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“Ya estamos hartas de vivir con miedo”; crónica de la marcha

Los contingentes de mujeres partieron del Ángel de la Independencia hacia el Zócalo capitalino.

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Escrito en NACIÓN el

Anahi, trabajadora sexual voluntaria y Diana, dueña de un bazar en línea, cada una desde su trinchera, alzó la voz este Día Internacional de la Mujer para exigir respeto y el cese de la violencia feminicida.

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Ambas acudieron a la marcha 8M que se realizó en la Ciudad de México y que de acuerdo a datos oficiales, participaron cerca de 4 mil personas, en su mayoría mujeres. La protesta fue convocada por madres y familiares de víctimas de feminicidio, así como organizaciones civiles y colectivos.

Pasadas las 16:00 horas, los contingentes de mujeres partieron del Ángel de la Independencia hacia el Zócalo capitalino.

En el camino gritaban consignas y exigían la erradicación de la violencia feminicida. También pedían la legalización del aborto en todo el país.

“Esta es la marcha que se hace en un 8 de marzo con mayor convocatoria que he visto. Además han pasado muchas cosas en los últimos días, semanas y meses que ocasionó que salieran muchas mujeres a la calle como la escena del trapo verde que protagonizó la senadora Lily Tellez, la penalización del aborto en Nuevo León, los intentos de secuestros de mujeres en el Metro. Hoy, hay muchas razones para marchar”, señaló Lizbeth, asistente al 8M.

Diana Salinas Vallejo de 25 años de edad salió a la calle este 8 de marzo porque es urgente la erradicación de la violencia contra las mujeres. “Ya no podemos estar tranquilas, vivimos todo el tiempo con miedo de que nos vayan a secuestrar o matar”.

Relató que tiene un bazar en línea y hace las entregas en estaciones del Metro. Apenas hace dos meses sufrió un intento de secuestro debajo de unas escaleras eléctricas.

“Estaba en la Línea Dorada, iba de regreso a casa. Les estaba llamando a mis papás, traía los audífonos, de repente se acercó un muchacho y me dijo ‘me das tu hora’, no le entendía, me quité los audífonos, le pedí que me repitiera la pregunta y entonces yo le dije qué hora era, cuando me di cuenta ya me estaban rodeando cuatro hombres”.

Una señora que iba enfrente, bajó la escalera, dejó un hueco por donde Diana se escapó. Corrió hacia el andén y había un tren que ya estaba por salir. Se fue a la parte de atrás y alcanzó entrar. Volteó ya cuando estaba dentro y el joven que le preguntó la hora la estaba buscando con la mirada.

“Aparte de los toqueteos en el Metro, las mujeres sufrimos agresiones en las calles, intentos de secuestros y feminicidios. Por donde vivo en un baldío han encontrado a muchas mujeres. Vivo en Chimalhuacán. Es horrible salir con miedo. Tengo una hermana menor que tiene que salir temprano a la escuela. Le compré un gas pimienta y un teaser (pistola de toques) y le dije si un día te llega a pasar algo, defiéndete”.

Al igual que Diana, miles de mujeres marcharon este viernes para gritar que están hartas de vivir con miedo de salir a trabajar o divertirse y ya no regresar a sus casas.

Durante el trayecto, además de gritar consignas como “No, no, no. No es un hecho aislado. Los feminicidios son crímenes de Estado”, “ni una más, ni una asesinada más” o “hay que abortar, hay que abortar a este sistema patriarcal”, algunas mujeres realizaron pintas de protesta en muros, anuncios y banquetas. También instalaron un antimonumento enfrente de Bellas Artes por los feminicidios en México.

 

Anahí pertenece a la Alianza de Trabajadoras Sexuales. Acudió a la marcha porque considera que las voces de las mujeres que se dedican al sexoservicio voluntario debe ser escuchada.

“Como trabajadoras sexuales padecemos de diferentes tipos de violencia, sobre todo el estigma de la moral conservadora acerca de nuestro trabajo que es voluntario. Somos trabajadoras sexuales autónomas, nadie nos padrotea. Nuestro trabajo sexual no es trata y también esa es una de nuestras consignas”.

Anahí relató que la violencia que viven las trabajadoras sexuales se ha invisibilizado, así como se ha intentado ocultar.

“Recientemente a una compañera la trataron de estrangular, pero al parecer el tipo está dando dinero para que no lo detengan. Hay mucha misoginia y enfermos que solo buscan desquitar sus problemas con nosotras. Es grave la situación”.