir que desaparezca de la memoria colectiva, pero esto no es suficiente como acertadamente lo demanda con una gran fuerza la imagen que se proyectó en la Torre de Rectoría de la UNAM, y en la que, además de una paloma de la paz atravesada por una bayoneta, destaca la leyenda “Nunca Más”. En medio de la inseguridad, la corrupción, la impunidad y la pobreza que aqueja a millones de mexicanos provocando un justificado reclamo social, es indispensable que cerremos el paso a cualquier signo de violencia, de intolerancia, de autoritarismo, y exijamos la garantía de la no repetición.

No es lo mismo ser oposición a gobernar

@agus_castilla  | @OpinionLSR | @lasillarota