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Vacacionar como un náufrago, el negocio que descubrió este emprendedor

Álvaro Cerezo es náufrago, aventurero y a la vez emprendedor, pues apostó por convertir su pasión en su trabajo fundando Docastaway

Escrito en MUNDO el

Álvaro Cerezo es náufrago, aventurero y a la vez emprendedor, quien desde joven le fascinó la idea de vivir en una isla desierta apartado de la población, por eso, al terminar su carrera de Economía decidió que él no quería acabar en un banco y apostó por convertir su pasión en su trabajo fundando Docastaway, contó en entrevista con Business Insider España.

Cerezo decidió lanzarse a emprender y gastó todo su dinero para comprar "una cámara buena" y un portátil con el objetivo de recorrer las islas que podrían encajar en el proyecto y fotografiarlas para su posterior página web.

Cuando me fui por primera vez a una isla con 18 años buscaba por internet y no encontraba nada. No había ninguna empresa que lo ofreciera. Después de 7 años viajando, la gente me preguntaba cómo lo hacía y yo les explicaba que me pegaba unas vacaciones de un mes sin apenas gastar dinero. Entonces, vi que a todo el mundo le entusiasmaba la idea y pensé que había interés. Al terminar la carrera, me volví a meter en la red: ya era 2008, y seguía sin aparecer ninguna compañía. Por un momento pensé, ¿será una utopía? Si no lo ha hecho nadie será porque no es viable. Pero soy muy cabezón, me dije: '¡Lo voy a intentar! Yo no quiero acabar en un banco'

Entonces, se lanzó a fotografiar los destinos y establecer la red de guías que trabajaría para su compañía. Una vez rematado el trabajo, registró la marca, creó la web y Docastaway empezó a funcionar.

"Al principio me equivoqué, algunos clientes me decían que querían estar solos, pero recibían visitas de muchos pescadores. Hasta que decidí buscar islas que solo tuvieran una entrada para cubrirla con un guarda. Fue una de las claves, a partir de ahí ya funcionó y fue un éxito", aseguró.

Desde entonces han pasado 7 años y Cerezo sigue igual de ilusionado que el primer día:

Yo me moriré con esta empresa, aunque gane tres duros. Lo hago por pasión, no por hacerme multimillonario. Es una forma de vida

Hasta el momento no le ha ido nada mal, más de 800 clientes se han puesto en manos de Docastaway, con una media de gasto por persona de 2,000 euros por 15 días de estancia. Actualmente, tiene un porfolio de alrededor de 10 islas (principalmente en Indonesia y Filipinas) y da trabajo a cerca de 20 personas —todos son personal local—.

Sin embargo, antes del coronavirus, gestionaba unos 5 viajes al mes, pero ahora el negocio se ha parado y está a la espera de que reabran las fronteras.

"No creo que nos afecte mucho porque la gente querrá aislarse", anticipó.

Docastaway

Su método de trabajo consiste en fomentar la competición entre destinos y delegar las tareas a la gente local. 

Cerezo tiene en cuenta dos variables para clasificar las ofertas: las propiedades naturales que ofrecen los lugares y la calidad del servicio.

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Cuanto mejor sea la experiencia del cliente, más posibilidades tienen los trabajadores de que Cerezo promocione ese destino y lleguen más turistas. Por el contrario, cuanto peor sea el trato al cliente menor será la promoción y el número de visitas al año. 

"A las islas que peor lo hacen les mandamos uno o dos clientes al año por el mero hecho de mantenerlas", comentó.

(Foto: Pixabay)

Confort o aventura

La oferta de Docastaway se divide en dos formatos: confort y aventura. La primera está destinada a los que amen las islas desiertas pero quieran mantener un cierto nivel de comodidad y lujo, con una villa privada. La segunda es para los clientes que quieran vivir como un auténtico náufrago en una playa virgen.

En el modo aventura el destino más barato son 80 euros al día y el más caro 380 euros, mientras que en el modo confort, la horquilla va desde los 85 a los 188 euros.

En estas tarifas se incluyen los vuelos locales, los traslados por tierra y mar, la comida, el alojamiento, y en algunas islas también lleva aparejado la disponibilidad de un barco las 24 horas y la presencia de un guarda y/o guía.

Otra opción más barata aún es ofrecerse como conejillo de indias para ser el primero en probar una nueva ubicación.

(María José Pardo)