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Transitan migrantes, amenazados y con miedo

Migrantes centroamericanos recorren México entre cárteles, militares, extorsiones y beneficencia

Escrito en HIDALGO el

Atitalaquia.- Para cruzar “al otro lado” desde Tamaulipas, cárteles como Los Zetas piden una cuota de hasta 23 mil pesos; por ello, esa ya no es una opción para Joaquín, quien prefiere terminar en Monterrey la travesía que inició en su natal Honduras hace 20 días. En ese tiempo, dice, ha aprendido a vivir amenazado y con miedo de delincuentes o autoridades mexicanas con las que se tropieza en el camino.

Antes de ingresar a Guatemala, los soldados de su país le quitaron dinero para permitirle el paso. En la siguiente demarcación, los indocumentados sufren de abusos por parte de quienes cambian las monedas, pues otorgan menos de lo que valen. Para arribar a México, menciona, pagó 15 quetzales por arrendar una lancha en el río Suchiate.

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“En Chiapas, viniendo a Palenque, a veces te corretean vatos en trocas para secuestrarte. Hace como cinco días, acá abajo, viniendo de Apizaco, también nos corretearon como cinco camionetas y nos metimos a una milpa, salimos y nos volvimos a meter en la vía”, recuerda.

Luego de descansar un rato en una casa para migrantes en Atitalaquia, el hombre narra que son perseguidos por efectivos del Ejército Mexicano con un garrote o agentes del Instituto Nacional de Migración (INM); sin embargo, coincide con sus compañeros en que los elementos más temidos son los de la Guardia Nacional, quienes los golpean, les quitan dinero y los arrestan.

Al otro día de dormir en Palenque, agarramos el tren -La Bestia-, adelante por una cementera pusieron un retén. Después otros dos y nos vimos caminando a Salto de Agua y otra vez a Coatzacoalcos en el tren. No nos podemos quedar siempre en el tren porque nos bajan, hay retenes”

LA BESTIA

Vestido de tenis azules, pantalón de mezclilla y un suéter que le fueron donados, Joaquín recuerda que por las noches, mientras se transportan sobre los vagones de La Bestia, personas vigilan para que no caigan o para evitar asaltos.

“Te acostumbras a viajar con miedo. Ya que te ponen un arma en las costillas ya no se siente el miedo porque uno ya sabe que el vato quiere quitarte el dinero. En Chontalpa, a una muchacha morena el tren la jaloneó tres metros y le quebró el hueso del lado del pecho derecho y cerca del cuello”, dice.

HUYE DE LA VIOLENCIA

En Comayagua, su ciudad de origen, con un poco de dinero –2 mil o 3 mil pesos– puedes conseguir un arma con las pandillas. Las diputas en los barrios y pueblos se arreglan a golpes, a tiros. De la nada, dijo, mataron a su padrastro.

A mis primos los hicieron malos en las pandillas, ellos empezaron a pelear, a pelear, también se agarraron con gobierno y cuando hubo un problema, las autoridades dieron la idea de que mataran a todos los que se apellidaban como nosotros"

“La policía sí ayuda, a veces, pero no se puede controlar el país. Mucha violencia, mucha matazón. La gente como que se tienen odio. Por eso mucha gente se viene para acá, porque le matan a sus hijos, a su familia”.

UN PEDAZO DE TIERRA

En Honduras, Joaquín se dedicaba a cortar café en temporadas y en otras bajaba a la ciudad para laborar en la industria de la construcción, pero a veces solo eran dos o tres días.

Joaquín pretende trabajar en Nuevo León como albañil para comprar un pedazo de tierra para sus consanguíneos, para que planten maíz, café y frijol.

Mis hermanos andan rebotando allá, por eso yo vengo para acá para apoyarles con dinero. Ellos se quedaron huérfanos completamente. Tenemos más familia, pero no nos respalda porque tienen desconfianza, tiene 13 años una niña y otro de 15"

CARAVANAS

En octubre del año pasado hubo un éxodo de migrantes que ingresaron por la zona sur del país y se quedaron en Tijuana, Baja California.

Joaquín señala que la mala imagen provocada por algunos ilegales afecta a quienes recorren el país sin malas intenciones y recuerda el caso de una connacional suya que fue entrevistada por una televisora y se quejó de que en el albergue les daban de comer frijoles.

“La verdad es que son bien buena gente los mexicanos. Cuando vino la primera caravana una mujer la regó, pero no es cierto. Los mexicanos a veces mucho hacen con darle a uno de comer para que todavía se pongan a renegar”, indicó.

­Señala que ha recibido calzado, ropa, calcetines y gorras, pero a veces pasan personas que cometen ilícitos menores, lo que ocasiona el rechazo de los habitantes a los migrantes.

“Supuestamente de Honduras ahorita va a salir una caravana de 5 mil personas y la verdad es que si los detienen es mejor para que no vengan a hacer daño aquí. Porque todos los que viajan solos son los que más sufren en el tren”, indicó.

SON DE HONDURAS LA MAYORÍA DE LOS MIGRANTES

De enero a la última semana de julio, el Instituto Nacional de Migración (INE) detectó a 806 extranjeros, de los cuales 345 son de nacionalidad hondureña, 334 provienen de Guatemala, 72 del Salvador, del 17 de Nicaragua y el mismo número de Colombia, 10 son estadunidenses, cinco venezolanos, un par de cubanos y otro más nigerianos, además de una persona de Brasil y una de Haití.

 

 

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