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Vaneza Peláez y el narco jet set de "Lindolfo" Murillo

Él era una especie de jefe de sicarios, de ladrones que despojaban a la gente de sus bienes. Trabajaba para otros cárteles, pero ya está capturado

Escrito en MUNDO el

Él era una especie de jefe de sicarios, de ladrones que despojaban a la gente de sus bienes. Trabajaba para otros cárteles, y simplemente obligaba a sus víctimas a firmarle el traspaso de sus bienes. El escándalo cimbró al jet set de Colombia.

“Hermano, déjeme bañar y arreglar un poquito para la foto. A mí me conoce mucha gente y no puedo aparecer así”. Esa fue una de las primeras frases que Sebastián Murillo Echeverri le dijo al nutrido grupo especial de la Dirección de Investigación Criminal e Interpol (Dijín) de la policía de Colombia que llegó hasta su apartamento a detenerlo. La imagen a la que se refería era la de su captura.



Se trató de una operación coordinada con la DEA y la fiscalía que terminó en uno de los más duros golpes contra la cúpula de la llamada “La Oficina” de Envigado. Otras seis personas fueron capturadas en Medellín y Cartagena.

En el mundo criminal Murillo era conocido con los alias de ‘Lindo’ y ‘Lindolfo’. Eran las 6 de la mañana cuando los uniformados ingresaron al lujoso apartamento en el sector de El Poblado en Medellín. Al preguntarle a qué se dedicaba el hombre no supo qué decir. A su lado estaba una mujer que no quería decir su nombre a las autoridades. “Ya dígales. A usted lo único que le interesa es su carrera”, le grito Murillo.



Y es entonces que ella se identificó como Vaneza Peláez. Se trata de una reconocida presentadora de un programa de televisión. Aunque afirmó estar separada de Murillo, la mujer se encontraba en una de las habitaciones del apartamento. La pareja llevaba seis años de matrimonio y tienen dos pequeñas hijas.



“Esta organización criminal prestaba sus servicios a otras bandas delictivas para cobrar deudas superiores a los 1000 millones de pesos y obligaba a sus víctimas a firmarle el traspaso de sus bienes”, dijo el director de la Policía, el general Jorge Nieto.

"Es una investigación de dos años que deja un resultado muy importante en contra de ‘La Oficina’ (...) Utilizaban una fachada como empresarios que están dedicados al tráfico de estupefacientes, las extorsiones y el cobro de deudas", dijo el director de la Dijín, general Jorge Vargas.



En el apartamento de Murillo las autoridades encontraron un arma, así como numerosas escrituras de propiedades y recortes de prensa del padre de ‘Lindolfo’. El capturado era hijo de Rodrigo Murillo, conocido con el alias de “Jimmy”, quien alcanzó a ser el quinto en la línea de mando del Cartel de Medellín en los años ochenta. Fue detenido en Estados Unidos y tras pagar una breve condena regresó a Colombia y Pablo Escobar ordenó su asesinato.


Aunque sólo tiene 32 años Murillo estuvo vinculado al mundo de la mafia toda su vida. Entró en el radar de las autoridades antinarcóticos hace cuatro años cuando el entonces hombre fuerte de la oficina, alias “Freddy Colas”, fue extraditado y nombró a Murillo como su reemplazo.



Si bien hay un capo visible de esa organización criminal, esa estructura funciona bajo las órdenes de una especie de junta directiva que toma las decisiones criminales de manera colegiada. Murillo entró a formar parte de esa cúpula.

Las autoridades los señalan de integrar, supuestamente, la “Odín Caicedo” (Organización Delincuencial Integrada al Narcotráfico), el tentáculo de “La Oficina” en las comunas 8, 9 y 10 de Medellín.



Concretamente la investigación de las autoridades señala que Murillo ordenaba a su ejército de sicarios, realizar cobros de la mafia. La operación era eficiente y macabra. Si alguien debía dinero de drogas a una organización o un narco y se no pagaba, acudía a Murillo. Las deudas tenían que superar los mil millones de pesos.



Él enviaba a sus matones a cobrar el dinero en efectivo o, en la mayoría de casos, les quitaban las propiedades y bienes. Murillo a su vez tenía una red de testaferros para traspasarlos y posteriormente venderlos o entregarlos a cambio de una multimillonaria comisión.


El jet set criminal

Su enlace con Vaneza Peláez le abrió a Murillo las puertas del jet set, un mundo en el que pasó desapercibido. Eran frecuentes las fiestas en su lujosa finca en Santa Fe de Antioquia a donde acudían reconocidos actores.



En ese lugar Murillo, su familia y amigos, disfrutaban de la docena de caballos pony que tenía este hombre. También de las exóticas guacamayas y flamingos por los que pagó 30 millones de pesos por unidad. Allí había un cuarto completamente blindado. A otro de sus socios, también detenido, le encontraron 72 papeletas de la llamada cocaína rosada, conocida como tucibí.

Uno de los mejores amigos de Murillo es el conocido cantante Pipe Bueno, hijo del narcotraficante Dagoberto García Pérez. A su vez una de las mejores amigas de su esposa, Vanessa Peláez, es Daniela Ospina, la ex esposa de James Rodríguez. Ellas dos crearon una compañía de ropa de playa.


Las autoridades indagan si esa empresa recibió dinero proveniente de Murillo y la mafia, caso en el cual podría ser objeto de extinción de dominio.

No son pocos los famosos que no solo estuvieron en fiestas y paseos con Murillo sino que también invirtieron en sus negocios. Lo mismo ocurrió con empresarios y ganaderos paisas. Todos ellos ahora están con los pelos de punta.


Con información de Semana.com