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El cinturón de pobreza que rodea al rico Monterrey

En Nuevo León, 754 mil personas viven en pobreza alimentaria y 160 mil en pobreza extrema, según el Coneval

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MONTERREY, N. L.- “Ayúdeme para un taquito, no he comido nada, no tengo dinero y ya nadie me da trabajo, estoy enferma”, clama Irma Robledo, una anciana que a las puertas de un bar del municipio de Guadalupe, donde a los clientes que le regalen una moneda.

Ella camina desde su casa en la colonia El Ranchito, un humilde conglomerado de viviendas de madera, donde la falta de servicios es el común denominador. Algunos días se para a las puertas del bar y en otras ocasiones en las afueras de algún supermercado. Algunos le dan unas monedas y obtiene de 80 a 120 pesos cuando bien le va.

Don Roberto Arizpe y su mujer Minerva, a diario comen en el Comedor de los Pobres, del padre Infante, un jacalón ubicado junto a la parroquia de Santa María Goretti. La pareja de ancianos son parte de las más de 500 personas que a diario reciben alimentos en ese lugar de la colonia Industrial, prácticamente en el inicio del barrio La Coyotera, de la temida colonia Garza Nieto. “Somos solos, no tenemos a nadie y vivimos en un cuartito aquí en La Coyo, no tenemos que comer y aquí nos ayudan”, comenta Minerva.

En el mismo lugar, Henry Longares, centroamericano, de Honduras, también prueba un puchero que les ofrecen y dice que se quedó a vivir en Monterrey, de paso a la frontera, pero lo asaltaron y sin dinero ahora “hago trabajo en lo que sale, pero en la mayoría de las veces pido dinero, no hay quien me emplee seguido, pareciera que tienen temor”, explica.

Ellos echan por tierra que Monterrey es la ciudad rica, la meca del dinero, del futuro prominente para todos, para cualquiera. Forman parte de esas 160 mil personas que están en la pobreza extrema aquí.

Según el Consejo nacional de Evaluación de la Política del Desarrollo Social (Coneval), en Nuevo León existen 745 mil personas en pobreza alimentaria, de las cuales 160 mil se localizan en pobreza extrema, es decir, no tienen recursos para satisfacer sus necesidades básicas.

En contraste, en el estado se desperdician 2.1 millones de toneladas de alimentos, equivalentes a 50 millones de pesos, dice Eugenio Montiel Amoroso, quien hasta hace poco ocupó la titularidad de la Secretaría de Desarrollo Social estatal y ahora pasó a manejar el área de vivienda en la dirección de Fomerrey.

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Recordó que dejó en la dependencia acuerdos ya listos y firmados para combatir la pobreza alimentaria con tres ejes de acción en estrategia con la Universidad Autónoma de Nuevo León, la Secretaría de Desarrollo Agropecuario, el Comité de Gobernanza de Hambre Cero y el Consejo Nuevo León.

“Van con tres pilares, la reducción de pérdidas o desperdicios de alimentos, la ayuda y orientación alimentaria y la autosuficiencia alimentaria y familiar que incluyen 15 estrategias y 60 acciones, a atender en forma focalizada a las 160 mil personas  que están por debajo de la línea de bienestar mínima”, indica.

En su reporte correspondiente al primer trimestre del año, el Coneval detalla que el número de personas que no cuenta con recursos suficientes para adquirir la canasta básica en Nuevo León, aumentó en 2.5 puntos al pasar de 22.7 a 25.2% en una comparación anual. Este indicador es el más alto reportado desde el segundo trimestre de 2016.

Se define como canasta alimentaria, al conjunto de alimentos cuyo valor sirve para construir la línea de bienestar mínimo.

Ante esta situación, con el inicio del programa Hambre Cero y  de la construcción de la planta procesadora de alimentos de Cáritas de Monterrey, Nuevo León busca ser el primer estado del país en erradicar el hambre.

Las autoridades estatales, el Arzobispo Rogelio Cabrera y el presidente de Cáritas de Monterrey ABP, James Colyer, dieron el arranque a la planta que pretende rescatar 700 toneladas de alimentos por año.

La procesadora estará ubicada en las instalaciones del Banco de Alimentos de Cáritas, en el municipio de San Pedro y tendrá capacidad para evitar el desperdicio que se podría generar en diversos donativos que se reciban.

También permitirá enriquecer el valor nutritivo de las despensas entregadas a la población en pobreza de Nuevo León, gracias a la colaboración de la Universidad Autónoma de Nuevo León, el Tecnológico de Monterrey y la Universidad de Monterrey.

La procesadora será financiada con apoyo del Gobierno estatal, el Congreso del Estado y de empresas como HEB, Sigma Alimentos, Soriana, Arca Continental, Ternium, entre otras, detalló Enrique Gómez Junco, Consejero del Banco de Alimentos.

El Padre Infante, como era conocido Roberto Infante Castañeda, murió en 2009, pero funciona el comedor de los pobres fundado en 1961 y que da de comer a los más desamparados.

El comedor de los pobres, como se le conoce al lugar localizado a un costado de la iglesia y que posteriormente fue rebautizado como el "Comedor del padre Infante", atiende diariamente a las personas brindándoles una comida completa a partir de las 12:00 horas, los 365 días del año.

Apenas la semana pasada un centenar de familias que por años vivieron en un predio particular en el parque La Huasteca, en la localidad de Santa Catarina fueron desalojadas por la policía, pero unas 20 se resisten a irse, no tienen a donde y cocinan con leña para comer lo que pueden, son de escasos recursos y comen de una a dos veces al día apostadas en un área cercana donde fue su casa por tres décadas.

Para amortiguar el hambre, las mujeres cocinan en leña, el trabajo se reparte entre todos los vecinos que pernoctan en catres y tendidos, unos duermen, otros vigilan que no se acerquen animales, dice Alejandro Cosme, uno de los afectados quien afirma que no pueden salir del lugar por comida porque ya no los dejan entrar los retenes de policía.

El antropólogo Lorenzo Encinas censura los proyectos de abrir túneles para conectar Monterrey con San Pedro a través de la Loma Larga en la colonia Independencia un populoso sector, vulnerable y pobre. “Un sector tan vulnerable y marginal no debe ser más afectado por quienes quieren convertir el lugar en zona de hoteles”.

Pero mientras se aterrizan esos proyectos, Roberto, Minerva, Irma y Henry, seguirán deambulando en busca de comida como lo hacen 160 mil personas que, en el Monterrey de los ricos, de las grandes mansiones, todavía padecen hambre y habitan en endebles casuchas.