CRÓNICAS DE NARCO

De boticario a narco… los inicios del “Jefe de Jefes”

En su declaración al entonces jefe de la Policía Judicial, Guillermo González Calderoni, el "Jefe de Jefes" narró sus nexos con Pablo Escobar

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El 9 de abril de 1989, un día después de ser capturado al interior de un domicilio de la calle Cosmos, colonia Jardines del Bosque, en Guadalajara, Jalisco, Miguel Ángel Félix Gallardo, “El Jefe de Jefes”, comenzó a narrar parte de su pasado.

Frente al entonces comandante de la Policía Judicial Federal de Narcóticos, Guillermo González Calderoni, El Jefe de Jefes” describió los inicios de su paso por el crimen organizado y el narcotráfico, el cual incluyó la forma en que comenzó a introducir cocaína exportada de Colombia en un avión privado, gracias a sus alianzas con Pablo Escobar Gaviria, entonces líder del Cártel de Medellín.

De acuerdo con expedientes judiciales del Consejo de la Judicatura Federal (CJF), el 9 de abril de 1989, en un lugar no precisado, Miguel Ángel Félix Gallardo, relató a Guillermo González Calderoni que, en el año de 1972, compró una farmacia en la ciudad de Culiacán, Sinaloa.

“Declaración que el unitario valoró como confesión en términos del artículo 287 del Código Federal de Procedimientos Penales, ya que fue vertida por persona mayor de edad, en su contra, con pleno conocimiento, pues dijo que se dedicó a actividades ilícitas, entre ellas preparó la salida del país del narcótico denominado cocaína, con destino a los Estados Unidos de Norteamérica, para lo cual utilizó diferentes pistas de aterrizaje clandestinas en varios estados de la República Mexicana".

En el testimonio que Miguel Ángel Félix Gallardo dio González Calderoni, el cual fue ratificado el 10 de abril de 1989 ante el Ministerio Público, describe que comenzó a comprar marihuana y a venderla en el norte del país en cantidades mínimas.

“Durante los siguientes tres años compró y vendió cantidades menores de marihuana, tiempo después incrementó el tipo de compra y comenzó a colocar y transportar la misma en el norte del país”.

La bonanza que disfrutaba a través de la venta del enervante le permitió expandir su dominio y ser productor, a través de la compra de terrenos en los que sembraba la droga para su venta en estados del norte del país. Sin embargo, en 1976, mencionó a Guillermo González Calderoni, tuvo “problemas” por “operativos”, lo que lo llevó a mudarse a Guadalajara en el año de 1977.

“Posteriormente, se dedicó a la siembra, cultivo, cosecha, distribución y envío de enervantes en el norte del país; en el año de 1976 hubo varios operativos que le ocasionaron problemas, por lo que al año siguiente se fue a radicar a la ciudad de Guadalajara, Jalisco donde adquirió diversos inmuebles”.

Guadalajara, el inicio del imperio

Una vez que comenzó a radicar en Guadalajara, fortaleció su imperio a través de la compra de propiedades y la exportación de cocaína a México para su trasiego a los Estados Unidos en alianza con el Cártel de Medellín.

“Durante el periodo comprendido entre los años de 1977 y 1984, se dedicó a actividades ilícitas como la introducción ilegal de cocaína al país, así como a la preparación de la salida de la misma droga, con destino a los Estados Unidos de Norteamérica”.

Las evidencias que presentó el Ministerio Público incluyen las declaraciones de testigos protegidos, quienes describen la forma en que el imperio de Miguel Ángel Félix Gallardo creció de la noche a la mañana.

Uno de ellos, es un empresario dedicado a la distribución o venta de aviones, de refacciones, así como a la reparación de vehículos a través de un taller mecánico. El testimonio del informante menciona que, a finales de 1983, conoció a Miguel Ángel Félix Gallardo en una reunión en un hotel.

Durante el encuentro, el "Jefe de Jefes" le pidió que consiguiera un avión, el cual le costó 550 mil dólares.

“A finales del año de mil novecientos ochenta y tres, (…) le presentó a Miguel Ángel Félix Gallardo en el hotel (…), ubicado en (…), mismo que le pidió le consiguiera un avión, por lo que le ofreció uno en la suma de seiscientos cincuenta mil dólares, pero como Miguel Ángel Félix Gallardo no estuvo de acuerdo con el precio, le consiguió el avión marca (…) turbo hélice, modelo (…), matrícula (…), en la cantidad de quinientos cincuenta mil dólares”.

Esa adquisición fue aprovechada por la organización para comenzar a trasladarse a distintas partes del país y fuera de él, a través de una empresa fantasma que supuestamente prestaba servicios de taxis aéreos a destinos nacionales y al extranjero.

