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Lucy, la joven que libró un caso “sui géneris” de covid en Chiapas

"Sus pulmones estaban limpios pero, el cerebro se inflamó y su corazón creció de forma acelerada; únicamente conozco un caso similar en EU", señala médico

Escrito en ESTADOS el

TUXTLA GUTIÉRREZ.- Lucy Ivette Gómez Vásquez se convirtió, desde ahora, en un caso extraordinario de personas que libran la covid-19 en México porque, a ella, este virus no le tocó sus pulmones, sino que le atacó de forma abrupta todos sus vasos sanguíneos, lo que la tuvo al borde de la muerte. En pocas palabras, un evento “sui géneris”.

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Pero eso no es todo, a la joven chiapaneca de 22 años de edad se le complicó la enfermedad: en junio pasado se contagió de la misma, y cuando creía que la había librado, al igual que su familia (que también la contrajo), le pegó con más fuerza y con una combinación mortal, el zika y la tifoidea invadieron su cuerpo y, para el 17 de julio, prácticamente su vida pendía de un hilo.

Las complicaciones no se acabaron ahí: un choque séptico le empezó a dañar varios órganos de su cuerpo, entre ellos los riñones y el páncreas, a tal grado que además sufrió la pérdida de masa muscular; incluso, presentó dificultades neurológicas.



A casi tres meses de esa pesadilla, Lucy, su madre y su papá hablan en exclusiva para La Silla Rota, y cuentan como esta enfermedad, la cual ha acabado con miles de mexicanos, los dejó “en la lona” tanto física, económica como emocionalmente.

Leticia Vásquez Martínez, su mamá, advierte que a pesar de que el desgaste fue tremendo, nunca perdieron la fe de que su hija sobreviviría —fue atendida en una clínica particular de esta ciudad tuxtleca gracias a un seguro que le brinda la escuela donde estudia la carrera de Derecho—.

La primera complicación fue la parte económica, pues el seguro de gastos médicos mayores solo cubría un millón 200 mil pesos, por lo que sus hermanos, su madre y amigos tuvieron que “hacer la vaquita” para juntar los poco más de dos millones que les cobraron en la clínica. Lo importante, dice, era salvarla a como diera lugar.

Después, y lo más doloroso, fue ver a su pequeña postrada en una cama de hospital, con al menos seis perforaciones en su anatomía utilizadas para introducir catéteres o sondas especiales: una de ellas una traqueostomía (perforación a la altura de la garganta) que, sin duda, resultó efectiva para que pudiera respirar y sobreviviera a los embates de la covid-19.

Leticia recuerda que, una noche ya en casa, su hija estuvo a punto de perecer a causa de lo que se conoce como “moco asesino”, es decir un tapón mucoso formado en el orificio de la cánula (tubo) que tenía en la garganta, lo que le impedía respirar. Tras varios esfuerzos, Lucy aventó el obstáculo y se normalizó.

EL MILAGRO

El reportero de esta casa editorial espera a que la estudiante baje de su recámara, pues recibe terapias diarias (por al menos tres horas) para recuperar la movilidad de piernas y brazos, la cual perdió casi al 100% por dicho “coctel de enfermedades”.

Sin tapujos, Lucy comienza a mostrar las cicatrices de una batalla que, sin duda, ya venció: algunas, como la de hemodiálisis, y otra como la pérdida de cabello por las intensas dosis de medicamentos y otros tratamientos. Brazos, piernas y tórax son apenas el reflejo de lo que el SARS CoV-2 hizo en ella.

Cuando parecía que todo estaba perdido, Lucy advierte que lo peor ya pasó, y poco a poco, y con el respaldo de amigos, familiares y especialistas, recuperó el habla, un poco de su cabellera y la motricidad de piernas y brazos; “aunque el derecho aún está como una masa acabada de ser moldeada; se le consumieron los músculos (miositis severa)”, dice su progenitora, quien confía en que pronto todo se normalice.

Tras ser abatida por ese mal y perder casi 15 kilogramos de peso, la joven está contenta, platica fluido y no se rinde. Sabe que, prácticamente, es cuestión de tiempo para hacer lo de antes, y prueba de ello es que desde hace como dos semanas ya participa en sus clases en línea (cursa el noveno semestre de la licenciatura).

Tras rememorar que durante el proceso de recuperación también se le dislocó el brazo (al parecer al momento de que le efectuaron un estudio), comenta que ha podido retomar la lectura, la cual le encanta, pero que perdió porque su sistema neurológico se atrofió por un lapso.

“Se me olvidaban las cosas, pero ya he trabajado en ello".

