COLUMNA

La Justicia tiene nombre y rostro: El del Pueblo

Los Ojos de Temis

Créditos: LSR Veracruz
Escrito en VERACRUZ el

Temis se quita la venda, porque imparcialidad no es lo mismo que indiferencia. Porque durante demasiado tiempo, la justicia en México ha confundido el no tomar partido con el no mirar. Y en ese silencio, dejó de ver al pueblo.

Temis se quita la venda, porque durante mucho tiempo, la justicia en México se ha vuelto una figura abstracta, lejana, inalcanzable para la mayoría.

Se ha dicho que la justicia es imparcial, que no ve a nadie.

Pero yo creo que la justicia sí debe mirar, y debe mirar de frente al pueblo.

Hoy, como candidata a jueza de distrito en Veracruz, escribo con más convicción que nunca:

la justicia tiene nombre y rostro.

Y es el del vendedor ambulante que ha sido desalojado sin explicación.

Es el de la mujer que ha buscado años una pensión compensatoria por el desequilibrio económico que le generó dedicarse solo a labores del hogar.

Es el de la niña que espera protección del Estado, y solo encuentra trámites y esperas.

Es el de cada persona que ha tocado la puerta del sistema judicial y no ha sido escuchada.

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He estado en comunidades donde la gente no sabe que tiene derechos.

He escuchado a mujeres decir que ya no denunciarán, porque “nadie les cree”.

He visto a personas migrantes criminalizadas por su pobreza y a jóvenes acusados sin pruebas por el simple hecho de su origen.

Y en todos esos casos, me ha causado indignación lo mismo: que la justicia llegue tarde, o que no llegue nunca.

Cada expediente que existe en un juzgado no es solo un número.

Es una historia. Una vida humana.

Y por eso, como abogada y como candidata, mi compromiso es que en mi tribunal no se archive la dignidad de nadie.

Ya no basta con hablar de justicia en el lenguaje frío de los códigos y en un lenguaje barroco.

La justicia tiene que hablar también en lenguas indígenas, en lengua de señas mexicana, de forma clara para las personas con discapacidad intelectual, y con empatía para adultos mayores, migrantes, infancias y personas sordas.

Tiene que ser entendible, cercana y realmente accesible para todas y todos.

Porque el derecho no es un lujo, es una necesidad básica.

Porque la justicia no se mide en sentencias firmadas, sino en vidas transformadas.

Porque no hay Estado de derecho posible si el pueblo no se siente protegido por sus jueces.

No llego a esta candidatura por ambición, llego por convicción.

Por lo que he visto, por lo que he vivido, por lo que me han enseñado quienes llevan años esperando justicia.

Estoy aquí porque sé que otro Poder Judicial es posible.

Uno que no solo administre expedientes, sino que repare daños.

Uno que no le tema a los poderosos, sino que proteja a los vulnerables.

Y si tengo el honor de ser jueza de distrito,

cada resolución será dictada con la conciencia de que detrás de cada expediente hay un ser humano.

Hoy, Temis se inclina hacia quienes siempre han tenido todo en contra.

Ya no basta con sostener una balanza, hay que equilibrarla.

Ya no basta con cubrirse los ojos, hay que mirar con compromiso.

Porque la justicia no puede seguir siendo una abstracción lejana.

Tiene que ser una respuesta concreta.

Tiene que tener nombre, tiene que tener rostro.

Y ese rostro…

es el del pueblo.

fm