Las pulquerías de la Ciudad de México tienen una historia que se remonta a la época prehispánica, cuando el pulque era una bebida sagrada para los mexicas. Con la llegada de los españoles, su consumo se popularizó entre las clases bajas y, en el siglo XIX, surgieron numerosas pulquerías en la capital.
Durante el Porfiriato y principios del siglo XX, las pulquerías eran centros de convivencia popular con nombres ingeniosos y decoraciones pintorescas. Sin embargo, a mediados del siglo XX, la industria cervecera promovió campañas en su contra, reduciendo su prestigio y popularidad. Muchas cerraron, y el consumo de pulque decayó drásticamente.
A partir del siglo XXI, el pulque ha vivido un resurgimiento gracias a nuevas generaciones que buscan recuperar las tradiciones. Pulquerías históricas y modernas han revitalizado su consumo, incorporando curados innovadores y ofreciendo espacios culturales. Hoy, siguen siendo puntos clave para la identidad y convivencia en la Ciudad de México.
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¿Cuál es la historia detrás de esta emblemática pulquería de la capital mexicana?
Se trata de La Hija de los Apaches, una pulquería icónica ubicada en la Ciudad de México, que a lo largo de más de 50 años se ha encargado de vender y preparar el pulque, una tradicional bebida fermentada de origen prehispánico. La historia detrás de este establecimiento es digna de la pantalla grande.
Fue fundada a finales de la década de 1940. Poco se sabe sobre la historia de este lugar antes de la llegada de Epifanio Leyva Ortega, “El Pifas”, un reconocido boxeador originario de Santa María la Ribera, que decidió cambiar sus guantes de box por el amor que le tenía a la "bebida de los dioses".
Originalmente, La Hija de los Apaches estaba ubicada en la avenida Cuauhtémoc 36, en la colonia Roma. Con el pasar de los años, el local alcanzó una gran fama entre los capitalinos; sin embargo, tanto Epifanio como su familia fueron víctimas de una "caza de brujas", ocasionando que las puertas de este negocio permanecieran cerradas, aun con las multas ya pagadas.
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Contexto: la pulquería fundada por un boxeador mexicano
En los años 70, "El Pifas" y su familia lucharon por mantener La Hija de los Apaches, mientras sus otras pulquerías desaparecieron ("La Quinta Parranda", "La Bola", "La Capulina"). Gracias a su hija Meli, quien jugó un papel clave en su preservación, el legado sigue vivo. Hoy, sus hermanas Laura, Paty y Georgina continúan esta tradición.
La supervivencia de La Hija de los Apaches no habría sido posible sin el apoyo de sus fieles parroquianos, quienes la respaldaron en sus momentos más difíciles. En 2009, la pulquería se trasladó a su actual ubicación en Claudio Bernal, cerca de la Arena México, consolidándose como un ícono de la cultura popular.
A partir de entonces, el lugar impulsó los primeros eventos culturales en una pulquería, atrayendo a músicos, artistas y aficionados del pulque. Su fama ha crecido, convirtiéndola en un punto de encuentro para jóvenes, boxeadores legendarios, amigos de "El Pifas" y curiosos que buscan experimentar la tradición y el ambiente único del pulque.
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La Hija de los Apaches no es solo una pulquería, sino un símbolo de resistencia cultural. Representa la tradición, la convivencia y el amor por una bebida que ha sido parte fundamental de la historia de México. Su permanencia demuestra que el pulque sigue siendo una bebida vigente, llena de historia y sabor, capaz de unir a generaciones enteras en un solo brindis.