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Asesinatos, violaciones y exceso; la sanguinaria familia de Sadam Hussein

A 15 años de la muerte de los sanguinarios hijos de Saddam Hussein, esta es la historia de la sanguinaria familia

Escrito en MUNDO el

Fue muchas décadas la familia más prominente de Irak, su historia no ha sido precisamente feliz. La familia de Sadam Husein gozó de enormes privilegios, pero los excesos, la violencia y las conjuras palaciegas terminaron por diezmarla.

Con Sadam capturado tras el chivatazo de alguien cercano a su familia, con sus parientes vivos dispersos; los dos hijos varones y uno de los nietos muertos a manos de las tropas estadounidenses y los dos maridos de las hijas mayores acusados de traición y asesinados por el régimen, nada queda del núcleo familiar que rigió el destino de millones de iraquíes.

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Este es un recuento de una de las familias más sanguinarias de la historia, a 15 años del asesinato de los hijos de Sadam Hussein.

Usay, el "as de corazones"

De los cinco hijos que Sadam tuvo con Sajida, su prima y primera esposa, Uday era considerado el favorito. El primogénito siempre tuvo luz verde para sus excesos y excentricidades, como su gusto por los coches de lujo, de los que poseía una colección de un centenar.

Era el "as de corazones" en el mazo de naipes con el que identificaban a los más buscados por Estados Unidos al comienzo de la Invasión de Irak en marzo de 2003.

Especialmente Uday era famoso por su temperamento violento, sus tortura indiscriminada a los atletas iraquíes, sus borracheras y sus abusos sexuales a mujeres que simplemente veía en la calle y le gustaban.

También era famosa su fortuna acumulada gracias al control de los medios de comunicaciones iraquíes y otros negocios del gobierno de su padre.

Era tan temido y odiado que en 1996 intentaron asesinarlo. Recibió al menos siete disparos en el cuerpo por parte de atacantes no identificados mientras conducía por Al Mansour, y a raíz de sus heridas quedó impotente.

En diciembre de 1996, la traición de uno de sus colaboradores permitió la realización de un grave atentado contra su persona que no le costó la vida, pero le dejó con una parálisis parcial.

Pero apenas fue dado de alta protagonizó uno de los hechos más famosos de su locura violenta, como recuerda el periodista Anton Antonowicz, quien lo conoció durante una entrevista a su padre en 1982, en el periódico The Sun.

Uday quería celebrar haber sobrevivido al ataque y asistió al prestigioso club hípico Jadriyah. Allí quedó fascinado por una niña de 14 años, por lo que ordenó a sus guardaespaldas que la raptaran y llevaran a su casa.

La violaron por tres días y luego la dejaron en su casa junto a una bolsa de dinero.

Pero su padre, un ex gobernador, se quejó ante Saddam y habló en público de lo que Uday había hecho.

En consecuencia, el entonces heredero del régimen se presentó ante el hombre, le exigió que entregara una vez más a su hija y que esta vez incluyera también a su hermana de 12 años, o los mataría a todos. El ex gobernador aceptó.

Uday era conocido por su gusto por los cigarros (AFP)

Desde entonces quedó desplazado de la línea de sucesión por su hermano Qusay, no menos sanguinario pero sí más discreto.

Destierro de Usay

Uday Hussein

La violencia incontenible de Uday, útil para el castigo de los considerados traidores, se volvió en contra de los intereses de Sadam cuando en 1988 asesinó a uno de sus colaboradores más directos porque sospechaba que era el "enlace" entre su padre y una amante. No soportó la traición familiar y lo mató a golpes. La acción de Uday, que entonces vivía con su madre y su hermana menor, Hala, provocó que su padre lo "castigara" con cerca de un año de "exilio" en la fría Suiza y no impidió, en definitiva, que Sadam contrajera enlace con su amante, Samira. Sin embargo, Sajida siempre fue considerada como su esposa oficial.

