Main logo

La trágica historia del entrenador que llevó a los niños a la cueva

Sus padres y su hermano menor murieron cuando él tenía 10 años

Escrito en MUNDO el

Para el entrenador de futbol de 25 años que entró con 12 chicos del equipo Wild Boar a la cueva Tham Luang Nang, Ekapol Chanthawong, en Tailandia éste no es el primer drama en su vida. Sus padres y su hermano menor murieron cuando él tenía 10 años.

En 2003, una epidemia de enfermedades respiratorias asoló Tailandia, en especial el norte del país. Chanthawong fue el único sobreviviente de su familia. Fallecieron su hermano de siete años y sus padres, publicó El Clarín.

Ekapol quedó a cargo de otros familiares, entre ellos su tía Umporn Sriwichai quien lo describe en aquella época como “un chico triste y solitario”, según refiere el diario inglés Daily Mail.

Luego de dos años, su familia decidió ingresarlo a un monasterio para que se convirtiera en monje budista. Allí pasó una década, hasta 2015. Ese año, la escuela Mae Sai Prasitart, de la provincia de Chiang Rai, armó el equipo de futbol Wild Boars y Chanthawong empezó a trabajar como asistente del entrenador principal.

De acuerdo con el diario The Washington Post, el 23 de junio Chanthawong quedó a cargo del equipo porque el entrenador tenía un compromiso.

Nopparat Khanthavong, el técnico principal, le encomendó a Chanthawong llevar a los chicos a un campo de futbol ubicado en la cordillera, que se extiende a ambos lados de la frontera entre Tailandia y Myanmar y tiene numerosas cascadas y cuevas.

El diario australiano The Australian relata que el buzo holandés Ben Raymanents habló con uno de los chicos atrapados quien le confirmó que entraron a la cueva como “una especie de ritual de iniciación”.

“Es alguien que siempre dio mucho de sí mismo para ellos”, comentó el entrenador principal Khanthavong. “Transportaba a los chicos hacia y desde sus casas cuando sus padres no podían hacerlo y se responsabilizaba por ellos como si fueran su propia familia”.

Según informaron ayer, Chanthawong sufría de desnutrición debido a que priorizó a los chicos al racionar el alimento que tenían disponible en la caverna.

El sábado por la mañana, la Marina tailandesa publicó fotos de cartas que el grupo había escrito a su familia y al mundo exterior. El de Ekapol, garabateado en un trozo de papel manchado de amarillo, arrancado de un cuaderno, era breve, pero incluía una promesa y una disculpa.

AJ