Main logo

“Quiero regularizarme y no esconderme”, migrantes buscan hacer vida en CDMX

La Silla Rota se metió al albergue para migrantes Casa Tochán , ubicado en la alcaldía Álvaro Obregón, para narrar historias de algunos de sus inquilinos

Por
Escrito en METRÓPOLI el

En la puerta del albergue para migrantes Casa Tochán, en la colonia Pino Suárez de la Ciudad de México, hay un mensaje para quienes buscan alojamiento debido a su situación migratoria.

TAMBIÉN LEE: "¡No te duermas, no cierres los ojos!", la súplica de un migrante tras la volcadura

“Estimado amigo migrante, en este momento Casa Tochán se encuentra sin cupo. Disculpa el inconveniente”, se lee en un pliego de papel rotafolio. El mensaje está escrito también en francés, idioma hablado en Haití.

Ubicado en la alcaldía Álvaro Obregón, a unas calles del Metro Observatorio, la Casa Tochán enfrenta un sobrecupo de migrantes desde septiembre de este año. Con capacidad para 30 personas migrantes, en el llamado Mes Patrio se desbordaron las solicitudes y llegaron a tener hasta 116 personas, muchas de origen haitiano, relata la directora del albergue, Gabriela Rodríguez.

Las instalaciones, ubicadas en 3 pisos conectados por estrechas escaleras, angostos pasillos y puentes en una construcción que al ascender se hace menos ancha, resulta un riesgo para menores de edad.

Pensada más para recibir a hombres mayores de edad, esta restricción se flexibilizó debido al aumento de solicitudes y a que otros albergues, como Cafemin, que recibe sólo a mujeres y familias, también se llenó.

La situación podría empeorar, ya que se espera la llegada de más migrantes -como parte de la caravana que se aproxima al Valle de México- integrada por 387 personas, dividida entre 193 hombres, 121 mujeres y 73 niñas, niños y adolescentes, provenientes de Haití, principalmente, así como Guatemala, Honduras, El Salvador y Nicaragua. Salió el pasado 23 de octubre de Tapachula, Chiapas, con la intención de llegar a Estados Unidos, de acuerdo con el gobierno capitalino.

Pero el anuncio a inicios de meses de la reinstauración de nuestro país como tercer país seguro, por medio del programa Quédate en México, augura que los migrantes que quieran llegar a Estados Unidos, tendrán que quedarse meses y hasta años mientras las autoridades estadounidenses revisan sus casos. En tanto, el Instituto Nacional de Migración decidió que los migrantes parados en Tapachula, vayan a otras entidades. Uno de esos destinos será la Ciudad de México.

NECESITAMOS AYUDA PARA VIVIR BIEN

Uno de los migrantes que está en Casa Tochán es Pierre. Lleva años fuera de su país, Haití, de donde salió por la inestable situación económica que además causa desempleo y pobreza. Primero se fue a República Dominicana y de ahí se fue a Chile, en el cono sur, donde aprendió el fluido español que habla. En junio recorrió medio continente para venir a México, donde quiere residir y además lo espera su familia.

“Como migrante, necesitamos ayuda, para vivir bien, tener para comer y trabajar. Al llegar a Tochán no había espacio, hablaron conmigo y me dieron comida, no me dejaron en la calle, me llevaron a un sitio a dormir”, dice sobre cómo llegó al albergue.

Pero él quiere trabajar, aunque reconoce que el panorama es difícil. “La cosa está complicada, hay demasiados inmigrantes y no hay trabajo”, dice.

MI SUEÑO ES IRME A MONTERREY

Otro migrante que ahí se encuentra es un hondureño, que no da su nombre, pero sí comparte su historia. Salió de Honduras hace cosa de dos meses y antes se dedicaba a ser comerciante. Pero vivía extorsionado por la Mara, que lo explotó hasta que ya no podía pagarles lo que le exigían, y cuando eso ocurrió, entonces amenazaron con segar la vida de quienes más ama: su esposa y sus dos hijas.

VIDEO

Fue cuando decidió salir del país centroamericano. Se vino a México. Era uno de los miles de migrantes que, en Tapachula, Chiapas, esperaba su visa humanitaria, pero cuando estaba formado para uno de los trámites, reconoció a un criminal, y antes de ser visto, decidió salir de la ciudad chiapaneca y fue así como llegó a la Ciudad de México hace unos días.

Vi en el lugar a una persona que se dedicaba a cometer crímenes, asesinatos ahí en San Pedro Sula, y estaba en Tapachula y decidí irme de ahí por cuestiones de seguridad. Si yo falto, quién las va a apoyar, y gracias a Dios pude llegar a la ciudad. Él no me vio a mí, yo sí a él. Hace 6 años visité Monterrey, es una ciudad muy bonita, mi sueño es llegar ahí y hacer una nueva vida y darle a mi familia eso

Incluso, dice que puede trabajar como chofer, en actividades agrícolas, ganaderas y como comerciante.

