La muerte es parte del ciclo de la vida. Sin importar de qué manera llegue a ocurrir la pérdida, la cercanía y el contacto físico como los abrazos, es una de las formas en que los seres humanos expresamos nuestra compañía ante el dolor.
Hoy, el coronavirus impide que no solo las familias de los fallecidos puedan recibir un abrazo. Los familiares ahora despiden a su ser querido con cubrebocas y respetando las medidas sanitarias como la sana distancia.
Esta tarde, la familia del señor José de Jesús, asesinado en la escuela Jol Gua Ber, lo despidió a la distancia. Cien metros separaban a la familia que esperaba afuera del Cementerio Jardines de León.
“No nos dejaron entrar porque es peligroso por el coronavirus. Venimos a despedirnos de mi tío”, dijo Ricardo Mojica, quien esperaba en las afueras del cementerio sobre el bulevar Delta.
La familia del fallecido tiene que esperar afuera del panteón
Solo diez personas pueden ingresar al panteón. Los parientes más cercanos del fallecido. Así es la medida implementada para frenar los casos de covid-19, por transmisión comunitaria. Tampoco se permite que personas mayores de 65 años, niños o personas con enfermedades crónico degenerativas acuda.
El sacerdote, el personal de la funeraria, así como los asistentes portan cubrebocas. Las mascarillas secaban las lágrimas de la despedida. No volverán a ver a ‘Don Chuyito’, como le decían de cariño al señor de 61 años.
Sin excepción, los asistentes deben portar cubrebocas
“Nos hubiera gustado despedirnos de él en la ceremonia, pero no se pudo. La funeraria no nos dejó”, dijo Ricardo Mojica.
A distancia, pero con amor y respeto, los sobrinos del señor Cornejo le dieron el último adiós.