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Claves del crimen del ambientalista opositor al tiradero de basura en Morelos

Rodrigo Morales Vázquez fue atacado a balazos en la avenida Universidad de Cuernavaca; se oponía a la reapertura del relleno sanitario de Loma de Mejía

Escrito en ESTADOS el

CUERNAVACA.- Rodrigo Morales Vázquez, activista social opositor a la reapertura del relleno sanitario de Loma de Mejía, fue asesinado el 2 de septiembre en la capital de Morelos.

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También fotógrafo, Rodrigo fue atacado a balazos en la avenida Universidad de Cuernavaca. Su cuerpo quedó tendido en la calle Narciso Mendoza, colonia Santa María Ahuacatitlán, donde había estacionado su motocicleta.

El activista se oponía a la reapertura del basurero de Loma de Mejía, que recientemente había iniciado operaciones bajo el liderazgo de las empresas Trideza y KS, las cuales trabajan con el ayuntamiento.

Ricardo Morales Vázquez había acusado a los trabajadores de la basura del Ayuntamiento en su cuenta de Twitter. Y relacionó algunos de los asesinatos ocurridos en Cuernavaca con la recolección de los desechos y la redes que se establecen. En esta ocasión ha sido él el que ha caído víctima de una lucha por el medioambiente.

De acuerdo con medios locales, el basurero reabrió sin cumplir con la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA), lo que provocó molestia entre los pobladores de San Úrsula de Temixco, y quienes decidieron cerrarles el paso a los camiones.

Este relleno sanitario estuvo clausurado casi 12 años; en 2010 fue cerrado y en 2020 reabierto. El tiradero se abrió en enero y no cuenta con los requisitos medioambientales establecidos, lo que provocó las protestas de los vecinos que acabaron a golpes con los manifestantes

Rodrigo Morales, quien también administraba un centro de acopio de basura, en donde empleaba a jóvenes, siguió todo el proceso del basurero y en diversas ocasiones levantó la voz, junto a los pobladores para señalar presuntos actos de corrupción de las autoridades.

Los que se oponen al basurero aseguran que está contaminando el manto freático en el corredor biológico Chichihuatzin. La historia viene de años atrás, cuando en 2008 Morales y otros compañeros se opusieron a su construcción. Ya entonces hubo que lamentar la muerte de uno de los activistas. El basurero comenzó su funcionamiento un año después, pero se cerró tras unos meses porque se detectaron fuentes de contaminación. En enero se reabrió.

Tras su asesinato, integrantes de varios colectivos y representantes de diversos poblados de Cuernavaca acudieron a velarlo y ofrecer sus condolencias a la familia del activista ambiental.

Frente a su féretro realizaron un pronunciamiento, en el que exigieron que la causa de su asesinato se investigue a fondo y se castigue a los responsables. A su vez, dijeron sumarse al reclamo social que vive Morelos, sobre todo de aquellas que buscan preservar la naturaleza.

La recolección de basuras, su separación, reciclaje y desaparición es todo un negocio que se ha movido entre maniobras caciquiles en todo el país. Los desechos urbanos son una fuente inagotable de enriquecimiento por estas vías. Y el poder de los caciques es tan fuerte que algunos activistas pierden su vida.

Un informe publicado en abril de este año denunciaba la muerte de 45 activistas en México entre 2019 y 2020. La lista no deja de crecer.

 

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