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Planta termovalorizadora: muchos riesgos y escasos beneficios

La empresa venderá energía eléctrica 40% más cara al Sistema de Transporte Colectivo Metro

Escrito en METRÓPOLI el

La planta termovalorizadora que proyecta el gobierno capitalino para aprovechar 4 mil 500 millones de toneladas diarias de basura y convertirlas en energía, no resolverá el problema del reciclaje o eliminación de la basura, y la electricidad que se obtenga sólo será un negocio para la empresa operadora y no para la ciudad.

Así lo plantean expertos en manejo de residuos urbanos y en asuntos ambientales, consultados por La Silla Rota. 

Por la electricidad que esa planta le venderá al Metro, éste acabará pagando un sobreprecio del 40 por ciento, de acuerdo con un cálculo realizado por consultores.

El gobierno capitalino firmó un contrato para la prestación de servicios a largo plazo para el diseño, construcción, puesta en marcha, operación y mantenimiento de poder calorífico de los residuos sólidos urbanos de la ciudad de México. Fue firmado con las empresas Proactiva Medio Ambiente S.A de C.V., que está asociada a la empresa francesa Veolia, con experiencia internacional, y Termoenergía CDMX Holding, S.A.deC.V.

El gobierno ha dicho que la planta costará alrededor de 12 mil millones de pesos y su construcción durará 18 meses. Desde noviembre de 2017 se publicó en la Gaceta Oficial de la ciudad de México el decreto para su financiación.

Ha corrido la versión de que Proactiva Medio Ambiente tendrá el 10 por ciento de las acciones y Termoenergía, empresa constituida apenas el año pasado, el 90 por ciento restante. 

Para el experto Jorge Sánchez, la planta Termovalorizadora es una cortina de humo para postergar soluciones al problema de la basura, ya que aunque se incineren ahí 4 mil 500 toneladas quedarán 8 mil 500 toneladas más que seguirían siendo enviadas a otros vertederos. 

“Pareciera que con la planta se va a resolver todo, no es así”. 

  Es otro de los malos negocios que ha emprendido el Gobierno de la Ciudad pues en la actualidad se gastan 2 mil millones de pesos anuales por disponer de las 13 mil toneladas de basura que se generan cada día en la Ciudad de México. 

En la planta sólo se tratarán  4 mil 500 toneladas de basura inorgánica que puedan generar calor. Es decir, habrá que erogar recursos adicionales para disponer de las otras 8 mil 500 toneladas. O sea, no resulta negocio.

Esta planta Termovalorizadora tratará la basura mediante sistemas de incineración que producirán energía eléctrica. Esa energía se le venderá al Metro por la cual éste pagará  2 mil 685 millones de pesos anuales, de acuerdo con el contrato que signaron  las autoridades. 

De acuerdo con el plan, se prevé que se le entregarán al Metro 965 mil megawatts anuales. Ello  se traduce en una tarifa de 2.78 pesos por kilowatt (tarifa que se actualizará de acuerdo con la inflación). 

Pero resulta que en la actualidad el Metro le compra la electricidad a la Comisión Federal de Electricidad con tarifas contratadas en media y alta tensión que a la fecha se encuentran por debajo de los 2 pesos por kilowatt, según se indica en la página web de la CFE. La conclusión es que la ciudad acabará pagando un sobrecosto de 40 por ciento de lo que hoy paga. 

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No hay condiciones para que la planta trabaje

También hay inconveniencias para la operación del proyecto. 

Jorge Sánchez consideró que debe trabajarse más en la separación de los residuos por parte de la población y promover el reciclaje, ya que sólo se recupera el 11 por ciento de material reciclable. 

“En México la población aun no la depura adecuadamente y solo tres delegaciones lo hacen como debe de ser”, señala Jorge Sánchez. Y la planta debe operar con material inorgánico que produzca calor, lo cual plantea un esfuerzo importante de separación de los residuos.

La planta requerirá mucha agua pura y el líquido escasea

Otro aspecto que preocupa es que la planta requiere de agua con ciertas condiciones de pureza. Dicha situación representa un reto ya que la planta, al ubicarse en el Bordo Poniente, no cuenta con la existencia del recurso para mantener la operación continua de la planta, lo que obliga a traerla de otras fuentes, en una ciudad que padece por la falta del líquido.

“No debemos olvidar que en una urbe como la Ciudad de México existe una gran parte de la población que tiene problemas de abastecimiento del vital líquido por el que tendrán que competir”, señala un estudio realizado por un despacho de consultores ambientales.

Además, debe mejorarse la recolección que hacen los camiones de basura, arreglar las 13 estaciones de transferencia en las delegaciones,  la última de las cuales fue instalada en 1993 y entonces  fue reconocida por su modernidad, pero después ya no fue actualizada, indicó Jorge Sánchez;  dijo que en caso de modernizarlas entonces se pueden convertir en centros de reciclaje.

El experto recordó que no es la primera incineradora pues antes existió una en Aragón pero ya no se usa, y hubo proyectos como el que hace composta en el Bordo Poniente, donde lo obtenido se desperdicia. Ello lo hace ser escéptico.

Con él coincide el estudio citado que señala que la operación no está garantizada pues se planea que la planta sea la más grande a nivel mundial, con una capacidad 4 veces a las mayores de otras partes y al estar ubicada en un solo sitio, implica una logística complicada mover cientos de camiones repletos de basura.

Indica que el sitio donde se instale la planta debe cumplir con criterios de accesibilidad de los camiones que moverán las 4 mil 500 toneladas diarias, lo cual implicará el ingreso de un camión de transferencia cada 7 minutos.

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                        

La altura de la CDMX platea alto riesgo ambiental

Además, iniciar una planta con esas dimensiones y en condiciones geográficas menos eficientes, debido a la altura de la Ciudad de México, significa un desafío de operación y un alto riesgo ambiental. 

En opinión de expertos, la termovalorización no es más que una incineración disfrazada pues de cualquier modo es un proceso de combustión controlado. Los residuos se queman de todos modos.

Se ha señalado que esta tecnología se usa en países europeos y que es muy segura pero a decir de investigadores en la materia en algunos lugares se encuentra prohibida y en otros opera con controles estrictos; en un país como México no puede funcionar por la corrupción.

Un aspecto preocupante, subraya el estudio,  es cómo se abatirán las emisiones contaminantes de la planta, ya que aunque trabajará en un espacio cerrado, sí habrá emisiones generadas de la misma termovalorización.

Tampoco ha quedado claro qué se hará con la basura quemada, si se reusará, en qué será, o si se guardará, en qué espacio se almacenará. Sobre ambas cuestiones el gobierno no ha informado cuáles medidas tomará, dijo Sánchez.

El estudio plantea que se requerirá de un lugar para disponer las partículas residuales sólidas y escorias del proceso, las cuales se calculan en 800 toneladas diariamente. “Esta situación representa un serio problema para la viabilidad del proyecto toda vez que en la CDMX no existen condiciones adecuadas para disponer de tal magnitud de residuos”.

En caso de que se incinere basura que no es calorífica, se corre el riesgo de no alcanzar la energía eléctrica proyectada y quemar material peligroso, como pilas, o húmedo en época de lluvias, lo que puede deteriorar el funcionamiento de la planta.

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