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Se deterioran las condiciones laborales en Verificentros

Antes gozaban de horario fijo, bonos y prestaciones de ley; con el nuevo esquema, sus jornadas se alargaron y sus condiciones de trabajo son ahora precarias

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Escrito en METRÓPOLI el

Desde el 2 de julio, que abrieron los nuevos Centros de Verificación Vehicular, se han accidentado cinco trabajadores y a pesar que desempeñan una labor de alto riesgo, las empresas que los contrataron no les proporcionaron seguro médico. 

Además, las condiciones laborales con las que trabajan decayeron. Antes, contratados en los verificentros que operaron desde la década de 1990 a los que la Secretaría del Medio Ambiente capitalina (Sedema) les negó la renovación del permiso, contaban con todas las prestaciones de ley.

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Antes de que la Sedema otorgara las 55 concesiones, funcionaban 75 verificentros donde laboraban más de dos mil empleados, los cuales se quedaron sin trabajo. Muchos de ellos lograron colocarse en los nuevos centros. Sin embargo, los salarios redujeron y no cuentan con las prestaciones que sus antiguos jefes les ofrecían. 

César Juárez, apoderado legal y gerente del ex verificentro ubicado en calzada de Guadalupe, delegación Cuauhtémoc, señaló que los 35 empleados tenían un sueldo mensual fijo, vacaciones, seguro médico, aguinaldo, ocho horas de trabajo y tiempo de comida

Carolina trabajó durante cinco años en un verificentro ubicado en la delegación Gustavo A. Madero y percibía dos mil 500 pesos a la quincena por medio tiempo con derecho a bonos por puntualidad y tenía seguro médico. Ese centro cerró, debido a que no le renovaron la autorización. La contrataron en uno de los nuevos. 

Explicó que tres concesionarios se unieron y formaron el grupo Mexiplus, que está integrado por 14 Centros de Verificación Vehicular, Carolina labora en uno de ellos. 

Ahora gana dos mil 250 pesos con un horario de 8:00 a 20:00 horas. La semana pasada se accidentó y a pesar que sus nuevos jefes pagaron la atención médica, no tiene seguro médico y teme perder el trabajo, ya que debido al accidente tiene que tomar reposo por lo menos dos semanas. 

Relató que el día que se accidentó había un curso de capacitación para el examen de ecología. Había cerca de 100 personas. 

Estaba caminando dentro del verificentro, me dirigía al otro extremo del que estaba y como no hay señalizaciones, caí en una de las fosas donde se hacen las pruebas de físico-mecánica, caí como costal de papas y ya en el fondo no me podía mover. Me sacaron y tardó como una hora en llegar la ambulancia”.

Como no tenía seguro, la llevaron a una clínica privada. Se dañó las cervicales del cuello y columna. Le hicieron pruebas para ver si los golpes no le afectaron de manera interno. Por el momento está en tratamiento. Casi no se puede mover y está en reposo. 

Además de las pésimas condiciones laborales, el trato por parte de los jefes “es inhumano”.  Comentó que se aprovechan de la necesidad de la gente. 

Un compañero le dijo que el subdirector de los 14 verificentros, Carlos Rubio se expresó de ella de manera denigrante: “pinche vieja, estaba tragando camote, por eso se cayó”. 

Nuevos empleadores prometieron "maravillas" que no cumplieron 

Daniel Escalante trabaja en el área de verificentros desde 1998. En el último centro que laboró se desempeñaba como técnico verificador. Sin embargo, ese lugar fue de los que no alcanzó concesión. En febrero respondió a la convocatoria del grupo Mexiplus. 

Les prometieron maravillas. A él le dijeron que lo asignarían al verificentro de la calle Cuauhtémoc en la Raza, delegación Gustavo A. Madero y que ganaría como técnico 11 mil pesos al mes más un bono de 2 mil con un horario de 8:00 a 14:00 horas, además que les darían un apoyo de mil pesos para sus pasajes y comida durante las capacitaciones. 

Todo fue una vil mentira, no cumplieron en nada. Al firmar el contrato me dijeron que el sueldo sería de dos mil 400 pesos a la quincena y que no tendríamos seguro, pero como tengo familia, acepté”.

Antes del 2 julio, les informaron que debían de cubrir los dos turnos para poder tener listo al momento de la apertura. Daniel, al igual que sus compañeros, hicieron todo tipo de trabajo como barrer y sacar cascajo. 

Llegó el día de la apertura y con ello, más irregularidades. Ya en ese momento el trato era pésimo. 

 “Nos dijeron que nuestro horario ya oficial sería de 8:00 a 20:00 horas. Muchos nos quejamos, pero nos advirtieron que si no queríamos ahí estaba la puerta y que había personas que querían nuestro trabajo”. 

La semana pasada un compañero de Daniel cayó a las fosas de las líneas de las pruebas de físico-mecánica. Llegó la ambulancia y como no tenía seguro no lo aceptaron en un hospital público y lo trasladaron a un privado. Se dislocó la cadera. 

Yo lo auxilié y el jefe dijo ‘aquí no pasó nada y ustedes sigan trabajando’. Nos ven como objetos, como otro número más. El compañero después de unos días regresó a trabajar con muletas, porque sus papás están enfermos y no tenía de otra”.

Luego del accidente de su compañero, Daniel no pudo aguantar más las condiciones y renunció. 

fmma