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Jaqueline, de cosmetóloga a militar

Para cumplir con la cuota de 35% de personal femenino que marca el Plan Nacional de Desarrollo, Ejército y la Fuerza Aérea reclutan a jóvenes en el Metro Hidalgo

Escrito en NACIÓN el

El 8 de marzo se conmemora el Día Internacional de la Mujer y, como tal, es notable que en diversos espacios se mencione la apertura que hay hacia ella en diversa áreas.

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Es así que la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) está ofreciendo a las mujeres a integrarse a sus filas.

Para ello, a través de un stand ubicado en la estación del metro Hidalgo, tres elementos de la dependencia federal, entregan trípticos donde hacen un llamado al sector femenino.

La Silla Rota, se acercó a este stand para platicar con Alejandro Beltrán, Teniente de Artillería, sobre este llamamiento. Amable, aceptó la entrevista, no sin antes aclarar. “Respondo, y si me quedo callado, quiere decir que no puedo responder a esa pregunta”.

¿De dónde viene la idea?

Para ello, Beltrán señala que, de acuerdo con el contenido del Plan Nacional de Desarrollo del presidente Enrique Peña Nieto, 35% del personal debe estar conformado por el sector femenino, a nivel nacional.

Sin embargo, enfatiza, que dicha convocatoria -efectuada el primer trimestre del año- ya estaba abierta antes de esta administración;  aunque, “es Peña Nieto quien le ha dado mayor auge, debido a presiones nacionales e internacionales, a fin de  para darle mayor apertura a la mujer, que haya equidad de género”.



El teniente señala que las políticas del Ejército antes eran distintas. “Pese a que siempre ha habido mujeres, no se le había dado mayor auge en todas las áreas”.

Qué tipo de preparación llevan

Pero estar en la Sedena, no es cualquier cosa. No. Tiene sus detalles. Así lo explica Beltrán: “Nosotros como 8avo regimiento, preparamos a las mujeres,  física, mental y psicológicamente para soportar el trabajo que realizamos los artilleros”.

Esa capacitación, explica, dura un promedio de dos meses para prepararlas como soldados. Se requieren de otros dos más, para artillero. Eso no quiere decir que hasta ahí quede la preparación. A lo largo de toda la carrera hay preparación. Van ascendiendo y tienen que ir presentando ciertas capacidades físicas y culturales. Nunca se reprueba a nadie porque una vez que ya están adentro, es como decir que ya pasaron un filtro de calidad.

El entrenamiento se lleva a cabo en diferentes sedes, dependiendo para qué se quieran capacitar, detalla.

Eso sí, según los datos proporcionado a este medio, todas son consideradas con la misma capacidad. “Por ello, deben desarrollarse en todo. Van a la Sierra y se capacitan; luego pueden estar en oficina”.

Beltrán indica que la demanda a esta convocatoria ha sido bastante, pero "con sus reservas". “Las chicas están inseguras de estar tomando la mejor decisión porque finalmente esto es una forma de vida”.

Requisitos complejos

Desafortunadamente, ser soldado, no es una tarea fácil y requiere sus sacrificios. En ese sentido, dentro de los requisitos es innegable ser soltera y no tener hijos. A ello, el teniente responde:  

“La mujer, sobre todo, por su naturaleza tiende a estar más con la familia. Y  nosotros, por nuestra actividad operativa, salimos tres o cuatro meses  de gira. Entonces, si tienen descendencia no pueden dejar a sus hijos tanto  tiempo. La empresa se protege y ellas también se protegen. Y en el caso de ser soltera, es lo mismo. El rol social de la mujer tiende a estar en el hogar. Si tienen esposo, ni modo, son soldados”.

Por ello, enfatiza, es la preparación civil a la militar; ahí es donde se dan cuenta si eso es para ellas o no. Y si no, bueno en ese periodo lo deciden, pueden decir, ´no muchas gracias´, y las puertas están muy abiertas”.

¿Y de qué trata el beneficio “Haber y sobre haber mensual” incluido en el tríptico que ofrecen?, se le cuestiona.

“No es otra cosa que el sueldo que da la federación. Es decir, cada estado tiene un sobre haber. Lo explico: mi sueldo base es, por ejemplo de  tres mil pesos en la Ciudad de México, pero si voy a trabajar a un lugar donde la vida es más cara, no puedo ganar los mismo. Es como un ajuste”

¿Qué ha representado para el sector masculino esta inclusión?

En este sentido señala el teniente que, “fíjese que a nosotros como hombres nos ha dado muchos beneficios esto. Ellas tienen beneficios, nosotros también. Todo está equitativo, hasta nóminas".

