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El viacrucis de ser atendido en hospitales públicos en NL

Miles de derechohabientes de hospitales del IMSS, ISSSTE y de Salud estatal enfrentan la falta de medicamentos, material de curación, entre otros

Escrito en ESTADOS el

Monterrey, N. L. - Antonio es un conocido comerciante de Monterrey, sintió un malestar en el corazón en abril pasado, fue al IMSS, pero no hubo oportunidad de que un especialista le revisará, la fila de pacientes era larga.

Le dieron cita para septiembre de este año, no quiso esperar e hizo un esfuerzo económico y se atendió en un hospital privado, de los más modestos y baratos.

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Al igual que Antonio, miles de derechohabientes de hospitales del IMSS, ISSSTE y de Salud estatal enfrentan la falta de medicamentos, material de curación, espacios como camas y áreas higiénicas.

“En el ISSSTE la cita con especialista te la dan después de 50 días, no hay espacios, lo mismo pasa con otras instituciones, hay suciedad, baños sucios y la atención de hasta 30, 40 y hasta 50 pacientes por parte de los médicos”, refiere un funcionario de la institución.

Defiende el trabajo de los doctores y asevera que las carencias de medicamentos, infraestructura en buen estado y de materiales no debe atribuirse a los galenos. “Son la cara de las instituciones y lo primero que hace el paciente es culpara ellos”.

En hospitales como el Metropolitano del Estado y en algunos hospitales del IMSS, no sólo es la suciedad, sino lo viejo de los equipos, el hacinamiento de vetustas camas y enfermos. Por consiguiente, faltan sabanas, jeringas, material de curación y en algunos casos hasta la comida se echa a perder por la falta de equipos de refrigeración, explica una doctora del Metropolitano.

En un gimnasio local, un instructor de pesas platica a sus alumnos que en su colonia habitan amigos que laboran como empleados de oficina y almacen del IMSS, y éstos le detallan como sustraen medicamentos que posteriormente venden al mejor postor.

El comerciante Antonio le perdió la fe al IMSS y ahora espera vender unas propiedades para hacerse una operación en Estados Unidos.

“No hay medicamentos, no tenemos ni sillas, nada, los pacientes esperan amontonados en urgencias mientras sus familiares nos mientan la madre, les damos algún calmante”, refiere un doctor quien recuerda que al menos han muerto un par de enfermos por la falta de equipo médico no de doctores.

En la delegación del ISSSTE en Nuevo León, en una oficina de Pensionissste, decenas de personas hacen fila para resolver asuntos relacionados con la pensión. “Se tardan en atendernos y luego cuando nos reciben nuestros casos ameritan atención de entre 30 y 40 minutos”, dice una mujer que camina apoyada en un bastón. A su lado, otras tres damas también tienen un bastón de ayuda para caminar.

De las oficinas adyacentes los burócratas van y vienen, salen a la calle, entran con fritangas y gaseosas, hablan en voz alta, comentan el mundial, casi gritan, ríen a carcajadas; otros están pegados a su teléfono celular. Es mediodía y algunas mujeres dejan el trabajo para acudir por sus hijos a la escuela, regresan con ellos a la oficina.

Es el común denominador para el paciente o el derechohabiente, un día en una institución de salud de Nuevo León.

mvf