La joven comenta que le preguntaban en qué mes estábamos, y no sabía, ni mi nombre, ni el de mis papás, o mi abuela; no sabía ni qué me pasó, ni dónde estaba…”, evidencia quien, inclusive, no podía ni sostener un lápiz con la mano, cuya movilidad también ha recuperado de forma paulatina con la terapia diaria e, incluso, con la escritura.

Lester Morales Esquinca, uno de los médicos que atendió a Lucy, solo saben de un caso similar en Estados Unidos

CASO SIMILAR EN EU

De acuerdo con Lester Morales Esquinca, uno de los médicos que atendió a Lucy “de sol a sol”, solo saben de un caso similar en Estados Unidos, de una mujer de raza negra que, por desgracia, perdió la vida, pues tenía casi 50 años y padecía de diabetes.

Entrevistado en su consultorio, aclara que el diagnóstico de la paciente era complicado, debido a que presentó diferentes síntomas, desde taquicardia, enrojecimiento de los ojos, fiebre alta, aumento en la frecuencia respiratoria, entre otras que, pensó, no la dejarían bien parada.

Además, presentó un proceso inflamatorio severo en órganos, pero lo que más le sorprendió es que sus pulmones no generaron ruidos o estertor, como lo conocen en la rama de la medicina, “es decir que estaban limpios, pero el problema fue en lo sistémico: el cerebro se inflamó, su corazón de igual manera creció de forma acelerada y ya tenía miocarditis dilatada y pericarditis, la inflamación de la bolsa que recubre al corazón; insuficiencia renal (…)”

La inflamación severa de los vasos sanguíneos, mejor conocida como vasculitis, es lo que les asombró, “pues todos pensamos que la covid solo ataca a los pulmones, y no es así”, reafirma.

De lo que está convencido, dice, es que Lucy la libró por su edad, pues de lo contrario hoy “no la estuviéramos contando”.

Lo mejor de todo, y luego de una reacción adecuada de diferentes especialistas (desde nefrólogos, cardiólogos, neumólogos, entre otros), la joven no quedará con secuelas, pese a que se advierte que el coronavirus daña el aspecto neurológico.

De hecho, Leticia Vásquez le agradece a Dios, a su familia y a los especialistas por la vida de su hija, “cuando, después de semanas de sufrimiento, me dijo: ‘Hola, mamita’, mi corazón se llenó de emoción, porque era como si mi hijita volviera a nacer, como una bebecita, y hoy verla casi recuperada, eso no se cambia por nada”.

EDDREHY, ENFERMO Y SIN EMPLEO

Eddrehy Gómez Pereyra, progenitor de Lucy, laboró para el gobierno del estado por casi tres décadas. Debido a su vulnerabilidad, pues padece hipertensión y diabetes desde hace 14 años y fue el primero en contagiarse de covid en junio de este año, le permitieron hacer su chamba desde casa (home office): hasta entonces, era jefe de área en la Comisión de Caminos e Infraestructura Hidráulica.

Sin embargo, Eddrehy de 55 años de edad nunca se esperó que, al intentar retornar a su trabajo, le avisaran que desde hace mes y medio lo habían despedido. Golpeado por la situación porque aún su hija estaba en estado crítico, aclara que no buscará llevar a pleito legal su caso, pero sí insistirá en que lo pensionen con base en la ley.

“Nos dio mucha tristeza, porque estamos en un proceso difícil por lo de mi hija, y luego me pasa esto. Es complicado porque además hay deudas, y mi hija tiene que seguir con sus terapias, lo que significa gastos”, advierte.

No obstante, ni él ni su esposa ni Lucy pierden la fe, y están sabedores de que si libraron al mortal virus, la vida les tiene preparadas muchas sorpresas; “lo importante es que nuestra hija está viva, y sus órganos, como los riñones y el páncreas, se recuperaron al máximo… eso nos alegra mucho”, ataja Leticia, cuyos ojos dejan escapar, de vez en cuando, algunas lágrimas.

Para el médico chiapaneco Lester Morales, la recuperación de Lucy se dio en un tiempo récord.

“Ya no tiene ningún problema, nos ha sorprendido, es un milagro”.

Tanto Eddrehy, Leticia y Lucy están convencidos de que la sociedad se tiene que cuidar, no bajar la guardia porque, coinciden, la enfermedad está a la orden del día, sobre todo porque han visto cómo la mayoría de las personas ya no utilizan cubrebocas ni mucho menos otras medidas de cuidado.

“No se descuiden, hagan ejercicio, esta enfermedad es real, y no respeta edades, seamos responsables”, remata Lucy, cuya hermana Claudia también se contagió de covid.