Las tiendas de Blockbuster en Anchorage y Fairbanks, en Alaska, Estados Unidos, pondrán fin a los alquileres de películas luego de la noche del domingo y reabrirán el martes para la venta de videos de liquidación hasta fines de agosto, señaló Kevin Daymude, gerente general de Blockbuster Alaska.
Eso significa que solo queda una reliquia de la gigantesca cadena de videoclubs en todo Estados Unidos.
"Va a ser una locura", señaló Daymude sobre la reapertura temporal. Indicó que los residentes estaban tristes cuando escucharon las noticias y muchas personas han estado compartiendo sus recuerdos de Blockbuster en las redes sociales.
Johnson & Johnson deberá pagar 4 mil 700 mdd por talco que causa cáncer
La noticia fue anunciada en el perfil de Facebook de Blockbuster Alaska.
Los cierres se producen solo dos meses después de que la presentadora de Last Week Tonight with John Oliver, de HBO, enviara un suspensor usado por Russell Crowe en la película de 2005 Cinderella Man y otros artículos a la tienda de Anchorage, que lo exhibió en un intento de mejorar el negocio.
Daymude aseguró que la promoción llevó más gente a la tienda.
"No creerías la cantidad de negocios que obtuvimos solo por esos objetos de recuerdo", mencionó. "No puedo agradecer a John Oliver o su show lo suficiente".
Pero no fue suficiente para contrarrestar un aumento de arrendamiento planificado en ambas ubicaciones de Alaska. El suspensor probablemente irá al propietario de la franquicia, Alan Payne, que vive fuera de Austin, Texas.
En su apogeo, Blockbuster tenía 15 tiendas en Alaska, indicó Daymude. Algunas tiendas en partes más remotas y menos pobladas del estado comenzaron a cerrarse a principios de la década de 2000.
En los últimos años, las tiendas Blockbuster han desaparecido en la mayoría de los Estados Unidos.
Pero su supervivencia duró más tiempo en Alaska, y algunos atribuyeron el costoso Internet como un factor para mantener a muchas personas alquilando videos en lugar de transmitir.
Queda una de pie
La única tienda Blockbuster que quedará abierta ahora será la que está en Bend, Oregon. "Qué emocionante", manifestó Sandi Harding, gerente general de la tienda en Bend. "Podría terminar siendo un poco caótico durante un par de semanas".
En cuanto al destino de esa tienda, el futuro parece alentador. "No tenemos planes de cerrar pronto", apuntó Harding, de acuerdo a la agencia de noticias AP.
La tradición de los videoclubs encontró su muerte durante la década pasada, no solo en Estados Unidos, sino que también en el resto del mundo. Con ello no solo murió un tipo de negocio, sino que también toda una comunidad alrededor del cine, además de una amplia oferta que está completamente ausente en los servicios de streamings.
Al día de hoy, Netflix sigue explotando la diversidad de su propio contenido original, dejando cada vez más de lado el catálogo de películas. Por eso se extraña cada vez más la oferta que tenían los videoclubs, no solo en relación al cine de terror, el de artes marciales o el de la acción de héroes con nombres como Arnold, Sylvester, Bruce, Jackie, Jean-Claude o Steven, sino que también en su amplia oferta de clásicos que simplemente es imposible de encontrar en los streamings cortesía de la fragmentación de los derechos y las barreras por zonas en el mundo de cada título.
Sí, está claro que los días de los videoclubs ya fueron, pero el último de los mohicanos, el último lugar de la cadena más grande del mundo, también nos sirve para recordar a todos esos videoclubs de barrio que dieron la pelea por años para maravillarnos con el séptimo arte y que, lamentablemente, ya no están ahí.