“El deponente agregó que junto con (…) formó la compañía denominada (…),  la cual tuvo como objeto dar servicio de taxi a nivel nacional e internacional; una vez establecida la sociedad, “en junio” el capitán (…) y (…) , comenzaron a volar dicha aeronave de la Ciudad de Guadalajara, Jalisco, a la población de Guerrero Negro, en Baja California; en el avión viajaban pistoleros de Félix Gallardo quienes al llegar al hangar de la ciudad de Guadalajara, bajaban aproximadamente diez cajas llenas de dólares”.

16 toneladas de cocaína

Una de las primeras rutas que abrió Félix Gallardo para el trasiego de cocaína exportada de Colombia fue la de Guadalajara- Guerrero Negro, en Baja California. El negocio comenzó a ser fructífero para el narcotraficante y el Cártel de Guadalajara, por lo que la estrategia cambió.

La narración de un testigo protegido, describe que, en marzo de 1984, un narcotraficante de Colombia enviado por Pablo Escobar llegó al hangar de Guadalajara para afinar los detalles del trasiego del alcaloide.  

La operación era simple: los emisarios de Pablo Escobar viajaban en la avioneta de México a Colombia, país donde era cargada con 600 kilos de cocaína. Al llegar a una pista ubicada en Veracruz, la tripulación era cambiada por mexicanos quienes llevaban la droga a los Estados Unidos y regresaban a Guadalajara, donde ya los esperaban los emisarios de Colombia para repetir la operación. 

“Comenzó a viajar en la avioneta con destino a Sudamérica, pero cuando venía de regreso traía cocaína, que según la capacidad del avión, era de 500 a 600 kilogramos aproximadamente, para esa actividad utilizaron un campo de aterrizaje ubicado cerca de la población de (…) donde cambiaban la tripulación y partían rumbo a los Estados Unidos de América; de regreso, con cocaína a bordo, aterrizaban en el aeropuerto internacional de Guadalajara; en ese lugar, los pilotos colombianos tomaban el mando del avión y viajaban de nuevo a Sudamérica para repetir la misma operación; más tarde, comenzaron a descender en una pista clandestina, cerca de la ciudad de Guadalajara”.

El negocio ilícito pronto comenzó a dar ganancias a Félix Gallardo y al grupo criminal, por lo que compraron más aeronaves, a través de las cuales se exportaron 16 toneladas de “cocaína pura”, entre los meses de marzo y diciembre de 1984.

“Entre marzo a diciembre de 1984, fueron tres viajes por mes, en los que en cada uno cargaron un promedio de 500 o 600 kilogramos, los cuales llevaron a los Estados Unidos de Norteamérica y entregaron a proveedores norteamericanos, sin saber el lugar preciso; por lo anterior, estimó que fuera una cantidad mayor a las 16 toneladas de cocaína pura la que se transportó”.

La sospecha

En la declaración que el 9 de abril de 1989 dio a Guillermo González Calderoni, y la cual fue ratificada ante el Ministerio Público un día después, Miguel Ángel Félix Gallardo narra que, en octubre de 1984, comenzaron a disminuir el trasiego de cocaína, porque comenzaron a tener informes de que eran investigados por la Administración de Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés).

“Dejó esa forma de operar en el año de mil novecientos ochenta y cuatro, porque se enteró que había diversas órdenes de aprehensión en su contra, por lo que decidió cambiar de domicilio; no supo con exactitud de las ganancias obtenidas por la actividad del narcotráfico”.

Las sospechas de Miguel Félix Gallardo comenzaron a ser evidentes poco después del operativo que se llevó a cabo en el Rancho “El Búfalo”, municipio de Jiménez, en el estado de Chihuahua.

A finales de 1984, Félix Gallardo comentó al testigo protegido que sospechaba de uno de los pilotos aviadores. La intuición del “Jefe de Jefes” fue evidente cuando se dio la orden de “levantar” al piloto en el aeropuerto de Guadalajara. Sin embargo, al acudir los sicarios al lugar a finales de 1984, se dieron cuenta que se había esfumado. El motivo: se convirtió en informante de la DEA.

De acuerdo con los informes de la Policía Judicial Federal, el piloto mexicano Alfredo Zavala Avelar era informante de Enrique “Kiki” Camarena, quien le entregaba dinero por darle informes de los plantíos de marihuana de la organización.

“Entre la última semana de enero y la primera de febrero del año de mil novecientos ochenta y cinco, los pistoleros de Félix Gallardo comenzaron a rondar el aeropuerto, para tratar de localizar y darle el ‘levantón’ al Capitán (…) tiempo después, se enteró que este último había desaparecido al igual que Enrique Camarena agente de la DEA, por lo que (…) no volvió por el aeropuerto de Guadalajara”.

Meses después, los cuerpos de Enrique “Kiki” Camarena y del piloto Alfredo Zavala Avelar, fueron encontrados en las inmediaciones de un rancho, en la comunicad de La Angostura, municipio Vista Hermosa. En los siguientes meses Félix Gallardo, según declaraciones de personas que lo ayudaron, incluidas en expedientes judiciales, continúo traficando cocaína a través de vehículos, negocio que perduró hasta el 8 de abril de 1989, día en que fue capturado por Guillermo González Calderoni.