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Mientras reconstruyen escuela, toman clases en casas

Más de 500 alumnos de la escuela Manuel Acuña en el ejido de Benito Juárez, municipio de Villaflores, toman clases en casas para no perder el ciclo escolar

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Escrito en ESPECIALES LSR el

El sol quema aplomo y sin importar lo fuerte del calor, padres de familia y profesores retiran las varillas y parte del escombro de lo que fue la dirección de la escuela Manuel Acuña del ejido de Benito Juárez del municipio de Villaflores, Chiapas. Sobre el montículo de cascajo de color azul pisan y donde está firme se sostienen. Con las manos jalan el fierro y lo avientan al pasto. 

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Luego del sismo del pasado 7 de septiembre, varias aulas tuvieron daño severo. Se cayeron losas y los muros presentaron fracturas. Otras como tienen 45 años de servicio decidieron demolerlas y levantarlas de nuevo. En total se reconstruirán nueve edificios del plantel. En todo el estado hubo dos mil 500 escuelas afectadas. Con destrucción total, dos y 777 requerirán reparación parcial, de entre ellas, la primaria Manuel Acuña. 

“Tuvimos afectaciones muy graves. Se requería la reconstrucción total de esas nueve aulas. De los gobiernos federal, estatal y municipal tuvimos el apoyo en su momento y forma. Peña Nieto se comprometió a que se cubriría el total del gasto para la reconstrucción”, comenta 

Jaime Ruiz de los Santos, encargado de la escuela primaria de Benito Juárez. 

El gobierno federal a través de la Secretaria de Educación liberó presupuesto para la reconstrucción del 70 por ciento de todo el plantel. No fueron todas las aulas que se afectaron, hubo seis que no presentaron daños. Aunque se les dará mantenimiento o se les rehabilitará. También se arreglarán los baños, que antes del sismo ya requerían atención. 

No sé porque esperaron al sismo para que nos hicieran caso y reconstruyeran. El área de los baños estaba muy mal. Metimos solicitudes y nunca nos hicieran caso, años antes los servicios estaban pésimos. Hubo dos aulas que no tuvieron muchas afectaciones, pero como tienen más de 45 años de uso y el promedio de vida es de 35 se levantarán de nuevo. Y eso gracias al terremoto y a la ayuda que vino después”.

Al principio las tres aulas que quedaron muy dañadas fueron demolidas. Después se hizo un chequeo y se determinó que se necesitaban reconstruir las demás, las cuales con máquinas se tiraron y para que el proceso sea más rápido, los padres de familia y maestros ayudan a la remoción de escombros. 

En esa primaria, están inscritos en el turno matutino un promedio de 377 alumnos y en el vespertino, otros 150. La escuela cuenta con 12 grupos de 35 niños a 40 por cada salón.

Después del temblor y por las réplicas suspendieron las clases tres semanas. Los niños tuvieron vacaciones forzadas. Para ellos el juego era su diversión. No sufrieron la tragedia. 

Toman clases en casas para no perder el año

“Nos aprobaron el recurso, pero como iban a tardar las obras, optamos con reiniciar las clases hace tres semanas en aulas improvisadas”, indica Ruiz de los Santos. 

Para que no se perdiera el ciclo escolar, las autoridades de la escuela solicitaron que les consiguieran lugares provisionales para dar clases, en casas, locales o en lo que se pudiera apoyar. 

“Nos prestaron casas para dar clases, todo depende de las condiciones de cada lugar que nos dieron. Maestros estamos colaborando en la reconstrucción de las aulas, estamos al pendiente. Estamos todos el día y parte de la noche en la escuela”. 

Primero, les proporcionaron el auditorio del ejido y a falta de espacio, padres de familia acondicionaron sus casas como aulas provisionales. 

Los niños están contentos y también los padres porque están avanzando sus hijos. Estaban preocupados porque podrían perder el ciclo escolar. Buscamos la posibilidad de seguir adelante por la educación de ellos”.

Las casas que se acondicionaron como aulas provisionales están en el pueblo. Hay algunas que están algo retirado, a tres cuadras, de la plaza principal y de la escuela.  

“Son casas de padres de familia que están en el grupo de cada grado. Ellos proporcionaron las casas porque estaban preocupados y gracias a que tenían ese espacio lo facilitaron. En patios, galeras o locales. La idea es que nos apoyan para no perder clases. Tenemos algunas dificultades por el traslado de los niños, pero con el apoyo del papá, mamá o tutor, los están llevando a donde conseguimos las casas”.

Aún no hay fecha para que la escuela quede, porque depende del avance de la obra. Esto puede llevar hasta febrero o marzo de 2018. Hay mucho trabajo. Al mismo tiempo que checan la coordinación de las aulas provisionales, la directiva y el comité de padres, están al pendiente de quiénes les van a dar los recursos, que se lleve a cabo lo antes posible. Incluso hasta los presionan para que esto no pare y siga adelante la reconstrucción. 

Se mencionaba en un principio que iba a ser de 4 millones de pesos el costo de la reconstrucción. Pero después acordaron en tirar dos aulas más porque también tenían daños severos. Ya se tiraron esas dos aulas y ya se está trabajando en esas obras, y el recurso va aumentando. Es lento, esperemos que, si se lleve a cabo y se cumpla el propósito de la reconstrucción”, reitera el encargado de la escuela.

Juan Carlos López Solís, presidente del comité de padres de Familia de la primaria Manuel Acuña, cuenta que después del sismo tuvieron mucha respuesta por parte de la escuela. Se hicieron los reportes.

“A los tres días teníamos respuesta por parte del gobierno federal. Llegó gente de la Ciudad de México que iba a checar la escuela. Ellos nos dijeron que nos esperáramos para la reconstrucción, luego demolieron las aulas”.

En cuanto dieron la orden de que podían meter mano, comenzaron a quitar las partes que cayeron.  En la entrada tenían un domo que se construyó con dinero del pueblo y de los padres de familia. Se tuvo que derribar. 

“A partir de ahí empezamos a trabajar con el director de la escuela y los maestros. Nos hemos unido. Ahora estamos sacando la varilla, mientras que hay trabajadores que están en otras aulas y así estamos todos.”.