“Quiero regularizarme y no esconderme de las autoridades migratorias”, continúa, sentado en la parte más alta del albergue, donde se puede ver parcialmente la ciudad desde esa zona escarpada. Atrás de él hay un mueble con varias colchonetas apiladas, y en el suelo un migrante acostado en una de ellas, mientras tose.

En la terraza, su hija juega y aprende algunas actividades con otros niños que les enseñan en Casa Tochán y se enfurruña cuando su padre le pide que se acerque para tomarse una foto con él.

ESTOY UN DÍA AQUÍ Y ME VOY AL NORTE

Una de las terminales ferroviarias más grande del país es la Terminal de Trenes del Valle de México, que se encuentra en Ceylán, en Tlalnepantla, en el Estado de México. Desde hace unos años, también ha sido el punto de referencia para la llegada de personas migrantes que usan el tren como transporte como medio para llegar a la frontera norte del país.   

Es el caso de Bertha, que tiene 36 años. La mujer, de 1.50 metros de estatura es vecina de Tegucigalpa, Honduras, tiene dos semanas que dejó su país y solo ha viajando en tren. Sobre la avenida Mario Colín, en ese municipio, la acompaña a pedir dinero su hija de 11 años y su perro “canelo”. Bertha dijo a La Silla Rota que llegó a la terminal ferroviaria con otras quince personas, pero se dispersaron para buscar alimentos y continuar su trayecto por la noche, rumbo a Querétaro, pues su destino es el norte.

La joven mujer dijo no tener miedo de viajar únicamente con su hija y su perro, "somos varios de un grupo de que se ha ido haciendo chiquito, éramos como 60 los que pasamos la frontera de México, ya somos como 15", explicó Bertha sin soltar al “canelo” de sus brazos.

“Sólo estaremos este día aquí, en la noche seguimos camino arriba, llegaremos a Querétaro centro de México mañana, y primero diosito el fin de semana a frontera”, dijo la mujer que en su mirada reflejaba miedo, desesperación y angustia.

Al final de la avenida Mario Colín, pasando Gustavo Baz, a una cuadra del Periférico Norte, también en Tlalnepantla, otras cinco hondureñas piden una moneda, muestran un billete originario de su país y solicitan el dinero para comprar comida, ellos no se dejan fotografiar y son muy desconfiados y hasta agresivos.

En Tultitlán hasta el 2012 existía un albergue que por varios años recibió a migrantes en Lechería, Tultitlán, en un área de dos rutas de trenes que se dirigen al norte, y donde, con apoyo de instituciones de gobierno, asociaciones civiles y de la iglesia católica, atendían hasta 350 personas por día.

VENDRÁN MÁS MIGRANTES

Estas historias forman parte del goteo de migrantes que diario llegan al Valle de México, algunos de los cuales se ven en algunos cruceros, pidiendo dinero o algunos incluso vendiendo cosas. En Viaducto esquina con Medellín y Monterrey algunos tuiteros han reportado su presencia. Cerca había una patrulla que vigilaba.

La situación de recepción de los migrantes puede empeorar con la llegada de la caravana que viene de Tapachula, alerta la directora de Casa Tochán, Gabriela Rodríguez. Por eso es por lo que un grupo de albergues firmaron el 7 de diciembre una petición dirigida a la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, para proponerle que haga un albergue de recepción y uno fijo, porque los migrantes seguirán llegando, quizá no masivamente como con la caravana de 2018, pero sí de manera constante.

VIDEO

La diferencia de que ahora además de centroamericanos, viene un contingente de haitianos, que ya estuvieron en Brasil o Chile, y muchos de los cuales no hablan español. Rodríguez recuerda como comenzaron a llegar al albergue, en septiembre.

Llegaron de esos países porque no pudieron incluirse en esa sociedad. Una mañana me llamaron para decirme ‘fíjate que hay 6 haitianos que no tienen dónde ir’ y como a la media hora, me informaron que la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar) estaba totalmente llena, hay niños y mujeres y no tienen dónde quedarse

Pasaron de tener 30 lugares a albergar a 116 personas, y de manera organizada se acomodaron abriendo un dormitorio en un espacio semi preparado. Luego llegó más gente y con donaciones que les llegaron, alquilaron un departamento. “Le dije a la señora que eran 8 pero metimos a 11 personas”, reconoce Gabriela Rodríguez.

HACEN ALIANZAS PARA ATENDER A MIGRANTES

En la misiva que enviaron a la jefa de Gobierno, los albergues explicaron que, para recibir a los migrantes, han hecho alianzas con otras instituciones que atienden agendas distintas como son los de la comunidad LGBTTI, refugios de mujeres y personas con problemas de adicciones, e incluso han pagado habitaciones de hotel para alojar a los migrantes. Marcaron el 22 de noviembre como la fecha en que comenzaron a recibir más gente a partir de los grupos que se desprendieron de la caravana que viene de Chiapas.

“La gran llegada en diferentes momentos de muchas familias haitianas ha hecho que los albergues nos colapsemos, no tenemos más capacidad para recibir a más personas. […] Por eso solicitamos a la jefa de Gobierno que abra un lugar para recibir a esta gente no sólo de manera temporal, sino de manera fija, ya que será un movimiento constante”, dijo.

SE TRATA DE UNA CRISIS HUMANITARIA

La presidenta de la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México, Nashielli Ramírez, informó el 8 de diciembre que en la Ciudad de México hay 7 albergues, con una capacidad para recibir 300 personas, pero hasta ese día había 670 personas alojadas, y previó que el flujo aumentaría en los próximos días y semanas.

Por su parte, la representante adjunta de la Unicef en México, Pressia Arifin-Cabo, dijo a La Silla Rota que niños y adolescentes representan 60 por ciento de la caravana, y urgió a darles atención especial.

En entrevista con La Silla Rota, mencionó que en Tapachula hay grupos de centroamericanos y el grupo haitiano, y según lo que ha visto son alrededor de 4 mil personas y que han sido trasladados a lugares diferentes y algunos llegaron a la Ciudad de México, pero de todos modos los albergues ya estaban saturados y desde hace 3 semanas en la frontera norte su nivel de ocupación era de 94 por ciento.

Con el programa ‘Quédate en México’, previó que llegarán más, además que se pueden quedar a esperar la respuesta del gobierno estadounidense por un lapso de entre 6 meses a dos años. “Este es el tiempo para atender sus casos y ser escuchados y algunos de ellos, según la experiencia deben ir a 4 o 5 citas”.

Pero además los migrantes vienen con su familia, y aunque el porcentaje de niños y adolescentes, en un flujo normal era de 40 por ciento, últimamente ha crecido a 60 por ciento porque las familias que son monoparentales se encuentran dentro de estos flujos.

“Cuando son monoparentales, los niños son más numerosos, donde una madre trae dos o tres niños y así”, dice la representante de la Unicef en México. Sus declaraciones fueron recogidas antes de que ocurriera, este 9 de diciembre, el accidente en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, en el que un tráiler que llevaba migrantes se quedó sin frenos y se volcó, con un saldo de por lo menos 55 muertos.

DEJARON LO QUE TENÍAN

Pressia Arifin-Cabo agrega que, en Tapachula, se ven muchas familias con grupos pequeños y algunos de ellos que han entrevistado esperan 4 o 5 días para abordar el autobús, pero otros deben esperar hasta finales de mes, lo que calificó de lamentable.

No tienen manera de sostenerse, lo que escuchamos de las historias de las familias es que dejaron lo que tenían, están en pequeños dormitorios, dejaron de todo para estar en esta fila y ya no hay dónde volver, esperan bajo el sol en condiciones inadecuadas

Se trata de una crisis humanitaria y con el programa de reubicación, instrumentado por el Instituto Nacional de Migración, que los envía a otros estados, la situación no mejorará, ya que verán que no hay albergues para migrantes y si hay es porque tienen suerte, pero si no, se encontrarán en situación de calle.

La experta en migración, Andrea González asegura a La Silla Rota que nunca había visto algo así. “Estamos en uno de nuestros peores momentos, sabemos que el Estado mexicano, por omisión o acción, sistemáticamente niega los derechos de las personas migrantes, pero en la Ciudad de México no me había tocado ver algo así", dijo.

Añade que la actual situación de los migrantes es de personas que están en un limbo político-jurídico-social, sin respeto a sus derechos por un espacio de tiempo muy largo y eso lo hace muy desgastante para las organizaciones que los reciben, ya que no es lo mismo atender a 400 personas durante 3 días que por 4 meses, y entonces los albergues hacen autogestión de aquí o allá.

La Secretaría de Gobierno capitalino informó este 9 de diciembre que la jefa de Gobierno ordenó un operativo para recibir a la caravana migrante. En caso de que ingrese a la capital, se instalará un albergue temporal en el Deportivo Santa Martha Acatitla, en Iztapalapa, con capacidad para mil personas.

Contará con instalaciones que garanticen las medidas sanitarias. Asimismo, se hará un censo y un mecanismo de identificación para llevar control de los apoyos otorgados.




rst