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A Jorge le “cambiaron” el cadáver de tía en clínica covid de Chiapas

Jorge cumplió con el protocolo de las autoridades de Salud: su tía fue velada solo 4 horas, para luego ser inhumada en el camposanto de su lugar de origen

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TUXTLA GUTIÉRREZ (La Silla Rota).- Una llamada telefónica alertó a Jorge: el cuerpo de su tía María Mireya, madre de 5 hijos, se lo entregarían ayer viernes, pero él ya la había sepultado el jueves pasado: falleció de covid-19, tras 20 días de lucha en la clínica especializada que se acondicionó en el Polifórum Mesoamericano de esta ciudad capital de Chiapas.

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Sin embargo, la doctora que le habló desde la Ciudad de México, identificada como Diana, le prometió que corroboraría de inmediato la información: le ofreció disculpas porque según se equivocó, pues sí le entregaron el cuerpo correcto de su familiar, “pero me quedó la duda”.

De inmediato a Jorge, quien vivía con ella en el ejido Copoya, a 5 minutos de Tuxtla Gutiérrez, le saltó la pregunta: “Entonces, ¿a quién enterramos? ¿Qué cadáver me entregaron? ¿Seguirá internada?”

Jorge y otros parientes cumplieron con el protocolo establecido por las autoridades de Salud: su tía fue velada solo 4 horas, para luego ser inhumada en el camposanto de su lugar de origen.

Nos confirmaron tres veces, tengo las pruebas suficientes de que querían que viniéramos por otro cuerpo”, evidencia el joven, quien advierte que nadie les “quería dar la cara

Una doctora, un sicólogo y un militar trataron de calmarlos, debido a que estaban alterados, “nos decían que entendían, pero que sí, mi tía falleció ayer (jueves pretérito) y no hoy (ayer viernes), que fue una equivocación, pero tenemos dudas, porque todo es de palabra, y solo está el acta de defunción, pero eso no dice nada”.

Como le generó más incertidumbre este hecho, llamó por teléfono a la funeraria que se encargó de María, quien padecía diabetes; no obstante, le dijeron que no abrieron la bolsa especial donde estaba el cadáver, porque ya va sanitizada y no pueden “romper” el protocolo porque se podrían contagiar del SARS CO-V2.

Antes de que falleciera su ser amada, Jorge escuchó a un señor que le reclamaba a la trabajadora social de la misma clínica, porque también le avisaron que su familiar había fallecido, lo que tampoco fue cierto, pues seguía vivo.

“No diré lo contrario, nos trataron bien acá en la clínica, pero con este error, pues nos genera dudas, no deben de jugar con el dolor ajeno”, confiesa quien ya no volvió a ver a María Mireya desde que fue internada.

A Jorge “le come” la duda, y más porque en la clínica no le informan de manera correcta, “si es una mala información, ¡qué pena, en serio! Entiendo que tienen mucha chamba, pero que lo hagan bien”.