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Protestas acusan fraude electoral y represión en Honduras

Los manifestantes aseguran que Juan Orlando Hernández, el actual presidente de Honduras, estaría asegurando su reelección

Escrito en MUNDO el

La fiesta cívica que celebraron los hondureños el 26 de noviembre, con más de dos millones y medio de personas concurriendo a las elecciones generales, pasó a ser una crisis tres días después de que el candidato de la Alianza de Oposición contra la Dictadura, Salvador Nasralla, dejó de encabezar los resultados.

La incertidumbre y la violencia entre denuncias de fraude de la oposición han marcado las la recta final del escrutinio de las elecciones del domingo en Honduras, cuyo resultado final sigue sin conocerse.

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La crisis comenzó a asomar con la incertidumbre generada por la demora de los primeros resultados para la fórmula de presidente, que no proporcionó un cuestionado Tribunal Supremo Electoral (TSE) el mismo día de las elecciones, como lo había prometido, sino hasta en la madrugada del lunes.

                                                                                                                                                                                                                                Imagen tomada de TeleSur

La incertidumbre entre los hondureños comenzó cuando los dos candidatos más fuertes, Juan Orlando Hernández, del gobernante Partido Nacional y presidente del país, y Salvador Nasralla, de la Alianza de Oposición contra la Dictadura, se autoproclamaron presidente electo pocas horas después de que finalizó la votación.

Hasta el miércoles hacia el mediodía la ventaja en las urnas seguía favoreciendo a Nasralla, quien en el primer informe del TSE superó a Hernández por cinco puntos, pero gradualmente la tendencia se fue revirtiendo y ese mismo día Hernández, por primera vez, se puso arriba con menos de medio punto.


Los dos se autoproclamaron ganadores


Para caldear más los ánimos, con Nasralla y Hernández reiterando que habían ganado, luego de que el candidato del Partido Nacional se puso en ventaja, vino una "caída del sistema" del TSE por varias horas, a lo que el líder de la Alianza de Oposición respondió que le estaban cocinando un fraude en el organismo electoral.

Nasralla de nuevo reiteró que su triunfo el pueblo lo defendería en las calles, y en la medianoche del miércoles centenares de sus seguidores enardecidos se dirigieron hacia el Instituto de Formación Profesional, donde se resguarda todo el material electoral del país, con el fin de tomárselo, lo que impidieron los cuerpos de seguridad.

Esa manifestación, que se ha extendido a importantes ciudades del centro, oriente, norte, occidente y sur del país, tienen ahora a Honduras al borde de impredecibles consecuencias por múltiples acciones violentas que han cobrado decenas de heridos y lesionados entre manifestantes y elementos de la Policía y el Ejército.

La crisis se está asemejando a la que vivió Honduras en 2009, cuando el entonces presidente, Manuel Zelaya, fue derrocado mediante un golpe de Estado cuando promovía reformas constitucionales que la ley le impedía.

Los hondureños llegaron a las elecciones de noviembre, las décimas desde que su país retornó a la democracia en 1980, con el rechazo de las principales fuerzas de oposición a la intención del presidente Hernández de reelegirse, pese a que la Constitución no le permite eso bajo ninguna modalidad al titular del Ejecutivo.

Pero un fallo de la también cuestionada Corte Suprema de Justicia, de 2015, dejó abierta la posibilidad, en una acción que la oposición repudió alegando que esa potestad no le compete a ningún poder del Estado, sino al soberano, el pueblo.

Con todo eso, y con Manuel Zelaya como uno de los grandes protagonistas en su calidad de coordinador general de la Alianza de Oposición, el TSE convocó a los hondureños a las urnas con la participación de diez partidos políticos y nueve candidatos a la presidencia, de los que Nasralla y Hernández eran los favoritos.

Zelaya también es coordinador del partido Libertad y Refundación (LIBRE), que es parte de la Alianza de Oposición, con el minoritario Innovación y Unidad-Social Demócrata.

La crisis continúa este viernes, cuando el TSE comenzará el "escrutinio especial" de unas 1.000 actas electorales, mientras el recuento de votos tiene a Hernández con 1.332.833 y a Nasralla con 1.286.245, según el último registro oficial, sin que se sepa cuándo los hondureños conocerán a su nuevo presidente electo.

La frágil democracia hondureña, recuperada en 1980 después de casi 20 años de regímenes militares, ha estado siempre en peligro por culpa de los mismos políticos que han gobernado al país a lo largo de su historia, primero con un bipartidismo tradicional de los conservadores partido Nacional y Liberal, durante un siglo.
 

En la nueva era política, con su primer gobierno civil que asumió en 1982 con el liberal Roberto Suazo, la democracia hondureña se vio amenazada en 1985 con una intentona de continuismo, lo que fue frenado a tiempo con una señal al orden de los uniformados, que seguían siendo un poder real en el empobrecido país centroamericano.

Luego vino la crisis de junio de 2009 con el golpe de Estado a Zelaya, siempre por intentar violar la Constitución, a lo que se suma la actual situación, que tiene a miles de hondureños protestando en las calles, reclamando lo que aseguran es un triunfo del candidato opositor Salvador Nasralla.

No se sabe cuándo habrá nuevo presidente electo en Honduras, donde siempre ha habido mucho de nocivo en la clase política, la que además, después de haber clamado tantos años por recuperar la democracia, al lograrlo no ha sabido llevar al país a consolidarla, mientras más del 60 % de su gente sigue viviendo en la pobreza.

ams