Daniel no quería llegar a su casa, así que optó por ir a caminar a una de las calles más transitadas de la Ciudad de México: Madero, en el Centro Histórico.
Compró un helado y comenzó a “chacharear”, se encontró a una amiga de la universidad, para luego ir al banco y finalmente ir a su hogar.
Sin embargo, saliendo del banco vio a una mujer con un vestido negro y corto. Ambos caminan hacia la misma dirección, Daniel iba varios pasos a tras de ella.
Al llegar a una esquina, como el semáforo se encontró en rojo, ambos vuelven a coincidir, a lo que se sumó "un chavo con una actitud inusual”.
El sujeto se acercó a ella por detrás, con los brazos abajo, sosteniendo una mochila la cual mueve con los pies para tenerla cada vez más cerca de la mujer hasta que quedó debajo de su vestido.
Daniel comenzó a sospechar que algo pasaba, pensó que él estaba grabando debajo de la falda de la joven. Se acercó más al sujeto y se dio cuenta que tenía la mochila abierta y dentro se asomaba algo que parecía un celular.
El semáforo se puso en verde, el chavo se apartó de ella y ambos cruzan la calle. El tipo se llevó la mochila al pecho, momento en el que Daniel comprobó que en efecto tenía un celular con el que grababa por debajo del vestido de la mujer.
Daniel comenzó a pensar qué hacer: “Le patearía la mochila, lo confrontaría, le avisaría a la chica o simplemente le daría el golpe en el rostro que merece”.
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Mientras caminaba ve a dos policías cruzando la calle, por lo que va con ellos para comentarles el sucedido. Esta opción parecía ser la más viable y razonable.
Daniel le comentó a los uniformados, comienzan a seguir al presunto acosador hasta que lo alcanzan, lo detienen y lo interrogan.
El sujeto en cuestión se puso nervioso, confrontando a Daniel de forma agresiva: "Cálmese, mijo, yo no ando haciendo nada ¡qué anda de pinche chismoso!".
Daniel le responde: "¡A ver cabrón, saca el pinche celular y en chinga me borras el video, o de mi cuenta corre que no te salvas de esta!".
El intercambio de palabras provocó que se la gente se reuniera para ver lo que sucedía. La presencia de las personas, los uniformados y las acusaciones de Daniel generaron que el sujeto confesara: "Ya aguanten, dejen lo saco y lo borro".
El presunto acosador sacó su teléfono y borró el video, pero, para sorpresa de Daniel y los Policías, no era la única grabación, tenía toda una colección.
"No cabrón ya estuvo bueno, oficial mire nada más, el que juraba no tener nada resulto ser acosador serial”, dijo Daniel a los Policías tras ver al menos cinco grabaciones en su celular.
Le quitan el teléfono y encuentran más de 20 grabaciones parecidas.
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"Ya jefe, perdón, no lo vuelvo a hacer, tengo una hija", lamentó el autor de los videos.
Tres policías se suman a la escena y con ellas personas que, sin saber lo que sucedía, pedían con gritos y chiflidos que lo dejaran ir.
"Siempre es así jefe, agarramos a uno y se van contra nosotros”, refirió a Daniel uno de los oficiales.
Para que la situación no se fuera a salir del control, Daniel gritó: "¡A ver cabrón, estás viendo cuanta pinche violencia contra la mujer hay y te pones a hacer tus mamadas de grabarles debajo de la faldas!, ¡Sabes el pedo en que te vas a meter si encontramos una menor de edad en tus videos?, ¿Lo sabes?".
Tras el grito, las personas callaron y dejaron hacer su labor a los uniformados.
El relato fue compartido por Daniel a través de redes sociales. En la publicación no detalló si el acosador fue llevado ante las autoridades o si se presentó una denuncia en su contra.
El post tiene mil 124 comentarios, más de 12 mil reacciones y 9 mil 890 compartidos.
Las grabaciones o fotografías debajo de la falda de una mujer sin su consentimiento se llaman “Upskirting”, el cual es un delito sexual.
Como varios de estos crímenes, es común que aparezcan en sitios pornográficos con decenas de miles de vistas.
No es el único caso reciente, este lunes una señora compartió un video donde encara a un sujeto que presuntamente grababa por debajo de la falda de sus hijas afuera de la escuela, también en la Ciudad de México.
Nan Barrgan detalla, también en una publicación en Facebook, que una de las mamás de las jóvenes se percató que el tipo estaba grabando las piernas de su hija y que volteaba el teléfono para tomar su entrepierna.
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Al darse cuenta, la mujer le pidió el teléfono, a lo que presunto acosador rompió el celular.
De acuerdo con Barragan, fueron a la delegación a levantar la denuncia, pero les dijeron que “el tratar de grabar calzones” no era un delito.
Detalló que el tipo quedó resguardado en la delegación, pero alertó que en 48 horas volvería a estar libre.
Desde el 2015 se han denunciado 7 mil 399 delitos sexuales en la Ciudad de México, lo que significa un promedio de 194 casos al mes, seis casos al día.
En 2015 se denunciaron 2 mil 398 delitos sexuales en la capital, 2 mil 640 en 2016, 2 mil 51 el año pasado y 310 en el primer bimestre del 2018.
Esto de acuerdo con el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP).