El pasado 17 de enero fueron encontrados los restos de dos mujeres que sostenían una relación amorosa, Nohemí y Yulizsa, víctimas de este crimen de odio, eran madres de tres infancias que han quedado en orfandad. 

Mujeres lesbianas se posicionaron ante lo sucedido, señalaron este crimen como un acto de misoginia y lesbofobia. En entrevista para La Cadera de Eva, dos mujeres lesbianas han dado su testimonio respecto a cómo han vivido este tipo de violencia, además de explicar por qué es importante visibilizar el caso de Nohemí y Yulizsa.

“No hay palabras suficientes para expresar la magnitud de esta situación. Considero que es un crimen lesbofóbico y misógino, porque no solo les bastó con privarlas de la libertad, no sólo les bastó con asesinarlas, sino que además exhibieron partes de sus cuerpos por la ciudad y eso es una constante demostración de poder, son feminicidios en toda su expresión” declaró Cristina, una mujer lesbiana y feminista que habita en el norte del país.

El miedo de ser lesbiana

Elizabeth, una mujer lesbiana y feminista, cuenta que encararse con la realidad de las mujeres que habitan el país es muy confrontativo, “es muy triste, da mucho coraje y cuando te sientes identificada con el caso, como mujeres sáficas (Nohemí y Yulizsa) que pudieron construir su familia, te enfrentas al miedo de ser mujer y de ser lesbiana” 

Asumirse desde la lesbiandad en un país tan machista implica posicionarse a una cultura donde no solamente nos enfrentamos a la misoginia por el simple hecho de nacer mujeres, sino que  la heteronorma nos orilla a esconder y ocultar quiénes somos porque o te matan por ser mujer o por ser lesbiana,  menciona Elizabeth. 

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A las mujeres que están en transición para poder asumirse como mujeres sáficas (lesbianas o bisexuales) al ver estos actos de odio contra parejas del mismo sexo, son obligadas a esconderse. En las últimas semanas, los ataques contra personas de la diversidad sexual han sido conocidos, sobre todo en aquellos estados en los que la cultura machista no permite demostraciones de afecto en público. 

 “Yo recuerdo que cuando era más joven me daba mucho miedo pensar en mí como lesbiana porque todas las referencias que yo tenía eran malas. De gente que sufría, gente que iba a estar condenada al infierno, que eran mal vistas por Dios, por la sociedad; yo pensaba que la verdad nunca iba a poder ser feliz, que yo nunca iba a poder encontrar una pareja, que era muy difícil” confiesa Elizabeth. 

“Espero que las lesbianas que vengan sean más libres de lo que nosotras fuimos” dice Cristina respecto a los discursos de odio.

En el norte también existen las lesbianas

La preocupación ante las noticias sobre discursos y ataques contra las mujeres lesbianas aparece como si hubiera un refuerzo a ese tipo de pensamientos que dan un retroceso a todos los avances que existen respecto a la eliminación de discursos de odio. Sin embargo, los crímenes que se siguen cometiendo en contra de las mujeres lesbianas parecen vislumbrarse como un mensaje claro sobre cómo aún no son aceptadas por la sociedad. 

“A las lesbianas nos deben muchísimo, las lesbianas una de las comunidades más castigadas por no gustar de los hombres y todavía me sorprende que es por esto que nos están asesinando y sé que no me va a tocar que nos garanticen seguridad pero espero que suceda pronto” señaló Cristina.

Nohemí y Yulizsa eran mujeres que habitaban en territorio fronterizo, en una ciudad que ha sido conocida como “la ciudad de las muertas” por los casos de feminicidio que se han dado en Ciudad Juárez desde la década de los 90. Por lo que, hay que considerar que la hazaña con la que los varones han cometido estos crímenes contra las mujeres evidencia la dominación de los varones sobre los cuerpos de las mujeres, pues seguir exhibiendo sus cuerpos son acciones como símbolo de poder. 

“No hay justicia que alcance, claro que quienes las mataron tienen que pagar; pero el simple hecho de que hayan sido asesinadas de esa forma, yo siento que ya no hay una justicia para ellas y para nosotras como comunidad” afirma Elizabeth. 

“Elegir a una pareja ya consolidada con hijos, es otro mensaje más fuerte que está muy encaminado a estos discursos de odio. El mensaje es que no se nos permite imaginar que podemos tener una familia, que podemos vivir nuestra sexualidad sin pena. Queda muy claro el porqué sí es totalmente un ataque de lesbofobia y misógino” señala Elizabeth para La Cadera de Eva. 

Por otro lado, Cristina, quien reside en Sinaloa, cuenta sobre cómo ha sido tratada por otros varones por ser lesbiana:  “según ellos me tratan como un igual, me tratan como un hombre al tener una apariencia masculina. Se me ha cuestionado la ropa, la forma de caminar, la manera de ser, de hablar, y  me han hecho bromas al respecto”.

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¿Dónde está la “L”? 

Los casos de crímenes contra lesbianas han sido invisibilizados, pues el posicionamiento de activistas u organizaciones de la comunidad GBTIQ (así, sin la L) no ha ocurrido de la misma manera como con otros casos de homofobia o transfobia. Al respecto, Carolina, también una mujer lesbiana y feminista, opina que este tipo de noticias son algo que no hay que dejar en el olvido, pues ante el incremento de estos ataques contra las mujeres ella se pregunta ¿desde cuándo ser feliz es un delito? 

La lesbofobia es un tipo de discriminación que también se vive dentro del movimiento GBTIQ, pues quienes han sido la cara protagonista de la comunidad han sido los hombres homosexuales, afirman las entrevistadas. 

“Las mujeres que no forman parte del consumo masculino para los hombres no existen, las lesbianas han luchado a lo largo de la historia para conseguir no sólo sus derechos como mujeres sino también que se les garanticen los mismo derechos que a las parejas heterosexuales” señala Cristina respecto a los estereotipos que se han formado sobre las parejas lésbicas.

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