Era verano de 2002, Ignacio Martínez Pacheco, con tan sólo 15 años, comenzó su sueño de ser sacerdote, por lo que ingresó al seminario de la Diócesis de Piedras Negras, en Coahuila.
Sin embargo, su sueño se convirtió en una pesadilla cuando conoció a Juan Manuel Riojas Martínez, mejor conocido como el “Padre Meño”, quien era el director del seminario.
Una noche, el sacerdote sacó a Ignacio de su dormitorio en el seminario, lo llevó a caminar y comenzó a hablarle se sexo.
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Luego, relata Martínez Pacheco, fueron a un arroyo, donde el “Padre Meño” jugueteó con las manos del menor para luego ponerlas sobre su pene erecto.
El sacerdote obligó al joven de entonces 15 años de tener sexo oral eyaculando en su boca.
Al “Padre Meño” no le bastó con abusar sexualmente de Ignacio, sino que lo hizo una segunda ocasión.
Esa vez, el joven seminarista buscaba al padre, así que fue a su cuarto donde lo recibió únicamente con una bata de baño puesta.
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Cuando Ignacio entró a su cuarto, el sacerdote se quitó la bata quedando desnudo, para luego obligarlo a tener sexo.
Así, los sueños de Ignacio Martínez Pacheco de ser sacerdote se esfumaron, testimonio que relató en enero de 2018 en una entrevista con EFE.
Él no fue el único, once años después, Javier Calzada Tamez, ingresó al mismo seminario con la idea de convertirse en cura.
Era 2013 y Javier también tenía 15 años, cuando el “Padre Meño” lo violó.
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La víctima dijo conocer desde antes al sacerdote porque era el rector del seminario y parrocó de la localidad, eso le daba doble autoridad.
En 2017, tres años después del abuso sexual, Javier decidió denunciar penalmente al “Padre Meño”.
A Javier se sumó Ignacio a las acusaciones contra el sacerdote, mientras que acusaron al obispo Alonso Garza Treviño de encubrimiento.
Tras las denuncias, el “Padre Meño” se entregó a las autoridades y la noche de este jueves fue declarado culpable por el delito de violación.
El próximo miércoles 3 de octubre se declarará sentencia contra Juan Manuel Riojas Martínez.
rgg