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El líder de NXIVM confinó por dos años a Daniela; la embarazó y obligó a que abortara

La joven mexicana, quien tenía un futuro prometedor debido a su excelencia académica, fue una de las esclavas sexuales de Keith Raniere

Escrito en NACIÓN el

Daniela es una de las testigos más importantes en el caso contra Keith Raniere, líder de NXIVM, una secta sexual detrás de la fachada de un grupo de autoayuda, quien es enjuiciado en Estados Unidos por los delitos de extorsión, robo de identidad, extorsión, trabajo forzado, lavado de dinero, fraude electrónico y tráfico sexual.

La joven mexicana, quien junto a su familia formó parte de los cursos que NXIVM, a través de Emilio Salinas, impartió en México, fue una de las esclavas sexuales de Raniere. No sólo ella, su hermana mayor Mariana, así como la menor, Camila –esta última menor de edad–, fueron algunas de sus víctimas.

En la primera parte de su testimonio, Daniela relató cómo ingresó al círculo de Keith y como fue víctima, así como otras mujeres, de su secta sexual.


Cuando tenía unos 20 años, Daniela quedó embarazada y como su relación con Raniere era secreta, él hizo los arreglos para que otro miembro de NXIVM la acompañara a abortar.

En el juicio Daniela sentenció: “El sexo significaba acceso cuando se trataba de Keith”. La mexicana relató que Raniere y los miembros de alto nivel de NXIVM permitían que ella estuviera presente en las discusiones más delicadas, incluso en algunas que involucraban actividades ilegales como piratear cuentas de correo electrónico.

Se alejó de Raniere cuando le dijo que se sentía atraída por otro hombre, uno más cercano a su edad. Keith se puso rojo y enfureció mientras le decía que ya no era “pura”. Se encerró en un baño para no hablar con ella, cuando salió, la arrojó sobre un colchón y se fue.

Los padres de Daniela, al enterarse de la “violación” que había cometido Daniela en NXIVM, es decir de la separación con Keith, estos ayudaron a “castigarla”. Ellos no sabían de la relación que mantenía con Raniere, pues era secreta.

En el juicio, los fiscales dieron a conocer un audio de una plática entre la madre de Daniela y Keith. En ella, él describe a la mexicana como una persona mimada, manipuladora y deshonrosa, le sugirió a la madre, además, de meterla a un régimen de “campo de entrenamiento”.  

“Si yo fuera la madre de Dani y ella volviera a México, la haría elegir entre hacer lo correcto y quedarse aquí o perder la comunicación conmigo”

Entonces, Daniela fue confinada durante dos años por Keith, debido a los celos del líder de la secta, quien pedía exclusividad a sus esclavas sexuales a la vez que el mantenía relaciones con varias mujeres.

En su testimonio, la mujer relató que vivió en una habitación con una delgada colchoneta de espuma como único mobiliario y un lapicero barato que era su herramienta de comunicación.

Usaba la misma ropa durante semanas y le dejaban sus alimentos en la puerta, sólo una persona, enviada por Keith, podía visitarla.

Aunque ella podía irse, le dijeron que si se iba sin permiso, sería separada de sus padres, su hermano y sus dos hermanas.

Además, le quitaron su computadora y teléfono celular, así como documentos importantes: su certificado de nacimiento, la identificación falsa que usó para cruzar a Estados Unidos y los resultados de una ecografía que se hizo antes de su aborto.

“Mi mundo se cerró sobre mí […] Cada grado de libertad que tenía, lo perdí”.

El aislamiento buscaba curarla del pecado de orgullo excesivo, según le hizo saber el propio Keith Raniere.

“Hoy siento que estoy en una especie de trance en este cuarto […] Estar aquí es simplemente una locura”, escribió en una carta fechada el 5 de octubre de 2010.

Estando en una situación de ilegalidad en Estados Unidos, pues entró sin papeles al país, se sentía vulnerable, así Raniere tenía más poder sobre ella.

“Sin duda, estuve cautiva desde ese momento. Estaba de manera ilegal en el país […] A medida que pasaba el tiempo me quedó claro que no podía irme”.

Uno de los momentos más escalofriantes de su encierro sucedió un día en que se escabulló hasta otra parte de la casa y revisó su correo electrónico. Para su horror, prácticamente no tenía mensajes.

“Nadie me había echado de menos. Me había ido del mundo y nadie se dio cuenta”.

Daniela dijo que su confinamiento finalizó en 2012, cuando abandonó la habitación y la casa e intentó confrontar a Raniere. Luego, su padre y otro miembro de NXIVM la llevaron a la frontera con México en Laredo.

Desde entonces no volvieron a hablar en persona, se enviaban correo, donde él le preguntaba sobre su nueva relación. Daniela explicó que mantuvo el contacto porque quería reconciliarse con Raniere y todavía lo consideraba como “un gran hombre”.