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Yana, la ucraniana en silla de ruedas que salva vidas

La gran sensibilidad de la chica ha hecho ayudar hasta a combatientes enemigos, porque asegura, “trabajamos para quien lo necesite”

Escrito en MUNDO el

Yana Zinkevich es una chica de 22 años y es la fundadora y máxima responsable de Hospitaliery, una organización que se dedica a curar a gente que necesita ayuda médica o de cuidados.

La chica ucraniana dejó de lado todo para acceder a la facultad de medicina de Leópolis y decidió inscribirse, junto con otros tantos, a uno de los batallones de soldados voluntarios dirigidos, en su mayor parte, por Pravy Sektor, un conocido grupo paramilitar ultranacionalista.

La joven entusiasta incluso cuenta a El Confidencial, quien la entrevistó, sobre cómo decidió integrarse.

“No entendía cómo funcionaba (la guerra). Tras los primeros combates había muchos heridos, muertos. No había medios, medicinas. Nadie los sacaba de allí ni los enterraban… Era un caos”.

Zinkevich dirigía tan sólo una pequeña unidad, pero sus aspiraciones eran más grandes, por lo que hizo todo lo posible para crear su propia estructura, lo cual logró posteriormente.

Desde 2015, los Hospitalierys forman parte del Ejército de Voluntarios de Ucrania, organismo incluido dentro de las Fuerzas Armadas, dirigido por el ultraderechista Dimitri Yarosh, exlíder del Pravy Sektor y ahora diputado del Parlamento ucraniano.

Su presencia en batallas y distintos combates posteriores, la hicieron pensar sobre la sociedad de Ucrania y cómo podía apoyarlos.

Ella misma cuenta. “Al poco tiempo la gente se empezó a involucrar más o a ofrecernos ayuda, con su coche, trayendo medicinas, utensilios sanitarios… Poco a poco nos fuimos organizando mejor, formando brigadas internas, grupos por posición. Ahora, 65 personas trabajan activamente en cuatro grandes grupos en el frente, en subgrupos de 5 o 6 personas dependiendo de la intensidad de la zona, sin olvidar a los más de 200 voluntarios reservistas”.

Pero no todo es color de rosa en la vida de Yana y es que no está desacuerdo en muchas cosas sobre el gobierno de Kiev, por lo que reiteradamente muestra su descontento.

“No recibimos ningún apoyo económico por su parte, aunque no nos molestan y eso ya es suficiente. Trabajamos gracias a las donaciones de voluntarios o de la diáspora ucraniana”, asegura.

Pero su corazón no solo beneficia a algunos, Zinkevich asegura que, en varias ocasiones, han ayudado a heridos de las milicias prorrusas separatistas, “No creamos esto para trabajar con alguien en concreto, sino para todo aquel que lo necesite, civiles, soldados, voluntarios,… No es una cuestión de bandos, entendemos que son personas y nuestro Gobierno puede intercambiarlas por rehenes. Les dábamos la ayuda necesaria, les transportábamos a un hospital y los dejábamos a cargo del SBU (Servicio de Seguridad de Ucrania)”.

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