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¿Reducir las Cámaras Federales?

Se quiere lograr una reducción en los tamaños de las cámaras del Congreso por suponer que ello es mejor en términos económicos u operativos. | Ricardo de la Peña

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Escrito en OPINIÓN el

Recientemente Morena, a través del Senador Martí Batres, ha presentado lo que es una de muchas propuestas para reformar la composición de las cámaras del Congreso de la Unión. Las propuestas de este legislador van en el sentido de reducir el número de legisladores, mediante la supresión de asientos otorgados por el principio de representación proporcional, sumándose así a la ola que supone que disminuir asientos provocaría una elevada disminución del costo de los órganos legislativos —asunto cuyo impacto económico real estaría por verse— y que recupera esa visión equívoca, pero popular, de que la representación proporcional a través de listas por partido es una forma inferior de representación de la ciudadanía.

Los trucos en la reducción

Detrás de la propuesta de reforma a la composición de la Cámara de Diputados presentada por Martí Batres hay truco. Al quitarse límites a la sobrerrepresentación por partido en la diputación y establecer un método de asignación proporcional totalmente separado de los triunfos por mayoría relativa y no limitado por regla alguna, se otorga una mayor tajada al partido mayor o a la coalición que encabece en el total de diputaciones. Para 2018 ello hubiera significado que la coalición PT-Morena-PES, con apenas 46 por ciento de los votos para partidos, lograra (sin contar los artilugios posteriores para ampliar su representación) en vez del 62 por ciento de diputaciones obtenidas, 66.5% de asientos, alcanzando con ello prácticamente la mayoría calificada.

Igualmente, en la propuesta de reforma al Senado de la República, al restarse los asientos por representación proporcional, se elevaría la participación del partido mayor. Así, para 2018 las reglas propuestas hubieran significado que la coalición PT-Morena-PES lograra en vez del 54 por ciento de senadurías que fueron las que obtuvo, más de 57% de posiciones, aumentando así la desproporción entre votos y curules en este órgano.

Opciones para una reducción

Y es claro que una reducción de curules en el legislativo no necesariamente conllevaría una mayor desproporción entre votos y asientos. Bastaría que los principios de asignación de los puestos cumplieran ciertas condiciones para que se lograra una mayor equidad entre votación y lugares con una disminución neta de asientos. Algunas opciones serían asignar por cociente y resto, mayor u otra fórmula semejante tres senadurías por entidad mediante el principio de representación proporcional y, también conforme a este principio de reparto, se distribuyeran tantas diputaciones como correspondiese a cada entidad conforme un reparto de asientos acorde con el número de electores registrados en cada unidad territorial (tal vez manteniendo algún mínimo por entidad). Si se quiere lograr una reducción en los tamaños de los órganos por suponer que ello es mejor en términos económicos u operativos, hay formas de hacerlo más equitativas. Esto supone tener una voluntad democrática y ganas de lograr una reforma aceptable para todas las partes.