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Roger, hondureño que derrotó a pandillas y a la covid, pero no al muro

En noviembre pasado cumplió 23 años de edad, y su futuro como el de sus connacionales, no es claro

Escrito en ESTADOS el

TIJUANA.- “Yo solo tengo a Dios”, dice Roger López Carrillo, migrante hondureño que atravesó México en medio de la pandemia y ahora está varado en Tijuana, como muchos de sus connacionales, con la esperanza de recibir asilo en Estados Unidos.

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Huyó de su país dejando a su esposa, a sus hijas de uno y cuatro años de edad, así como una finca productora de café que comenzaba a darle el sustento para mantener a su familia.

Las pandillas empezaron a extorsionarlo y lo amenazaron de muerte, así que en febrero del año pasado dejó su país.

Pero en México la suerte tampoco le ha sonreído porque la pandemia por coronavirus cerró la maquiladora en que trabajaba, y recientemente le comunicaron que su abuelo, el hombre que lo crió y le enseñó lo que sabe de la vida, murió.

Fotos Cuartoscuro

Además, ha fallado en cuatro intentos por atravesar la frontera ilegalmente.

Intentó en dos ocasiones cruzar por las frías aguas del Pacifico, donde pensó que se ahogaría, una vez por la rocosa ciudad de Tecate y otra más por Playas de Tijuana.

Esta última ha sido una de sus peores experiencias, porque aunque logró pisar suelo norteamericano, fue sorprendido por migración.

Cuenta que los agentes federales en lugar de detenerlo y expulsarlo de inmediato, como dictaba la orden para evitar aglomeraciones en las estancias migratorias por el riesgo de contagio, lo obligaron a saltar el cerco de regreso a México.

Va para afuera, me dijeron. Tienes que brincar esa barda. Yo del miedo la brinqué y me dejé caer de arriba. Siento que la espalda no la ando bien (...) Me agarré de la lámina que estaba ya podrida y de ahí me dejé caer. Un mes y una semana estuve en cama, no me podía mover ni nada

Desde entonces ha estado en un desvencijado albergue para migrantes en la colonia Playas de Tijuana, ubicado justo a un costado de la franja limítrofe, donde afirma que el hostigamiento policiaco es frecuente, sin descontar que siempre está presente amenaza la posibilidad de la deportación a su país.

La migra mexicana lo corretea a uno, lo corretean los de acá de arriba (Estados Unidos). Tiene uno que buscar cómo corrérseles para no dejarse agarrar, porque si lo agarran, ya le pegan una putiza también

Las cifras del Instituto Nacional de Migración (INM), dicen que en todo 2020 fueron presentados 1,995 extranjeros en las oficinas de Baja California por no presentar documentación sobre su estancia regular wn el estado, y de ellos 1,219 de ellos fueron centroamericanos.

Roger consiguió en este país un permiso de visitante por razones humanitarias, y eso le permite caminar libremente en las calles de esta frontera, pero no piensa quedarse en México.

En noviembre pasado cumplió 23 años de edad, y su futuro como el de sus connacionales, no es claro.

Estados Unidos no ha reactivado los trámites de asilo y él ni siquiera se ha registrado en la lista de espera, detenida desde el año pasado por la pandemia.

Roger tiene un hermano que quiere seguirlo para reunirse en Tijuana, pero él asegura que lo está desanimando porque hoy los migrantes solo tienen un camino al frente.

La mayoría de mis compañeros buscan cómo cruzarse (ilegalmente) porque ahorita no hay ninguna solución