OPINIÓN

¿Qué está pasando en Moroleón?

El municipio de Moroleón renace de sus cenizas históricas llenas de violencia y sangre, que por muchos años estuvo a merced del crimen organizado, concretamente del Cártel de Santa Rosa de Lima

Escrito en GUANAJUATO el

Mientras el país entero se sigue debatiendo entre la vida y la muerte todos los días, en manos del crimen organizado. El estado de Guanajuato no es la excepción, ni mucho menos. Todo lo contrario, la entidad guanajuatense sigue estando en los primeros lugares de homicidios dolosos y otros delitos, como robo a transeúntes y casa habitación en aumento, en prácticamente todos sus municipios. Ni qué decir, de las ricas y poderosas ciudades que conforman el corredor industrial.

Desde Celaya, pasando por Salamanca, Irapuato, Silao y León, el caos crece día a día por la violencia desmedida y las numerosas ejecuciones de los distintos cárteles que pelean las jugosas plazas municipales. El miedo ciudadano es permanente. La ciudadanía vive en constante zozobra de saber que salir de sus casas, no es garantía de regresar con vida a encontrarse con sus seres queridos. 

El consumo de drogas aumenta y aumenta en barrios populares, mientras que, en los lujosos fraccionamientos o colonias residenciales, la venta del narcomenudeo está a la orden del día en restaurantes, bares y los llamados antros. Por supuesto que también, las entregas a domicilio en las lujosas casas de gente de clase alta, media-alta y media. Que, por cierto, en muchas de estas conocidas zonas residenciales, viven y conviven los grandes jefes de las bandas criminales.

De repente, de un día a otro, o más bien, de semanas y meses que transcurren con la misma velocidad que en cualquier otro municipio o zona del estado de Guanajuato, en la parte sur, muy al sur de la entidad que colinda con Michoacán, el municipio de Moroleón renace de sus cenizas históricas llenas de violencia y sangre, que por muchos años estuvo a merced del crimen organizado, concretamente del Cártel de Santa Rosa de Lima

La cohabitación de este grupo delictivo con el gobierno municipal de hace tres, seis o nueve años, de acuerdo con una cascada de relatos de ciudadanos de a pie, como de aquellos reconocidos empresarios textileros, que hablan con lujo de detalle de la asociación delictiva que existía entre el poder municipal y el crimen organizado, dando como resultado la constante e insoportable escalada de violencia, hoy ha terminado.

Sin que nadie diga nada, ninguna autoridad estatal o federal se refiere a lo que hoy vive el municipio de Moroleón, Guanajuato. Familias enteras viven todos los días en paz y plena armonía disfrutando de salir a las calles a cualquier hora del día, no se diga en la noche, donde cientos de jóvenes disfrutan de su ciudad y de los suyos, con la certeza de que no serán sorprendidos por el crimen organizado, que roba la paz ciudadana y destruye familias enteras. 

De ninguna manera pretendo decir o que se pueda entender, que la violencia en Moroleón ha sido erradicada. ¡Claro que no! Pero ahí están los números oficiales que hablan de una ciudad que hoy por hoy, tiene el porcentaje de violencia más bajo de la entidad, cuando hasta hace pocos años los titulares de prensa destacaban constantemente: “Ola de ejecuciones tiene a Moroleón en estado de sitio”, “Calles semidesiertas, imposible estar en la calle a las 10 pm.”, “Al amanecer, más ejecuciones promedio de 3 homicidios por semana”.  Era de todos sabido, la imposibilidad de viajar o transitar por dichas tierras durante años, ya que se jugaba la vida.

Sin ir muy lejos, con el gobernador Miguel Márquez, hubo Mando Único Policial con la supuesta mayor coordinación entre corporaciones municipales y la Secretaria de Seguridad Pública del Estado. Los operativos y las estrategias de seguridad estaban a cargo directamente del gobierno del estado, cuando más violencia, descomposición social y muertes vivió el pueblo de Moroleón.

Hoy gobierna una mujer el municipio de Moroleón, habría que preguntarle qué ha hecho en un año y tres meses para devolver a la ciudadanía la tranquilidad y paz social que hoy disfrutan familias enteras, en una población de aproximadamente 48 mil habitantes, donde los empresarios de dedican a trabajar, con la tranquilidad de saber que ya no los extorsionan ni secuestran.  

No cabe duda, que es el tiempo de las mujeres en el poder, pero con resultados reales ante el mayor flagelo que vive la sociedad. La seguridad pública. 

¿No cree usted?

Dr. Carlos Dìaz Abrego