“Muerte a las putas feminazis. Si ves a una en estos baños, viólala, ella se lo buscó”, las pintas se leen en los sanitarios de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), institución que, en tres años, acumula mil 14 denuncias por acoso, abuso, hostigamiento y violación sexual, un promedio de 28 al mes.

“Métele el pene por la vagina para que aprenda a respetar”, era otro llamado a la violencia, que no es aislado, ya que del total de acusaciones que posee la Abogacía General, al menos 59 son por penetración forzada.

El pasado 25 de noviembre, en el Día Internacional para Erradicar la Violencia contra la Mujer, Dulce María, estudiante de la Facultad de Ciencias de la Universidad Autónoma de México, salió a las calles para exigir justicia al ser una víctima de violencia de género por parte de su expareja Miguel Hernández, quien también estudia en el mismo plantel. Otras 30 mujeres también lo denunciaron por acoso.

Dulce María, estudiante de la UNAM

Cuando Dulce María levantó una denuncia contra las autoridades universitarias, estas le dijeron que debido a su agresor era un pasante, era probable que no tuviera ninguna sanción.

Posteriormente, el agresor fue suspendido un año de sus derechos estudiantiles, sin embargo, podría regresar a la Facultad después. 

LA SILLA ROTA obtuvo una relación de posibles agresiones en la casa de estudios, del 29 de agosto de 2016 –cuando se implementó el Protocolo para la Atención de Casos de Violencia de Género– a agosto de 2019, en la que 917 personas han sido señaladas como agresoras. Por 211 sucesos se declararon medidas urgentes de protección.

Antes del protocolo, de enero de 2003 a agosto de 2016, existían 396 quejas, un promedio de 2.4 al mes durante esos 164 meses; no obstante, en los años recientes el promedio de probables agresiones creció 11.6 veces.

Protestas visibiliza la violencia sexual en la UNAM

Sólo en los últimos 18 meses, de enero de 2017 a agosto de 2019, cuando en posicionamientos, protestas y por redes sociales con tendencias como MeToo mujeres comenzaron a visibilizar este problema y a exigir justicia, hubo 703 denuncias, y de las entidades académicas o dependencias universitarias, las facultades fueron en las que más víctimas se encontraban, con 468, y en segundo lugar, el bachillerato, donde ingresan menores desde los 14 y 15 años al primer semestre, con 123, aunque no sólo ellos son vulnerables, ya que también acusaron agravios profesoras, administrativas y otras miembros de la comunidad universitaria o externas.

La cifra por casos de violencia podría multiplicarse 

En el oficio OAG/UNAD/756/2019, la UNAM especifica que conforme a la metodología del registro es posible que en una sola queja la víctima refiera haber sufrido más de un tipo de violencia.

Aun con ello, identifica a las alumnas como las principales víctimas, ya que 556 han denunciado algunos tipos de violencia de género por parte de compañeros, docentes, directivos, personas administrativos e incluso externos, pero que cometieron el posible agravio en las instalaciones de la universidad, en 18 meses.

Entre las alumnas, Licenciatura es el nivel de estudios con más denuncias, con 402; seguido de bachillerato, con 100, y maestría, con 14. Asimismo, de 22 no hay registro de nivel de estudios en el que se encontraban las denunciantes.

También en doctorado siete mujeres fueron posiblemente violentadas, otra en posdoctorado, ocho en especialidad y dos en iniciación universitaria.

“El doctor acosador”

En septiembre pasado, a través de una carta abierta dirigida al rector Enrique Graue Wiechers, una doctora con cátedra Conacyt hizo pública la agresión que sufrió por parte de uno de sus compañeros, superior jerárquico, y por quien fue desplazada de su centro de trabajo.

A esta persona, afirmó, se le conoce como “el doctor acosador” en todos los círculos de la investigación sobre fitoplancton, y entre la población estudiantil del Posgrado en Ciencias del Mar y Limnología, del que fue profesora durante tres años.

“Por esta fama, cuando yo era estudiante de doctorado nunca acepté salir con él, a pesar de su insistencia. No le acepté ni un café, y eso, evidentemente, tuvo consecuencias negativas para mí. Él tiene una larga lista de mujeres violentadas y acosadas, con demasiado miedo para hablar. Basta ver lo que me ha sucedido a mí por atreverme”, relató.

