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Parrilla Urbana: El humo como bandera

Parrilla Urbana no necesita gritar. Se anuncia con ese humo. Y con eso basta.

Su chef: Luis Ferrer
Parilla Urbana.Su chef: Luis FerrerCréditos: Miguel Salamanca
Escrito en YO SOI TU el

La esquina de División del Norte y Eugenia no tiene nada de especial. Tiendas de repuestos, una farmacia, peatones apurados. Pero a media cuadra, algo flota: humo denso, tibio, cargado de grasa y leña. Parrilla Urbana no necesita gritar. Se anuncia con ese humo. Y con eso basta.

Dentro, el ritmo es otro. No hay prisa, pero sí propósito. Las mesas de madera rústica y los meseros que saben qué recomendar sin sonar como robots. Uno llega aquí con hambre, sí, pero también con la expectativa —no siempre satisfecha en esta ciudad— de que alguien se haya tomado en serio la carne.

Las carnitas de pato son eso: seriedad. No por su pretensión, sino porque están bien hechas. Crudas no son, dulzonas tampoco. Están cocidas en grasa de ribeye y cerdo, crujientes, jugosas, servidas solas —sin trampa ni montaje— y acompañadas de tortillas recién hechas que aguantan la mordida. La salsa de aguacate con habanero y cebolla encurtida no busca likes, sino equilibrio. Uno de esos bocados que no necesitan apellido de chef.

Carnitas de pato. Foto: Miguel Salamanca

El pollo anticuchero llega en forma de muslos bien cocidos, glaseados, marcados al ahumador y terminados a la plancha. No es el típico pollo sin alma que se camufla en adobos agresivos. Aquí hay capas: primero el tostado, luego el picante leve, después la jugosidad.

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Pido también el fake hummus —una crema de coliflor con pan pita casero— que no busca ser medio oriente, pero sí una entrada sin carne que funcione. Funciona a medias: textura suave, tomate cherry ahumado, pero un poco más de sal no le vendría mal. Agradezco el intento. No todo tiene que ser espectacular. A veces basta con que sea honesto.

Fake Hummus. Foto Miguel Salamanca

Me ofrecen la ensalada de brócoli con tocino crujiente y yogur griego. Suena a detox, pero sabe a parrilla. Está fresca, viva, bien armada. La burrata con pesto, por otro lado, parece salida de otro menú. No porque esté mal (es buena), sino porque no sabe a humo ni a barrio.

Ensalada de brócoli. Foto: Miguel Salamanca

Y ahí está el dilema: Parrilla Urbana oscila entre el asadero urbano y el restaurante que coquetea con lo gourmet. Entre el taco de arrachera con papas y la presentación pulida. ¿Puede jugar en ambos frentes? Sí, pero el equilibrio es frágil. Lo que lo salva es la coherencia de fondo.

Hay platos que podrían estar en cualquier lado. Pero los que destacan —los de fuego lento, de técnica callada— hacen que valga la pena. A eso hay que volver.

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En una ciudad donde muchos restaurantes se llenan de comensales pero no de ideas, encontrar un lugar que entiende el oficio de cocinar a fuego vivo, sin fuegos artificiales, es más raro de lo que debería. Parrilla Urbana no revoluciona nada, pero ejecuta bien lo que otros apenas simulan. Y eso, hoy, ya es decir bastante.

Parrilla Urbana ***
 

  • Av. División del Nte. 911, Del Valle, CDMX
  • parrilaurbana.com.mx
  • +52 55 0500 0088

Especialidad: carnes ahumadas
Imperdibles: carnitas de pato, pollo anticuchero, ensalada de brócoli
Rango de precios: $150 – $350 por plato
Ideal para: comer bien sin fuegos artificiales

Sobre el sistema de estrellas: 

*: Prescindible
**: Correcto, pero sin discurso
***: Buen nivel, con errores menores
****: Propuesta sólida y necesaria
*****: Lugar imprescindible