Qusay, el discreto 

Qusay, su hermano menor de 36 años, era el comandante de la Guardia Republicana y director de la brutal inteligencia iraquí durante el dominio de Saddam. Frío, calculador y despiadado, se había convertido en el heredero del régimen y era el "as de tréboles".

Su brutalidad no requería de grandes actos. Era él quien dirigía el aparato represivo de Saddam, los servicios de inteligencia y la policía secreta.

En 1991 lideró las matanzas contra lo chiitas levantados en Saddam City y persiguió y torturó a los opositores al régimen hasta el derrocamiento de su padre, muchas veces involucrándose personalmente en el proceso.

Homicidio de los esposos de las hijas de Sadam

La violencia dentro de la familia de Sadam Husein volvió a emerger en febrero de 1996, en uno de los capítulos más negros de su historia. Entonces la familia se encontraba completamente dividida. Desde mediados de 1995, las dos hijas mayores de Sadam, Rana y Ragad, y sus hijos vivían en el exilio en Jordania junto con sus maridos, los también hermanos Husein y Sadam Kamal, importantes jerarcas del régimen que habían caído en desgracia por las pugnas internas.

Las rivalidades entre Husein Kamal, responsable de la industria militar iraquí, incluyendo los programas nucleares y de armas químicas, y Uday habían provocado numerosos enfrentamientos entre ambos, incluyendo los puños.

Considerados unos traidores al régimen y, quizás más grave, responsables de la separación de la familia, los hermanos Kamal inspiraron en Sadam y sus hijos varones una salvaje venganza. Primero les hicieron creer que contaban con el perdón y que podían regresar. Pero la amabilidad del dictador se esfumó en la misma frontera, donde les esperaba Uday, que los separó de sus esposas e hijos nada más poner un pie en Irak.

El paso siguiente fue que Rana y Ragad afirmaran ante la televisión que habían sido llevadas a Jordania por "engaño" y que querían el divorcio, un trámite burocrático que se resolvió en tiempo récord. En ese momento la vida de los ahora ex yernos de Sadam tuvo los minutos contados.

Alí el Químico, tío por vía paterna de los hermanos Kamal, lideró una operación en la que participó el propio Uday y que debía ser un castigo ejemplar: Husein y Sadam fueron asesinados, así como su padre, el resto de sus hermanos y los hijos de éstos. Sólo uno de los hermanos, que con sabiduría e intuición desconfió de las promesas de Sadam, escapó al exterminio de cerca de 40 miembros de la familia.

A los pocos días de la matanza, el régimen saldó la historia con la publicación de una nueva foto de familia con el título: "Todos unidos de nuevo. Son felices". En realidad se trataba de una imagen de 1990 de la que se había borrado a los dos yernos descarriados.

El golpe final para la familia

Husein llegó con la invasión de Irak que acabó con el régimen en abril de 2003. Una nueva traición, esta vez definitiva, acabó con las vidas de sus hijos Uday y Qusay. Tras permanecer escondidos tres semanas en una villa de la ciudad norteña de Mosul, las tropas estadounidenses dieron el 22 de julio con los dos hermanos. Quince millones de dólares de recompensa por la cabeza de cada uno fueron dinero suficiente para la delación: 600 soldados apoyados por helicópteros acribillaron y bombardearon la residencia y con ella los cuerpos de Uday y Qusay, y también el de Mustafá, primogénito de Qusay, que se encontraba junto a su padre.

La familia de Sadam había permanecido durante décadas inmersa en el mundo del misterio, la intriga y el cotilleo para el resto de los millones de iraquíes. Por eso, cuando cayó el régimen en abril, una de las primeras cosas que hizo la población fue volcarse masivamente a la adquisición de decenas de fotos y vídeos privados de la familia Husein, surgidos de entre los escombros de los palacios saqueados. En ellos aparecieron escenas siempre vedadas para la mayoría, de cumpleaños, fiestas y reuniones: como en un auténtico desfile de fantasmas, emergieron las imágenes de Uday conversando con su cuñado Husein Kamel, de Sadam besando a su nieto Mustafá. Cuadros del fin de una época, del fin de régimen.


Con información de El País