De la convivencia

En la Sedena, hombres y mujeres duermen en el mismo dormitorio, y comparten el mismo baño. “Nos adaptamos para que ellas entren a un mismo horario. En el baño igual, ellas van por pareja y si algún hombre llega, ya sabemos que hay una mujer. En el caso del hombre es diferente, simplemente tocas”.

Esta situación se da, justifica, porque no tenemos la infraestructura para baños para mujeres y hombres y lo mismo  sucede en el dormitorio. Todos dormimos ahí hombres y mujeres. No hay diferencia, mismas, colchas, camas y todo igual.

“La mujer se ha adaptado. El más penoso en el hombre. Por ambas partes nos hemos adaptado muy bien. No por eso se le pierde  el respeto; ellas son unas damas y nosotros unos caballeros”, concluye.

Aunque del sueldo no pudimos obtener información, nos dimos a la tarea de investigar los sueldos según el rango en la Sedena. Aquí una tabla:


Jaqueline, de cosmetologa a militar


Una de las jóvenes mujeres que decidió cambiar su vida “normal” a una nada tradicional, es Jaqueline Montiel.

Ella es una soldado que mide 1.68 de estatura; lleva un año y medio en la Sedena. Tiene 20 años recién cumplidos y su alegría y optimismo salen a la luz en cada una de sus palabras que iluminan su rostro de piel canela.

Entre sus sueños está terminar una profesión. Tiene, además, gusto por el mole poblano y admira en exceso a su mamá, doña Patricia Sánchez.



Cómo es el panorama ahora que forma parte de la Sedena

“Sí ha sido una experiencia muy agradable estar aquí: La verdad ahorita ya cumplí mi primera meta. Ahora voy a estudiar dentro del mismo Ejército existen escuelas para que tú puedas seguir estudiando una carrera y quiero estudiar en la Escuela de Transmisiones para salir como licenciada en Comunicación”.

Afable y en todo momento sonriente, Jaqueline dice que antes de decidirse por entrar a la Sedena, su vida transcurría como cosmetologa en el spa de la Clínica de Slim Center.

“Me iba bien, pero siempre tuve la espinita de ingresar aquí y pues aquí estoy. Tuve esa inquietud porque me llamó la atención la labor social, ¿Qué si me intimidó entrar? Sí, al darme cuenta de situaciones  fuera de nuestro alcance como manejar un arma. Sin embargo, las pláticas que nos dan son motivacionales”.

De cómo lo tomó su familia, ella dice que tuvo todo el apoyo de sus padres. “Me dijeron que si era mi decisión, que adelante. Mis hermanas Carla Itzel y Reyna, me recodaron: ‘piénsalo, no es nada más temporal´”.

Y aquí estoy, añade, ya con un contrato firmado por tres años. No obstante aclara que, de querer dimitir, podría hacerlo en cualquier momento.

Del hecho de no poder casarse ni ser mamá en el tiempo que esté dentro de la dependencia dice no tener problema alguno. “Yo lo comentaba con el oficial y decía que al final de cuenta, algunas mujeres trabajan aquí por sus hijos. Pero hay que entender que con los operativos es difícil para ellas. Algunas terminan diciendo: ‘yo no nací para esto´. Yo, por ejemplo, sí deseo una familia. Por eso quiero ir a la escuela y ya terminando, buscaré algo mejor”.



Del ambiente laboral

Jaqueline asegura que al principio el ambiente se tornó un tanto complicado.

“Era difícil porque era nuevo para “ellos” y para nosotras también. Pero al final de cuentas nos adaptamos a la convivencia y ahorita terminamos laborando igual”.

Otro de los sacrificios a los que deben someterse, son las salidas por operativos. “Esas salidas  van de tres o cuatro meses. Durante ese periodo, no ves a su familia. Ya llegando, nos dan un lapso de 15 días para verlos. Es importante el empoderamiento de la mujer hoy en día. Nosotras podemos hacerlo todo, tenemos con qué", finaliza.


Daniela Galicia, una chica que no tiene oportunidad


Durante la entrevista, Daniela Galicia, de 22 años, se acerca a preguntar más detalles sobre la convocatoria. Lamentablemente, no cumple el requisito de la estatura.  

“Me detuve porque me llama la atención involucrarme en esta actividad, pero no puedo entrar porque mido 1.58”.

¿No te da miedo o temor alguno?, se le pregunta.

“No, para nada. Creo que tanto hombres como mujeres, tenemos la misma fuerza. Además, quisiera entrar por la falta de empleo. Ahorita sí trabajo como cajera, pero me gustaría entrar a aquí. Y de mi familia, pues ellos me apoyarías, desgraciadamente no se puede”.


LPG