HOMICIDIO EN LEÓN

Consterna al mundo ecuestre el asesinato de talabartero Mauricio Hernández

Charros y vaqueros exigen que se haga justicia por este crimen, cometido en contra de un empresario "derecho, que empezó desde cero"; al dueño de Talabartería San José lo mataron delante de su hijo

Charros y vaqueros tenían en gran estima a su amigo y proveedor.
Charros y vaqueros tenían en gran estima a su amigo y proveedor.Créditos: Especial
Escrito en GUANAJUATO el

León.- El dueño de talabartería San José, Mauricio Hernández Zavala, gozaba de gran prestigio social y principalmente en el ambiente de la equitación, no solo por los productos de su empresa, sino por el trato generoso y noble con que siempre se conducía con todas las personas en general.

Inició su negocio de forma modesta, fabricando sillas de montar, de vaqueta simple pero con gran calidad, y fue evolucionando hasta desarrollar las monturas que hoy elabora la empresa: materiales exóticos y elegantes diseños que llaman la atención de todos los relacionados con el mundo ecuestre. Charros y vaqueros en México y el extranjero buscan sus artículos como objetos preciosos.

Y hoy el gremio está consternado por la muerte de don Mauricio, asesinado la noche del lunes en presencia de su hijo. Exigen que el crimen sea aclarado y se dé con los culpables, pues el occiso era un empresario honesto y trabajador, padre de familia y alejado de cualquier vicio.

“Era un hombre maravilloso, decente, excelente padre de familia y un empresario muy trabajador”, dijo uno de sus clientes, vaquero de León, quien pidió mantener su nombre bajo reserva.

Entre otros clientes de Mauricio Hernández, a quienes el talabartero “vistió” sus finos caballos, están charros como el campeón Guillermo “Aplausos” Sánchez Rendón, o la dinastía de los Pedrero.

Detalle de una montura fabricada por la empresa de Mauricio Hernández Zavala.

Mauricio iba con su hijo cuando criminales presuntamente en una motocicleta interceptaron su camioneta en la colonia El Faro, frente a los cuarteles del C-4, dependencia que monitorea la ciudad mediante su red de cámaras de videovigilancia. Por eso los conocidos del ahora occiso confían en que haya elementos para identificar y detener a los asesinos.

La Toyota que manejaba el talabartero jalaba un remolque para caballos, pues él mismo practicaba la actividad ecuestre. Sin embargo, no llevaba animales en ese momento.

En la cabina lo acompañaba su hijo, quien vio cuando le dispararon por la ventanilla. Un solo balazo que le entró por el ojo izquierdo. Hernández Zavala aún se movía y su hijo, salpicado de sangre, pedía desesperado que llamaran a un abulancia. Muy pronto llegaron los paramédicos de Bomberos, cuya base está a unos 500 metros, y se llevaron al empresario todavía vivo, pero murió luego en el hospital.