Coca-Cola, Sprite, Pepsi, 7up, Miranda, son solo algunas de las marcas de refresco que podemos encontrar en el supermercado y que con el pasar de los años se han vuelto las favoritas del público. Ya sea por su sabor, su olor, su color o incluso su textura, estas bebidas han hecho lo imposible: tener un imperio alrededor del mundo, conquistando a través de su sabor.
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México no fue la excepción; la llegada de Pepsi y Coca-Cola marcó un antes y un después en la gastronomía nacional, haciendo que poco a poco las empresas mexicanas fueran quedando a un lado, pero a su vez, motivándolas para que sigan actualizándose bajo las necesidades del mercado.
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Cooperativa Pascual Boing, Jarritos y Mundet son solo algunas de las compañías nacionales que compiten en el gusto del público, ocasionalmente haciendo colaboración con otras empresas para seguir vigentes, pero cuyo sabor es característico para miles de mexicanos que los consumen día con día; sin embargo, estos refrescos no fueron los primeros en el país.
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¿Cuál es la historia detrás de la primera refresquera en el México?
La refresquera más antigua de México es El Manantial, una empresa fundada hace más de 100 años en la ciudad de El Rosario en Sinaloa, quienes se han caracterizado por crear y distribuir la bebida Toni Col, un refresco sabor vainilla que es considerado por muchos como el refresco más antiguo en el país, mismo que se mantiene vigente y que actualmente es vendido en muchos lugares como un producto naturista.
La historia detrás de la empresa y el refresco se remonta a finales del siglo XIX, cuando en México únicamente existían dos famosas refresqueras que dominaban el mercado: La Eureka y la Azteca, que, si bien no eran compañías gigantescas, poco a poco se fueron estableciendo en el gusto de la gente, expandiéndose a otras partes del país.
De acuerdo con varios especialistas, en su momento los refrescos no se pedían por la marca ni por el sabor, sino por el color que tenía su líquido, haciendo que la Azteca (fundada por Enrique Castañeda) y la Eureka (creada por Antonio Espinosa de los Montero) compartieran el mercado, mismo que estaba en ascenso dentro de El Rosario en Sinaloa.
Sin embargo, al pasar los años, la gente siempre se inclinaba por un producto en específico: una bebida con sabor vainilla y color negro (acercándose al café) llamado Tonico (su nombre era combinación de Toni su creador y Co de compañía), posteriormente y al darse cuenta de que una medicina llevaba ese mismo nombre fue como decidieron nombrarlo a como se le conoce actualmente: Toni Col.
Los años pasaron y ambas empresas enfrentaron varias situaciones económicas y financieras, haciendo que su existencia estuviera en riesgo, por lo que los herederos y directivos tomaron una drástica decisión: unificar La Azteca y La Eureka para darle vida a El Manantial, una compañía dedicada al refresco 100% mexicano.
Tras esto, ambas familias decidieron que su producto estrella necesitaba contar con una imagen propia, provocando que se le mandara a hacer su etiqueta y envase personalizado, además de crear su emblema: un niño pequeño vestido con un traje típico de la región de Sinaloa.
Para 1966, El Manantial quedó bajo la dirección de la familia Solorza, quienes decidieron que el Toni Col fuera llevado a todos los estados de la República Mexicana, comenzando en Jalisco y posteriormente a la Ciudad de México. El resto es historia.