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El hombre estaba a punto de entrar en un bloque de pisos en Ribeirão Preto, estado de São Paulo (Brasil), cuando vio al can a punto de caer desde la barandilla del balcón, por lo que estuvo un rato tratando de adivinar la trayectoria de caída del animal. En cuestión de segundos, el perro cayó en sus brazos, pero Augusto acabó por los suelos.