La académica afirmó que tres mujeres lo denunciaron ante la Unidad para la Atención y Seguimiento de Denuncias dentro de la UNAM (UNAD) por acoso sexual y hostigamiento laboral, y tres alumnas más enviaron cartas a la directora, Elva Guadalupe Escobar Briones, “en las que narran cómo fueron testigos de sus intentos de besar a la fuerza a una estudiante durante el crucero en el buque oceanográfico El Puma, en la expedición del 13 al 24 de abril de 2018; como muestra diapositivas con contenido sexual al finalizar sus clases; cómo hace comentarios inapropiados sobre el cuerpo de las y los estudiantes, y cómo abraza y ‘masajea’ a alumnas mujeres en espacios académicos como los desayunos de los miércoles en los jardines del ICML”.

26 académicas son víctimas de violencia

Desde que se implementó el Protocolo para la Atención de Casos de Violencia de Género en la UNAM, el 29 de agosto de 2016, existe un registro único integrado por información de la Dirección General de Asuntos Jurídicos, las Oficinas Jurídicas y la Unidad para la Atención de Denuncias, especificó la institución a LA SILLA ROTA.

Con base en el informe desagregado por agresión, puesto del probable responsable y grado de la denunciante que este medio que obtuvo tras un requerimiento de información, además de las alumnas, de enero de 2017 a agosto de 2019 26 académicas fueron víctimas, 82 trabajadoras administrativas, 12 trabajadoras de confianza, ocho empleadas por honorarios, seis egresadas y 13 personas externas. 

Aunque las facultades y bachilleratos concentran la mayoría de posibles agresiones, los Institutos y Centros de Investigación no son ajenos a la violencia sexual, pues 21 denunciantes estaban adscritas a ellos. Además, 49 se encontraban en alguna dependencia y 25 en escuelas nacionales, en tanto que 17, aunque eran personas externas, también afirman haber sido violentadas.

Por los 917 agresores desde la implementación del protocolo, la UNAM inició 790 procedimientos, de los cuales 124 están en trámite, en tanto que el resto ha concluido; de igual forma, justificó que los 127 restantes no procedieron porque los posibles agresores no eran integrantes de la comunidad universitaria o no fueron identificados, pese a que la violencia ocurrió en sus instalaciones.

En 67 casos, la institución consideró que no hubo elementos para sancionar, mientras que en 19 el Tribunal Universitario lo juzgó improcedente.

De 496 sanciones, sólo 17 ameritaron expulsión

En un informe general sobre casos atendidos desde que entró en vigor el protocolo, que también proporcionó a LA SILLA ROTA, la UNAM señala que aplicó 496 sanciones y que 21 fueron concluidos por un procedimiento alternativo; no obstante, en la desagregación de datos de enero de 2017 a agosto 2019, este medio detectó que sólo en 17 hechos hubo expulsión, y en tres, baja definitiva; además, en otros tres fue motivo de jubilación y en nueve de no renovación de contrato.

Asimismo, por los procedimientos, y tras ser señalados como agresores, 26 personas renunciaron; 79 fueron amonestadas; 169, suspendidas; 12 firmaron una carta compromiso; 17 recibieron un exhorto; en diez hubo desistimiento, y en una, prescripción. Sin embargo, estos no incluyen 311 denuncias del segundo semestre de 2016 y sus resolutivos.

Durante el paro de hace unas semanas en la UNAM, jóvenes pintaron las facultades e hicieron murales sobre la violencia de género; cambiaron el letrero de “Sala de profesores” por “Sala de violadores”, además de pegar en los salones fotos de quienes señalan por acosar y violar alumnas.

Tras ello, lograron el cese de contrato de once profesores y 19 administrativos con denuncias activas por violencia y que se revaloricen las alarmas que están en los baños.

“Durante los dos años que he estado ahí ha sonado cinco veces esa alarma en mi horario de 9 a 11 am. Dos veces fueron violaciones. Nade hizo nada.

“Hace unos meses, asesinaron a la hermana de una alumna. Tenía 16 años. La dejaron en un terreno baldío. La secuestraron en la UNAM. Nadie hizo nada.

“Qué bueno que estas niñas rompieron y quemaron todo. Qué bueno que tomaron la facultad. Qué bueno que se hicieron escuchar. Fue la única forma porque las personas siguen creyendo que ‘no pasa nada’”, publicó en redes sociales una profesora de facultad.

“El fuego y los rayones simbolizan ese hartazgo al saber que nadie hace algo, es impotencia con el estado que no mueve un dedo. El grafiti se quitó con agua y jabón en horas. Ellas no van a regresar”, remarcó.