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San Luca, el pueblo italiano que nadie quiere gobernar

El Ayuntamiento de San Luca se disolvió en 2013 debido a la infiltración de la mafia, algo que ocurre con regularidad en Italia

Escrito en MUNDO el

San Luca, una isla italiana alejada de las leyes y ajenas a las noticias en Italia, se encuentra fuera de la democracia, pues es dibujada con las reglas de ''Ndrangheta, la mafia con más poder en toda Europa.

Desde la isla de casi cuatro mil habitantes, los Pelle-Vottari y los Nirta-Strangio lideran una organización criminal que por décadas maneja escondida en búnkeres al crimen organizado.

Sin embargo, los desacuerdos internos también han desatado rencillas sangrientas como la matanza de Disburgo, en Alemania en 2007, en donde se destapó el poder de la mafia italiana calabresa.

La presencia del crimen en el pueblo ha derivado en la desmotivación para ser alcalde.

En los años ochenta, los montes del lugar ocultaron a 147 hombres y mujeres que la mafia secuestró para refundar el negocio de tráfico de cocaína.

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Este domingo se celebró la segunda vuelta electoral de 761 Ayuntamientos de Italia y, por tercera vez consecutiva, nadie quiso contender para el puesto en San Luca.

Su último alcalde, Sebastiano Giorgi, llegó en 2008 como un estandarte contra la mafia y tras cinco años fue condenado a seis años de prisión por favorecer los intereses de la ''Ndrangheta.

Ya para el 2013, el Ayuntamiento de San Luca se disolvió debido a la infiltración de la mafia, algo que ocurre con regularidad en Italia.

Salvatore Gullì, un siciliano experto en la materia, gestiona la isla desde 2015 y desde entonces todo parece estar más ordenado, sin embargo, indica que son los “sustitutos” de la democracia en la ese pueblo isleño, pues no se ha votado desde 2008.

A esto se suma que el pueblo no tiene dinero y nadie quiere visitar el lugar debido a su fama. Además los antecedentes criminales de muchos hacen imposible conseguir trabajo

Gullí, por su parte, ha colocado un interfono en la puerta del Ayuntamiento y obligó a todos los que entraban y salían dejar sus documentos antes de hablar con cualquier funcionario y es que antes los capos familiares iban y venían por el Ayuntamiento.

Pese a la gran labor de Gullí, la presidenta de la comisión parlamentaria antimafia, Rosy Bindi, ha llamado a realizar una labor de reconstrucción social como se ha hecho en otros Ayuntamientos en donde la mafia se ha infiltrado.

Con información de El País

Cbl